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Miércoles, 14 de mayo de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. ANGéLICA GORODISCHER PRESENTA SU LIBRO TRES COLORES

Una novela realmente alegre

El último título de la rosarina cuenta una historia de amor entre una actriz y un empresario exitoso. "Es sobre el placer, no hay conflictos. Lo que hay es un canto a la vida", adelantó su autora, que estará hoy, a las 19.30, en Ross.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Lejos de la tragedia y el dramatismo que suelen inundar a las historias de amor, Angélica Gorodischer optó por una obra en la que todo transcurre en marcos de luminosidad. "En realidad es una novela sobre el placer. Una novela donde no hay muchos conflictos ni desesperaciones, ni hundimientos en el pozo de la depresión, ni cuestionamientos ni nada. Lo que hay es un canto a la vida, porque los personajes lo pasan muy bien. Y aunque algunas cosas suceden, todo se resuelve bien", es la explicación que la escritora rosarina esboza en su entrevista con Rosario/12, refiriéndose así a Tres colores, el flamante libro que esta tarde, a las 19.30, presentará en Ross Centro Cultural (Córdoba 1345), junto al profesor Roberto Retamoso.

Porque Tres colores propone un acercamiento al romance entre Selene (una actriz joven) y Maxwell O`Shannon, un empresario exitoso que lleva adelante un negocio con Don Leonel Valdés Romero, el padre de la muchacha. Y, a su vez, protagonista clave de la novela, según la apreciación de su mentora. "Es un personaje muy gracioso, muy fuerte, un señor grande que ha pasado por las suyas, por supuesto, y que ha sabido aprovechar la vida. La pasa muy bien comiendo, cocinando, y de vez en cuando teniendo una señora complaciente con la que pasar las noches. Creo que es el personaje principal, porque todos los demás son los que tienen sus amores, sus cosas y sus conflictos, pero este señor reina sobre todo el panorama", detalló Gorodischer.

Y, en esa misma línea, apuntó que su intención era lograr "la exaltación de ciertos sentidos, el gusto por la comida, por la bebida, el gusto por la buena vida". Para la autora, la apuesta fue celebrar los placeres. "Sin descuidar por supuesto que hay gente que la pasa muy mal, pero lo que enfoqué fue a la gente que la pasa bien, que vive ciertas peripecias. Es un cuento sobre ciertos placeres que se presentan en la vida y que no deben dejarse pasar sin aprovecharlos", remarcó la autora.

Bajo esos preceptos, Gorodischer se permite entonces relatar una historia de amor desde lo luminoso, descartando así los ribetes sombríos. "Dicen que no hay historia de amor sin desgracia y sin embargo yo creo que sí, que las hay --resaltó--. Se me ocurrió escribir una en la que hubiera ciertos tropiezos, pero nada más que tropiezos. Todo basado en una visión que yo tenía de algunas escenas y que no pasaban de eso, de escenas inconexas. Entonces pensé que se podía armar algo. Sobre todo, con una escena cerca de una fuente, donde ciertos personajes de la novela brindan por una vida mejor y agradecen lo que tienen. No tiran moneditas a la fuente, sino que tiran champagne, y ésa era una de las escenas que yo tenía en mente".

En ese sentido, la intención de lograr una novela que exaltara la vida ya estaba asentada previo a la escritura de Tres colores: "Era éso lo que quería. Otras novelas mías han sido mucho más profundas, más serias, o la palabra que quieras ponerle, pero ésta es una novela realmente alegre y feliz". En tanto, ello no responde a momentos personales de la autora, que explicó: "No interfiere porque en general suelo lograr una distancia apreciable y muy saludable con el texto. Uno se enamora un poco de sus textos, pero hay que mantenerlos a distancia para no involucrarse sentimentalmente en lo que está escribiendo, que es lo peor que le podría pasar, porque te sale una cosa romanticona y estúpida. En ese sentido puedo conservar una distancia con el texto".

Desde un punto de vista estrictamente literario, en esta obra Gorodischer no intentó investigar en nuevas fórmulas de escritura, algo que hubiera afectado al espíritu general de la obra. "En esto no cabía. Creo que el tono tenía que ser lo más transparente posible. Creo que el que he usado acá, y comparándolo con otros libros míos, es el lenguaje más directo y más sencillo. Tenía que ser así, no había otra manera de escribirlo", concluyó.

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La autora se propuso "la exaltación de ciertos sentidos, el gusto por la buena vida".
 
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