rosario

Martes, 10 de junio de 2008

CORREO

Cecilia

Ceci, la joven militante que conocimos aún adolescente en la organización de los escraches a los genocidas o planeando los 16 de septiembre por La noche de los lápices frente a Rock and Feller's; la que nos volvió locos a puro fundamento hasta que nos hizo entender por qué era imprescindible luchar por la libertad de todos los presos políticos y sí, el jueves mismo nos había llamado diciendo que no había ninguna excusa para dejar la lucha por la libertad de los presos campesinos paraguayos... y entonces el martes, como hace tantos años, nos encontraríamos otra vez, para marcar prioridades de trabajo, junto a los compañeros de la Comisión por las Libertades, uno de los tantos lugares donde discutió, participó, convenció, organizó, ayudó a formar.

La Ceci, única capaz de estallar en una carcajada sonora, inconfundible, mientras nos defendía con toda su humanidad pura ternura de un milico con arma larga, hecho que nos arrastraba a imitarla junto a la inevitable puteada para el desconcertado protector de "la ley".

Militante en una organización revolucionaria, llevaba sus ideas, con una sensibilidad y franqueza que la hacían, por sobre todas las cosas, alguien que se ganaba un profundo afecto de propios y extraños.

No hubo piquete, marcha o lugar de resistencia que no la tuviera solidarizándose en todos estos años. Los Familiares de los asesinados de la Comisaría 25 o los compañeros del Lavadero Virasoro, lo saben muy bien. Tal vez la lucha en La Toma y la construcción de su Centro Cultural, fue una de las tareas donde se la veía puro entusiasmo y energía.

Era tan bueno, para nosotros, los adultos, ver a esa joven ir desarrollando sus capacidades, ideas e inquietudes, que podía, con la misma claridad y principios, trabajar en la Facultad junto a compañeros editando "Reverberaciones", caminar la Villa de Flamarión junto a los desocupados pidiendo por sus derechos y trabajar de obrera en una fábrica.

No era necesario compartir todas sus ideas para quererla y respetarla por la firmeza de sus convicciones.

Los compañeros de la APDH Rosario la contaron siempre y cada vez que reclamaron su participación y es por eso que entre lágrimas y puteadas por esta tragedia impensada, escribimos estas pocas palabras.

Sabemos que la Ceci se fue con una bandera roja entre las manos, riéndose a carcajadas, su hermoso pelo negro al viento, a otras dimensiones, a continuar la lucha, hasta la victoria, siempre.

Norma Ríos

Presidenta APDH Rosario

*María Cecilia Restovich murió el viernes por la noche en un accidente con su moto, en avenida de Circunvalación.

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