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Martes, 16 de septiembre de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › OBRAS DE EMILIO GHILIONI ENTRE 1980 Y 2007

La magia de un maestro del color

En la planta alta del museo Castagnino, como nunca se la mostró antes, se halla la obra de un maestro del color. Emilio Ghilioni. Antológica 1980 a 2007 es una exhibición que abarca los años siguientes al "retorno" de Ghilioni a la pintura luego del autoimpuesto silencio posterior a "Tucumán Arde". Con una cuidada selección de piezas a cargo de la curadora Nancy Rojas, la muestra sigue un hilo conductor que atraviesa diversas etapas. Se inicia con un primer período "gris" y realista, de retratos en interiores y muñecas algo siniestras, que comienza a pocos años de reiniciada la actividad pictórica del artista y formado el Grupo Rosario; le sigue una serie de obras de climas surreales, donde se introducen el rosa y el azul a la vez que algunos objetos y figuras parecen flotar al desarticularse las líneas de tierra y de horizonte. Luego de un período "barroco" y en mayor formato, donde el plano se sobrecarga de objetos y símbolos casi hasta el abarrotamiento, el color llega a la saturación a la vez que los tamaños de los cuadros se reducen y las formas de los objetos se aplanan: el cambio de siglo lo encuentra a Ghilioni planteando formas casi puras, con mucha síntesis, componiendo bodegones geométricos y austeros. La obra más reciente marca un nuevo retorno, esta vez a los géneros tradicionales del interior y del retrato. Es como si hubiera vuelto a cerrarse la puerta abierta al inconsciente.

Nacido en Santa Fe en 1935, formado en Rosario como arquitecto en la UNR y como pintor en el taller de Juan Grela, de quien fue discípulo fiel, Ghilioni es un tardomodernista ecléctico al uso local. Su obra dialoga con una serie de tradiciones modernas europeas a través de la influencia de maestros rosarinos.

Así, como señala Rojas, el suyo es un arte rico en citas. Sus mesas con frutas homenajean a Ouvrard (y, a través de él, a Bonnard); sus interiores domésticos geometrizados casi hasta el hieratismo evocan a Schiavoni, y sus bodegones icónicos de 1999 y 2000 remiten al Grela de los años 60. Hasta ahí, lo local: en cuanto a la influencia europea, cabe agregar que su historia se asemeja un poco a la de Giorgio de Chirico y otros que en los años 20 experimentaron con el realismo metafísico o con el surrealismo para luego sumarse a las filas del "retorno al orden" y a la pintura tradicional; la diferencia es que, sudamericano al fin, Ghilioni nunca pierde la magia.

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Autorretrato, óleo sobre tela de 2007 (fragmento).
 
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