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Domingo, 13 de mayo de 2012

CULTURA / ESPECTáCULOS › EL FESTIVAL UNA MIRADA MAYOR ES UNA FENóMENO QUE LLEVA SIETE EDICIONES

La pantalla como punto de encuentro

Esta tarde, a las 17, con la proyección de Elsa y Fred, cierra el ciclo que cada año acerca a cientos de adultos mayores a películas nacionales recientes, y a la posibilidad de elegir los títulos que se pasarán. Emociones y charlas.

Angel tiene 63 años y habla con alguna dificultad, pero se le entiende perfectamente. Termina de ver Un cuento chino y sus ojos chispeantes destilan felicidad. "Lo que más me gusta de esto es compartir, venir a conversar", dice sostenido sobre su bastón canadiense. Vive en barrio Las Flores Este, donde concurre al Centro de Actividades Integrales para Adultos Mayores. Su gran amargura es que no puede entenderse con su hija, y lo cuenta mientras los 500 adultos mayores que participan de la segunda jornada de Una Mirada Mayor empiezan a irse del teatro La Comedia. Algunos, como Angel, tomarán el colectivo. La mayoría son mujeres y muchas viven solas. Son viudas. Vivaces, Beba y Juana se atropellan para hablar. Beba cuenta que tiene 86 años, pero duda. Después, ninguno me va a sacar a bailar", dice con picardía. Juanita, en cambio, a los 81, dice que su hijo menor (se sonríe cuando confiesa que es un cincuentón) siempre lee Página/12. La séptima edición de un festival inédito en el país, que ofrece a los adultos mayores cine nacional reciente, así como películas que ellos mismos votan para ver, es un éxito: la sala está repleta y las emociones a flor de piel. Cuando termina la película, hay aplausos. Esta tarde, a las 17, cerrará el festival con la película Elsa y Fred, protagonizada por China Zorrilla, la segunda más votada por las personas de la tercera edad que concurren a actividades municipales.

La conversación se bifurca, con vida propia, Angela (82) habla con Isabel (78) de los bisnietos. Una tiene tres meses, la otra cinco. En paralelo, Beba y Juana debaten sobre la película. "Te deja una enseñanza, que hay que vivir siempre mirando al porvenir, no de los recuerdos", dice Beba sobre la película que termina de ver. Juana no está de acuerdo: "Los recuerdos hay que tenerlos", le retruca. Las dos concurren al centro de día del barrio Domingo Matheu.

Ahí nomás, al lado del banco de madera del hall de la sala, está parada Nilda, de 75 años. Infaltable en las siete ediciones del Festival, lo considera "un regalo". Tanto que el jueves llegó de un viaje por el norte del país a las 4 de la mañana, pero no dudó en estar en el cine a las 14, para el comienzo del festival. "Este es un mimo que nos hacen. Yo no sé si existe otra ciudad que tenga un espacio tan hermoso para nosotros", expresa orgullosa.

El jueves fue un día especial. El programa Festival de las Estrellas, que conduce Germán Becker por LT8, presentó a Delia Rodríguez, la Chaqueñita y Nobleza Cassini, dos glorias de la época en que la música en vivo era una parte esencial de la programación de radio. Una multitud de adultos mayores, muchos con sus andadores o bastones, hicieron la fiesta. Y después, participaron de la distinción al dramaturgo y director de teatro Mirko Buchín.

El viernes, a las 15, se presentó el libro Proyectando ilusiones, de Daniel Grecco, sobre la historia de los cines de Rosario. Allí estaba Norma, que hace medio siglo trabajaba en SonoFilm como revisadora de películas. "Ganaba 80 pesos", rememora. Norma cumplió ayer los 78, y la charla de Grecco le llegó al corazón. "En el libro hay una foto de mi papá, que trabajaba en el cine Monumental. Cuando lo vi me emocioné", dice Norma.

Rosa, de 83, Yolanda, de 85 y Marta, de 65, llegaron desde el barrio Industrial porque Un cuento chino era la película que habían votado. Al salir de la sala, el joven profesor de gimnasia del Centro de Jubilados al que asisten, Nicolás, se acerca a darles con un beso. En cambio, Liliana y Nelly, de 63 y 82 años, se enteraron por la televisión. Son vecinas, viven en el mismo edificio. "Estoy emocionada, no la había visto", se solaza Nelly. Entre todas, hay una sola que se queja, María. "Este año, el Festival me desilusionó, porque no está subtitulado en castellano, y eso es un problema para quienes ya no escuchamos bien".

Para Valeria Boggino, directora del Centro Audiovisual Rosario que co-organiza el Festival, lo más sorprendente del público es la gratitud. "Se muestran tan agradecidos de este espacio, y con tantas ganas de ver cine. Cada vez que termina el Festival preguntan si lo vamos a volver a hacer durante el año", dice la funcionaria, feliz porque La Comedia, otra vez, tuvo todas sus butacas ocupadas.

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Los adultos mayores llenaron cada día del Festival las instalaciones del teatro La Comedia.
Imagen: Gentileza Guillermo Turín/ Municipalidad de Rosario.
 
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