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Domingo, 25 de noviembre de 2012

LA ORGíA DE QUEEN EN NUEVA ORLEANS, 1979

La última gran fiesta del rock

Lo más fuerte que me sucedió –lo conté muy pocas veces, seguramente por un poco de pudor– fue el haber asistido a la presentación que hizo Queen en New Orleans de su disco Jazz, en 1979. Una orgía, así de corta. Fue la última gran fiesta del rock. El sida aparece después, y eso lleva a que la historia comience a darse de otra manera. Las fiestas de los Rolling Stones durante la gira de Some girls y ésa de Queen fueron las últimas grandes fiestas locas del rock. Y yo no estaba prevenido...

Fuimos con Freddy Fernández Volpe, el camarógrafo, Adolfo San Martín de la compañía discográfica y Juan Manuel Cibeira de Pelo. La discográfica directamente cerró el hotel donde nos hospedábamos todos los periodistas: quedó tomado por la fiesta. Junto a nosotros estaba la gente de O Globo y periodistas de Chile. Nos juntaron a todos y nos dieron las indicaciones para la fiesta: no podíamos llevar nuestras cámaras; las notas iban a ser después, en otro lado. Todo un misterio... Y nos dieron la posibilidad de tener una habitación extra esa noche, por si alguien tenía ganas de dormir o pasar la noche en otra habitación por alguna situación... No teníamos que viajar, era dentro del hotel. Nos indicaron el camino del guardarropa y nos dieron una percha con dos números de habitación, por si teníamos que dejar algo...

La fiesta arrancó con los cuatro miembros de Queen en la cabecera, muy hermosa por cierto, desde la cual observaban todo el salón. La noche anterior nos habíamos dado una vuelta por el French Querter de New Orleans y habíamos visto las situaciones más insólitas: un trío de jazz tocando junto a una ventana y unas enanas tocándose entre ellas junto a la misma ventana. Una cosa asombrosa para mí en ese entonces. Prometí volver, pero no hizo falta: ¡Queen cerró el French Quarter y lo metió en su fiesta! ¡El French Quarter quedó vacío porque contrataron el barrio entero para la fiesta!

Todo ese elemento desfilaba por el salón del hotel. Todo el tiempo te proponían cosas escalofriantes de cualquier tipo, y yo me sentía... apartado. Puteándome por no poder disfrutar. Lo único que hizo Queen fue dar dos vueltas al salón, montados en bicicletas; no tuvieron protagonismo. La fiesta era la única protagonista de la noche. Costaba contar eso a fines de los ’70, así que preferí callarlo. ¿Desde qué lugar lo iba a contar? ¿Desde un lugar pacato, desde el rock and roll? Era difícil que te creyesen, además, todas las cosas que pasaron aquella noche. Yo tampoco las hubiese creído si me las hubieran contado, pero estuvimos muy desubicados los argentinos aquella noche. Esto que me pasó a mí les pasó también a los demás. No tanto a los brasileños, aunque ellos también estaban shockeados por lo que sucedía. Sin saberlo, estábamos asistiendo a la última gran fiesta del rock and roll. Hoy, parece casi una tontera; vivirlo en aquel momento fue fuerte.

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