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Domingo, 15 de julio de 2007

La calle entra a la galería

 Por Natali Schejtman

El Street Art, que hace bandera de cierta clandestinidad e independencia, viene teniendo el aval del mercado y del Estado. Lo usó Cartoon Network para promocionar su segmento para adultos, lo usó Nike, lo usa OSDE para vender su plan joven. En Buenos Aires tampoco pasa lo que en Nueva York, donde de tanta persecución pro-tolerancia cero se creó incluso una unidad policial anti-graffiti. Acá, por ahora la situación raya formalmente lo esquizofrénico: mientras el Código Contravencional sanciona a quienes ensucian el espacio público con 1 a 15 días de trabajo “de utilidad pública” y entre 200 y 3000 pesos de multa, una falta de la misma categoría que los ruidos molestos y la prostitución en espacios no autorizados —perseguida y cómo—, la pata cultural oficial de la Ciudad siempre quiere mostrarse actualizada y no pierde de vista las tendencias internacionales de saludar a los colectivos de artistas callejeros, entre los que aparecen los streeters. En 2004, por ejemplo, el espacio Casa de Cultura, en el subsuelo de la Secretaría de la ídem, presentó la muestra Usted está aquí, en donde artistas y diseñadores focalizaban la injerencia e inspiración en la realidad o los conflictos sociales. Entre ellos, estuvo el grupo Bs. As. Stencil (conocido por haber desparramado a Bush con orejas de Mickey y la inscripción “Disney War”), que pintó sobre unos biombos proclamas libertarias firmadas con un logo basado en el de la Ciudad de Buenos Aires: está el río, está el barquito, pero se está hundiendo. Esa imagen —que sigue siendo la marca del grupo, comprobable en www.bsasstencil.com.ar, una emulación completa de la del gob.bs.as.— fue ahí un gesto cínico y una manera de reaccionar ante la tensión evidente de la muestra.

Cada vez con más fuerza, fueron muchas las ocasiones en que el Street Art entró en ambientes calefaccionados. De hecho, hace años hay galerías de Street Art en ciudades como París, Nueva York o Londres (como RareKind, que expone “el arte de graffiteros” porque el graffiti en sí “sólo es callejero”), y recientemente Buenos Aires. San Pablo, en este momento, impacta con una muestra en la que conviven Alexandre Orion (pintó 3500 calaveras en un túnel de San Pablo; fueron limpiadas por la policía) con Mark Jenkins (que hace unas esculturas de personas verosímiles en la calle) y los argentinos de Bs. As. Stencil y Run Don’t Walk. En este contexto, la muestra de Street Art en el Rojas se sube a esta especie de paradoja. Bajo la curaduría de Máximo Jacoby, flamante coordinador del área de Artes, y de Ezequiel Black, los artistas callejeros Nasa, Pum Pum, Diéguez y Brook pintaron sobre las paredes con las técnicas, los materiales y la estética del Street Art. La muestra no cae en la recreación del espacio exterior, ni tampoco anota frases incisivas cuyo valor primero es, sin duda, estar en la calle. Más bien pone el ojo en la potencia visual y poética del arte al paso, como demuestran las obras de Pum Pum (la cara fantasiosa de una chica con algo de animé y rock alternativo) o Nasa (que jugó con el dripping y las inscripciones del momento), todos muy coloridos sobre paredes blanquísimas: “El fenómeno del Street Art no es nuevo, lo nuevo es incluirlo en una grilla de arte contemporáneo”, explica Jacoby. “La propuesta fue pensar algo en función del espacio, no recrear lo que ellos hacen en la calle.” Sobre eso de “sacar de la calle”, explica su perspectiva: “En un punto, meter en una galería de por sí no significa nada. El arte contemporáneo se trata de cómo tomar la galería. El espacio de arte es un lugar a definir en una negociación. Y también, en el caso del Rojas, hay un juego entre el espacio público y el espacio público con mayúscula”, agrega, señalando “La galería del poste” (en la vereda del Centro Cultural, compuesta por un poste de luz intervenido cada mes por otro artista) como una vía para salir afuera, si bien, por otro lado, los portones transparentes del espacio de arte que da a la calle están interferidos por una reja, en tratativas de ser levantada durante el día. Según cuenta, una vez invitó a un artista callejero a otra muestra en el marco del gobierno de la Ciudad, que se negó, más o menos, con este argumento: “El gobierno es el mismo que te persigue en la calle”. Ante eso, Jacoby diferencia la amenaza real de un discurso en el que observa exagerados tintes conspirativos: “Yo le preguntaba, ¿cuánto realmente te persiguen por esto? Ahí es donde yo disiento con él, yo no creo que el mundo del arte sea ‘la hegemonía’ y que pintar en la calle un stencil de Marilyn Monroe es revolucionario”.

Street Art en el Rojas hasta fin de agosto. Corrientes 2038.
Otra galería de Street Art en Buenos Aires es Hollywood in Cambodia
(Thames 1885, primer piso).

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