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Domingo, 2 de septiembre de 2007

CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE: UNA CIUDAD QUE SE MOVILIZA PARA SALVAR UNA SALA DE CINE QUE ES UN SIMBOLO

Buenos augurios para El Cairo

La Asociación Amigos Cine El Cairo presentó el proyecto cultural para esta tradicional sala de la ciudad.

 Por Leandro Arteaga

Parece que las buenas intenciones pueden congregarse, hacer fuerza común, y encontrar maneras de comenzar a concretar propósitos. El ejemplo es de cinéfilo, pero no por ello menos adecuado, ¿cómo no recordar el desenlace de Splendor, el esperanzador relato de Ettore Scola, sobre aquella sala de cine cuyo cierre es evitado a fuerza de persistencia de espectadores, lo que es decir, de ciudadanos?. Desde la toma de conocimiento de la inminente puesta en venta de la sala de cine El Cairo, un grupo decide reunirse periódicamente en el Concejo de nuestra ciudad, para pensar medidas viables para la continuidad del último cine tradicional de Rosario.

Persisten y golpean, una y otra vez, las puertas de los medios, llaman la atención, sugieren, discuten, generan propuestas. Con aciertos, con incertidumbre, mientras piensan y contemplan la realidad económica del inmueble, valuado en unos 700 mil dólares. Una de las medidas fue la venta de bonos simbólicos, que ayudasen económicamente al propósito. Pero el apoyo fue casi inexistente, mientras el interés de la Iglesia Evangelista ya era palpable, junto con el precedente de haber comprado el otrora Cine Gran Rex, valuado en 1.100.000 dólares.

Pero aparece la posibilidad que oxigena y revitaliza. Es entonces cuando surge el proyecto de ley de expropiación, impulsado por la diputada Mónica Peralta. Posibilidad cierta, que ha recibido media sanción por parte de la Cámara de Diputados, y que espera ahora la otra media sanción de parte de la Cámara de Senadores. El fin del proyecto es el de preservar la sala de cine y constituir un Centro de Producción Regional del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales).

No sólo significa esto el encauce de las actividades de la Asociación Amigos Cine El Cairo -que ya cuenta con personería jurídica y que preside nuestro colega de Rosario/12 Emilio Bellon-, sino también la respuesta a numerosas inquietudes que, finalmente, encuentran un camino institucional. Porque lo que está en juego no sólo es la preservación de la sala como lugar histórico, como huella del paso del tiempo, sino también la constitución de un Centro Audiovisual que contemple diferentes áreas, que posibiliten un espacio donde puedan brindarse diversas actividades relacionadas con el cine, no exclusivamente vinculadas a la tarea de exhibición. De esta manera, Cine El Cairo podría dar cabida a alternativas pensadas desde la educación, desde la formación audiovisual, que permitan entender al cine como lenguaje, como elemento constitutivo y formador de la sociedad.

De todo ello se desprende también la ventaja que supone la superación de los inconvenientes que suponían la propuesta inicial de dar cabida a inversiones privadas. Al no encontrarse sujeta a las presiones de la cartelera comercial, la sala de cine podrá adquirir un progresivo perfil cultural. De modo tal que pueda concebirse desde actividades ligadas a cursos, postítulos, más el establecimiento de una biblioteca y de un museo de cine. Por todo esto es que resulta insustituible el apoyo que el proyecto recibe por parte del gobierno provincial, del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales, y de la Municipalidad de Rosario.

Son muchas las tareas por cumplir. Hay mucho que acondicionar y refaccionar: techo, butacas, cabina de proyección, sistema eléctrico. Pero los Amigos de Cine El Cairo lo han previsto y también valuado. El camino emprendido parece encontrar un rumbo cada vez mejor y, aunque no libre de obstáculos, más llano.

Ojalá así sea. Siempre y cuando volvamos a aquella escena que tanto queremos de Splendor: la de los espectadores en sus butacas, con ganas de preservar su lugar, su identidad. En una oportuna solicitada, Amigos de Cine El Cairo lo expresaba del modo siguiente: "Lo clásico es lo que perdura. Y perdura porque es bueno para la humanidad. Lo clásico no necesita disfrazarse de modernidad para ser patrimonio cultural. Lo clásico asimila nuevas estéticas, las incorpora para fortalecerse y sirve como legado para las futuras generaciones. El Cairo es un clásico y pretendemos que siga siéndolo. Por quienes lo construyeron, por nosotros y por los que vendrán".

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El proyecto de ley de expropiación del inmueble ya tuvo media sanción en Diputados.
 
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