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Martes, 20 de marzo de 2012

CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. LA PRIMERA DE LAS CELEBRACIONES, INSTALACIóN MULTIMEDIA

Jugando en el bosque de símbolos

Creada por María Luque con curaduría de Hernán Camoletto, la exposición superó el desafío de montarse en un espacio de paredes vidriadas, algo que la artista encaró con entusiasmo y desarrollando exitosamente esta muestra celebratoria.

 Por Beatriz Vignoli

Hasta el 25 de marzo, en el espacio "El Invernadero" del Museo de la Ciudad en el Parque Independencia (Boulevard Oroño 2300), se puede visitar la muestra La primera de las celebraciones, instalación multimedia de María Luque con curaduría de Hernán Camoletto. El sábado 24, de 16 a 19, se podrá disfrutar en allí la segunda "Merienda dibujo", una propuesta de la joven artista para "salir del trabajo solitario" invitando "a que la gente traiga materiales para dibujar y algo para la merienda". El 17, día de San Patricio, en un sábado perfecto de fines de verano, concurrieron grandes y chicos a dibujar y tomar mate con masitas en "El Invernadero". Y Luque no ve la hora de volver a ser la anfitriona de la experiencia este domingo (más en: meriendadibujo.blogspot.com).

Luque fue convocada a fines de 2011 por Luciano Ominetti, del Museo de la Ciudad, para realizar una muestra de arte en "El Invernadero", que planteaba desafíos particulares; éstos fueron resueltos por Luque con gracia y sencillez. "Toda la actividad que ella desarrolló es el ejemplo de lo que tiene que pasar en este lugar", evalúa Ominetti, destacando la importancia de convocar diseño, arquitectura y arte en este singular espacio, originalmente un invernadero y luego una sala de funciones múltiples, que gracias a sus paredes vidriadas habilita el diálogo con el contexto parquizado público que lo rodea.

Pero lo que es un pro también puede ser una contra. "El lugar no tiene paredes y tuve que pensar otra forma de abarcar el espacio", reconoce la artista, quien asumió el desafío con entusiasmo y desarrollando exitosamente una propuesta site specific, es decir, destinada a ese espacio en particular: "Este lugar para mí siempre fue como un sueño y no pude evitar hacer algo con vegetación porque el lugar lo amerita y quise recrear el invernadero". El espíritu celebratorio y las formas de la idea se nutren además de un modelo prestigioso: la Capilla del Rosario de las dominicas de Vence en Niza (Francia), decorada entre 1950 y 1951 por Henri Matisse tres años antes de su muerte en 1954. En un reciente viaje a Francia, Luque visitó esta obra, que le inspiró un trabajo anterior: la serie de los Ponchos, inspirada en la sotana diseñada por Matisse para las misas que se celebrarían en su Capilla. En noviembre del año pasado, en la vitrina del local Peccata Minuta del Pasaje Pan, Luque expuso Mi celebración, una serie de autorretratos con el poncho, cuyo diseño original en tela es hoy la pieza central de la instalación en "El Invernadero".

"Pensar una obra para un lugar específico te corre de tus ejes de comodidad", dice Luque, que viene del dibujo y ahora se le animó al espacio, partiendo de la bidimensión. Con papel escenográfico pintado de los dos lados en variados colores y recortado, Luque creó las "plantas" que evocan las formas vegetales de Matisse para su vitral El árbol de la Vida en Niza. Estos follajes de papel no sólo aluden a la función original del invernadero sino que, en una significación menos obvia pero relacionada, sugieren el antiguo origen de las celebraciones religiosas cristianas en los cultos a la naturaleza.

Con esos papeles y humildes maderas, vigas de obras, persianas y cajones encontrados por la calle en una búsqueda que abarcó todo el verano, Luque decoró el invernadero formando algo así como un altar que subraya la inspiración en la arquitectura religiosa de su estructura vidriada: acaso la idea de un templo secular a la Naturaleza ya estaba presente en el invernadero original. "La Naturaleza es un templo cuyos vivientes pilares/ dejan a veces escapar confusas palabras./ El hombre pasa allí a través de bosques de símbolos,/ que lo observan con miradas familiares", escribía Baudelaire a mediados del siglo XIX. Y esta suerte de liturgia pagana que es La primera de las celebraciones no podía ser más oportuna en el equinoccio, cuando el comienzo del otoño pide rituales verdes que alimenten la esperanza de que el vigor del verano (que se vislumbra aún triunfante en los jardines exteriores) resurgirá.

La iconografía de Luque proviene del dibujo y abarca autorretratos, retratos de amigos y de familiares y revisita una iconografía personal de "cosas re cotidianas": fotos Polaroid, el "palito bombón helado", el pulpo, el dinosaurio, los alcauciles y las medialunas. Luque, quien acredita una breve pero rica trayectoria en esto de conectar el arte con las nuevas y viejas sociabilidades, resucitó brevemente la pasión por los álbumes de figuritas en su proyecto "Rockeros de bolsillo" (rockerosdebolsillo.blogspot.com.ar) que surgió de Facebook y llegó a Expotrastiendas, editado por una convocatoria de proyectos para jóvenes artistas de la Secretaría de Cultura de Rosario y con eventos para coleccionistas.

También nace y se desarrolla en la red social Facebook la obra en colaboración con Natalia Lipovetzky que Luque muestra en Internet desde la semana pasada. María y Natalia no se conocen puede verse en el espacio virtual Minilab del proyecto Cultura Pasajera. La curadora de Minilab, Inne Martino, la presenta como parte del "ecosistema de ideas y propuestas estéticas que están fluyendo despreocupadamente en el diálogo, el uso estratégico y la visibilización que permite el soporte internet y sus diversas plataformas", diferenciándola del net art tradicional. María y Natalia no se conocen pero "ambas, sin saber la una de la otra, tienen la idea y el impulso potlatch del cóctel de dibujos y la alegría intensamente contagiosa que producen el regalo y la sorpresa", narra Martino. "Un virus, pero de buena onda", resume Lipovetzky, quien desde el jueves 22 expone los originales de estos Retratos de dibujos de perfil, en la presentación de las residencias San Javier, Museo de Arte Contemporáneo de Rosario MACRO. Vale la pena mientras tanto detenerse a leer este relato a tres voces en culturapasajera.com.ar/novedades/2012/03/14/541, para ver cómo un impulso vital transforma la tecnología en un nuevo "bosque de símbolos" del siglo XXI.

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La primera celebración (instalación) vista general, en "El Invernadero" (Oroño 2300)
 
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