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Domingo, 10 de noviembre de 2002

¿De dónde salen mis ideas?

Por Pedro Almodóvar
Mi inspiración vino de varios acontecimientos reales ocurridos en los últimos diez años, de los que yo iba tomando nota:

1 Una mujer norteamericana despierta del coma después de dieciséis años. Según los médicos, su estado era irreversible... Me impresionó mucho ver la foto de la mujer en El País, apoyada en dos enfermeras, aprendiendo a caminar de nuevo... Su despertar contradice todo lo que la ciencia afirma al respecto.

2 En Rumania, el joven guardián nocturno de una morgue se siente atraído por una joven fiambre. La soledad de la muerte sumada a la soledad de la noche daban como resultado “demasiada soledad”: el joven guardián cede al impulso de sus deseos y posee a la bella difunta. Lo que ocurre después es uno de esos milagros de la naturaleza humana que no creo que le hagan ninguna gracia al Papa... Como reacción al acoso amoroso, la muerta despierta a la vida... La joven padecía una enfermedad tipo catalepsia y su muerte era sólo aparente. (No fui el único que tomó nota del acontecimiento: en Francia se hizo hace dos años una película inspirada en esto.) A pesar de que la familia de la resucitada se mostró agradecida al violador no pudieron evitar que lo metieran en la cárcel. Le llevaban paquetes con comida y le buscaron un abogado. Lo insólito de la situación provocó un curioso dilema: para la Justicia el chico era un simple violador, pero para la familia, que vivía la realidad según sus sentimientos, el chico le había devuelto la vida a su hija. La noticia no tiene desperdicio, toda ella me ha inspirado, incluido el “dilema moral”, que también aparece en Hable con ella...

3 En Nueva York una chica que lleva nueve años en coma queda embarazada (sin despertar del coma, no sé qué ocurrió al dar a luz). A los pocos días descubren que el culpable era un camillero de la clínica. La cuestión es cómo un cuerpo clínicamente muerto (la muerte la determina el cerebro) puede engendrar vida...

4 Creo que fue Cocteau quien dijo que la belleza puede resultar dolorosa. Supongo que se refería a la belleza de las personas. Yo creo que las situaciones que entrañan momentos de belleza inesperados y
extraordinarios pueden hacerte saltar lágrimas, lágrimas que se parecen más al dolor que al placer. Lágrimas que ocupan en nuestros ojos el lugar de los ausentes.

5 Desde que vi Muñecos diabólicos y El increíble hombre menguante soñé hacer una película con un ser diminuto en la que las patas de los muebles y la orografía del suelo adquirieran el rango de decorado principal. De hecho, ya había escrito un tratamiento sobre una historia de este tipo.

Todos estos acontecimientos, y el recuerdo de un amor, roto cuando aún
estaba vivo, me inspiraron el guión de Hable con ella.

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