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Martes, 31 de octubre de 2006

CULTURA / ESPECTáCULOS › LAS PINTURAS AL OLEO DE EDUARDO PICCIONE

Irrealidad de lo cotidiano

 Por B.V.

Hasta el 15 de noviembre (de miércoles a viernes de 17 a 20, y los sábados de 10.30 a 13.30) puede visitarse en la galería "Casa de arte" (San Martín 462) una muestra de pinturas recientes al óleo de Eduardo Piccione. Con la calidad pictórica que acostumbra, Piccione presenta esta vez unas series de objetos, cotidianos y enigmáticos a la vez. Estos se reiteran como obsesiones en espacios de una atmósfera densa, vuelta verosímil a través de un exquisito manejo del claroscuro. El sentido último de estos objetos se escapa y permanece en el misterio, pero su sugestión es potente.

Hay básicamente dos series: una, casi monocromática, de muebles (una mesa de luz, una mesa de comedor de campo, un ropero) con variaciones: una puerta entornada, un único cajoncito abierto y vacío. La otra serie, más variada en el color, presenta distintas vistas de un embalaje en forma de prisma rectangular a medio abrir. A excepción de una mesa con una manzana, cada cuadro muestra un único objeto, como si de retratos individuales se tratara. Paradójicamente, cuanto más sobrias son las composiciones, más elocuentes resultan. El objeto repetido, como si recurriera en un sueño, deviene símbolo de una realidad última que parece estar siempre a punto de manifestarse.

Eduardo Piccione (Rosario, 1956) expone desde comienzos de los años 80. Alberto Ventresca, integrante del grupo Litoral, lo consideraba su discípulo dilecto. Pintor sumamente prolífico, Piccione viene trabajando desde hace años este tipo de composiciones con muebles y otros objetos cotidianos. En estas nuevas obras ha logrado una concentrada expresividad y una notable síntesis.

--¿Cuál es el sentido de estos motivos?

--Estos muebles son elementos donde uno guarda cosas; contienen elementos de historia familiar. Al principio tomaba luz, sombra y proporciones del natural; ahora ya los tengo en la memoria. Hace unos años, los muebles constituían una escenografia; hoy le doy sentido al objeto mismo, no me interesa tanto que pasen cosas sino que el acontecer sea el objeto mismo. Al pintar el mueble solo, estoy sintetizando hasta llegar a lo esencial.

--¿Por qué los fondos son tan despojados?

--Siempre el color fue lo principal para mí; primero pongo el color, después viene la forma. Pero además si planto el objeto sobre algo, lo vuelvo más terrenal. En cambio, si no hay horizonte, se da esa cosa surrealista de un objeto irreal, onírico, interior. Ya no necesito dividir el plano; de esa manera, el objeto flota. Pongo objetos reales en un contexto no real.

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