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Domingo, 25 de noviembre de 2012

BADíA EN TIMOTE CON EL CADáVER DE ARAMBURU

Un hombre de suerte

Un mes después de mi debut televisivo en Canal 9, el 1º de junio de 1970, matan a Aramburu. Se enloquece el país y salen a buscar el cadáver con un rastrillaje periodístico y policial abrumador. ¡Canal 9 en alerta roja total! ¡Todo el mundo a su puesto de trabajo! ¡Y Badía también! Todos atentos a lo que hubiera que hacer.

Yo sabía que ésa no era mi carrera, ni mi camino, ni mi interés. Yo soy locutor, no periodista, y además, ahí sentados, había un montón de grandes periodistas, como Daniel Mendoza. ¿Qué tenía que hacer yo ahí?

–Badía con el Alemán y José Luis al remís ese de ahí. Vamos para Timote –-nos indican de la producción.

–Alemán, mirá que yo nunca hice un móvil así –le digo a mi acompañante, para que esté advertido.

–Bah, boludo, una papa, llegamos allá, cartelito de Timote, te hago decir “acá estuvimos”, y nos volvemos –me tranquiliza.

–El problema es el remisero, está sin dormir.

–¿Quién durmió? ¡Yo también estoy sin dormir! Pensaba dormir en el camino –me explica el Alemán.

–Y si no me reemplazan, yo tengo que dormir dos o tres horas –se excusa el remisero.

–Córrase –le pido sin mucha amabilidad.

Así que manejé y cada tanto lo iba despertando al remisero para que me dijera para qué lado rumbear, y así llegamos a Timote, un pueblito de la provincia de Buenos Aires, del partido de Carlos Tejedor, donde, nos avisan, efectivamente estaba el cadáver de Aramburu.

–¿Eh? ¿Cómo dice? –le pido que me repita al militar que nos confirma el hallazgo del cuerpo.

–Que aquí está el cadáver de Aramburu.

–¡Pibe, acordate que este día es tu día! –me grita eufórico el Alemán. –-Vení, decí que estamos en Timote, que aquí está el cadáver de Aramburu, que es una primicia de Canal 9, y todo lo que le quieras agregar.

Hice el móvil desde Timote, confirmando la noticia, y cuando volvimos al canal me cita Romay en su oficina y me recibe con Mario Boccon, que era su segundo, a un costado. Era la primera vez que lo veía a Alejandro en vivo y en directo. Ahí, enfrente de mí.

–Badía, usted es un hombre de suerte –arranca Romay –y el destino lo ha marcado. Usted, a partir de este momento, pasa a ser, hasta el final de las horas, la imagen de Aramburu para nosotros. Usted va a transmitir desde el velatorio, va a ir al entierro en la Recoleta. Quiero que sea la imagen que descubrió a Aramburu para Canal 9. Por lo tanto, usted les va a dar las instrucciones a los demás.

Me fui de ahí sin opinión, callado, seco. Serio. La agarré a mi prima Nelly Raymond, que estaba exultante con todo lo que había pasado y le confesé la locura que iba a hacer.

–Nelly, no voy a ser hombre de noticias –comienzo a decirle.

–Pero escuchame, querido, estás ante la oportunidad de tu vida –me corta en seco.

–No es mi camino, Nelly. Así que quiero decirte que termina el episodio Aramburu y me voy de Sábados de la bondad.

–Pero, estás loco. Es un exterior, no te hace nada.

–No voy a ir al noticiero, nunca.

No le dije ni una palabra a Romay. Hice toda la cobertura del velorio, informé durante todo el entierro, renuncié y me fui a la mierda, en la mitad de 1970, como para que la televisión fuera allá, a lo lejos, y en otro momento.

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