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Jueves, 3 de marzo de 2011

CORREO

Un tranvía llamado deseo

La actual administración municipal no puede adjudicarle a los "gobiernos anteriores" no haber resuelto los problemas del transporte en la ciudad, porque estará escupiendo para arriba y es imprescindible que nuestros dirigentes hagan sus autocríticas de las asignaturas pendientes, entre las que el problema del transporte de pasajeros forma parte. El transporte ferroviario urbano, que modernas ciudades europeas se encargan permanentemente de mejorar, es una buena opción para una ciudad que desde hace más de 50 años carece de planificación en la materia y de una estructura académica que admitió con resignación la casi total destrucción de la estructura del estudio de los sistemas de transportes.

Ha sido de tal grado la desidia sobre el tema transporte terrestre, que posiciones estratégicas para abordar soluciones de fondo han sido desmanteladas, en muchos casos enterradas bajo hormigón (ex Rosario Central, con un movimiento de decenas de trenes diarios) y hoy no hay funcionarios que prevean el uso de las vías y el transporte eléctrico para mover pasajeros de un punto a otro de la ciudad, recomendando construir cocheras subterráneas como "salida" a la congestión vehicular que se produce sin límites de crecimiento en la última década, de los que quieren "emular a Barcelona".

La circulación vehicular de los automóviles particulares, que fuera eliminada por contaminación en el centro de la ciudad, no ha sido resuelta y quienes tienen la desgracia de vivir en el radio comprendido entre Lagos, Pellegrini y el río, respiran hoy un aire que ya no se controla por las emisiones de gases de combustibles, que otrora derivó en prohibición de circulación de vehículos particulares con pendulares acciones que demostraron la ineficiencia de esta administración municipal para abordar la temática.

Mirando las imágenes de los daños inferidos a los propietarios de automóviles que nos brindó la televisión de la ciudad autónoma de Buenos Aires y sabiendo que el mantenimiento de nuestros desagües no difiere de la desatención del gobierno de Macri, desistiré de guardar el auto en cochera subterránea de plaza, supermercado o similar porque hay daños que los seguros no cubren.

Volviendo al tranvía, ¿cuántas veces se repitió el anuncio de su puesta en marcha en los procesos preelectorales de la actual administración? ¿No correspondería aclarar el estado de los estudios de prefactibilidad del proyecto, costos y fuentes de financiación? ¿Está definida la traza a utilizar? ¿Cuesta tanto ser transparente, aceptar la autocrítica, explicar que no se hizo y dar las razones de la demora?

Democratizar, implica dar esos pasos imprescindibles.

Angel M. Contestí

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