rosario

Sábado, 4 de julio de 2009

CORREO

Honduras

El pasado domingo 28, mientras los argentinos asistíamos a las urnas luego de jóvenes 26 años de ininterrumpida democracia, nos enteramos de la vuelta de la barbarie en Honduras. Una vez más la derecha de América muestra que puede aparecer teñida de una pátina democrática pero no pierde las mañas. Como en Venezuela, volvemos a presenciar azorados un despliegue militar que nos remite a la peor noche de nuestro continente en el siglo XX. Acorde lo ordena el Manual de Operaciones de la CIA para la tristemente célebre en nuestra zona "Escuela de las Américas", mediante el uso de "grupos de tareas" secuestran cobarde y clandestinamente a un presidente constitucional.

Las fuerzas democráticas de todo el continente tenemos la obligación de denunciar firmemente lo ocurrido pero cabe reflexionar sobre el rol de la justicia una vez más. La Corte Suprema de Honduras prestamente ordenó la suspensión del plebiscito convocado por el gobierno democrático y secuestró toda la documentación relacionada, reaccionando de la misma vergonzosa forma en que lo hiciera el poder judicial en nuestro país salvo por supuesto honrosas excepciones.

Y lo que es aún más grave al igual que su par argentina en 1976, convalidó el golpe de estado y ordenó la expulsión del presidente del país en un pobre intento de "legalizar" la vergüenza hondurense.

Denunciamos esta situación que, repetimos, cumple al dedillo con las recomendaciones de la escuela de las américas, incluyendo la apócrifa carta de renuncia del presidente que intentó engañar casi infantilmente a la población hondureña, así como los secuestros y golpizas que sufrieron los diplomáticos de Venezuela, Cuba y Nicaragua por parte de militares hondureños cuando se acercaron a la casa de gobierno a manifestarse contra la expulsión ilegal de Zelaya.

Solicitamos al Excelentísimo señor Miguel D'escoto Brockmann, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas que convoque de inmediato la reanudación del 63 período de sesiones para examinar este quebrantamiento del orden constitucional en la República de Honduras.

Exhortamos a la Fuerzas Armadas hondureñas a que se replieguen a sus cuarteles de inmediato para evitar incidentes que puedan conducir a un derramamiento de sangre. No por repetida pierde actualidad la sentencia que reza que los pueblos repiten su pasado si no se construye una memoria sólida y ello solo es posible con la base de la verdad y la justicia. Todo nuestro continente amnistió los crímenes de lesa humanidad. Argentina está dando una lección en la materia.

Vildor Garavelli y Gabriela Durruty

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