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Sábado, 12 de mayo de 2012

CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. JULIáN VENEGAS PRESENTARá ESTA NOCHE SU SEGUNDO DISCO EN EL CCPE

El hechizo de un álamo blanco

El joven compositor, cantante y guitarrista rosarino ratifica su talento en una producción donde demuestra que la sorpresa, la sutileza y la búsqueda poética están intrínsecamente ligadas a su concepción de la música y el arte.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Sutil, el movimiento puede resultar sorpresivo para el ojo urbano. El fenómeno (absolutamente natural) puede durar apenas un instante, ése en que el álamo blanco devela su cara oculta y logra el hechizo. El efecto, dicen, cobra proporciones mágicas cuando la luna se muestra en plenitud, aunque sólo será perceptible para aquellos comprometidos con la observación. Luego del excelente debut con su disco epónimo, Julián Venegas ratifica su talento como compositor y también como intérprete en un segundo disco que reúne una docena de canciones que abren el juego al descubrimiento de nuevos matices con cada escucha. ¿El título? Alamo blanco, claro.

Esta noche, Venegas presentará esta segunda creación en el Centro Cultural Parque de España, donde a la presencia de sus habituales laderos --Federico Ramonda en bajo y Javier Allende en batería-- sumará buena parte de los músicos invitados del disco, quienes aportaron sus sutilezas a un material donde las sutilezas brillan. Carlo Seminara (percusión), Marcelo Stenta, (guitarra), Pablo Pino (voz y coros), Sandra Corizzo (coros), Mercedes Borrell (coros), Damián Verdún (charango), Leandro Moyano (guitarra), Mariano Braun (teclados), Martín Imperatrice (teclados), Mariano Sayago (contrabajo) y el Cuarteto de Cuerdas de Rosario serán entonces los coprotagonistas de un show que dará comienzo a las 21.30.

Inspirado por la lectura de Las pequeñas memorias, de José Saramago, Venegas se focalizó en un fenómeno natural para enriquecerlo luego con condimentos poéticos, ficticios y hasta míticos. "En el libro de Saramago el árbol era una haya, pero más allá de éso me quedó la referencia sobre la posibilidad de que un árbol brille de esa manera por la luz de la luna --distingue el cantante--. Por otro lado uno se encuentra con álamos blancos, o plateados, en un montón de lugares donde fueron sembrados con fines estéticos, porque el álamo llega de Europa. No estamos acostumbrados a incorporarlo a nuestro paisaje tradicional, por lo tanto es un árbol que llama la atención. Por otro lado está la fábula con la que juego en el tema 'Alamos de noche', que propone la posibilidad de que el álamo blanco sea un árbol lunar, que en algún momento de la historia cayó y por los años que lleva acá desarrolló una cara verde".

La construcción mítica se hace metáfora de un concepto aún más amplio: "De alguna manera esa canción termina bañando el disco con el concepto de la interacción de los opuestos, esa doble cara que tiene el álamo blanco son las dos caras de la moneda que tiene la vida misma, en su infinitud de posibilidades. El disco es éso, la interacción de los opuestos en diferentes ámbitos de la vida. Y el álamo blanco es uno de los tantos elementos de la naturaleza que demuestra esa doble faz que todos tenemos. Pero eso se dio después. No pensé en hacer un disco conceptual: me encontré con composiciones que tenían que ver unas con otras. De hecho "Alamos de noche" fue una de las últimas, pero terminó contagiando el concepto.

- Muchos aspectos compositivos que estaban presentes en tu primer disco se sostienen en este segundo. Se perfila así una línea de composición donde la canción es una base para que aparezcan diversos elementos y colores. Sin embargo, a diferencia del primero, Alamo blanco es quizás algo más urbano.

- Sí, exactamente. Es un disco menos intimista, menos introspectivo. La subjetividad es inevitable, pero hay una intención de salir afuera y escribir estos textos, de tener una mirada artística de la realidad externa. Las cosas que pasan afuera, en definitiva, son siempre las mismas, los tópicos siguen siendo los mismos, pero la inquietud de la persona que se dedica al arte es tratar de darle un nuevo enfoque a esos temas que siempre estuvieron de fondo: los miedos, la felicidad, el amor, la familia, la amistad. Generalmente los temas gruesos son siempre los mismos, con las particularidades de los momentos históricos, pero la obligación del artista es tratar de darle nuevos enfoques a esas cosas.

Lejos de la descripción literal, el enfoque de Venegas sigue estando estrechamente ligado a la búsqueda poética. Que no sólo es evidente en las diez canciones que llevan su firma (tres de ellas con líricas compartidas con Adrián Abonizio), sino además en la selección de las dos que, aunque ajenas, logra amoldar a su propia voz: "Sem Cais" de Caetano Veloso y "Tu corazón y el mío" de Jorge Du Rietz. "La única canción que se aleja del concepto del disco es la de Caetano --apunta Venegas--. Es como un bonus track, pero está puesta en el centro del disco por una cuestión de dinámica. A la hora de hacer el orden de los temas uno trata que las energías vayan siendo lo más dinámicas posibles, que haya variedad de energías".

En su Alamo blanco, Venegas profundiza además en la utilización de cuerdas desde lugares que se alejan del impacto efectista. Sacando provecho de cada recurso, el compositor logra cálidos revestimientos, detalles sutiles dispuestos finamente para permitir su descubrimiento. Así, da lugar al fenómeno. Como el álamo, que juega a ocultarse levemente para sorprender con su magia a quien quiera descubrirla.

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Julián Venegas estará acompañado por buena parte de los músicos que grabaron el disco
 
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