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Miércoles, 7 de septiembre de 2011

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Admisión

La casa se reserva el derecho de admisión. Así dicen los carteles que todavía suelen exhibirse en distintos lugares.

El martes, en el teatro Municipal de la ciudad de Santa Fe, los legisladores electos como consecuencia de los comicios del 24 de julio recibieron sus diplomas. Uno de ellos debería ser el candidato del Movimiento Proyecto Sur. Que sacó 60.426 votos, más que nueve diputados que ingresarán con menos sufragios que él (seis del PRO y tres del Frente Cívico Progresista y Social). Flagrante contradicción de la democracia que, basada en el voto del pueblo, niega la banca a quien la ganó con legitimidad.

Los integrantes del Tribunal Electoral aplican un decreto de la dictadura para negar el derecho a más de 60 mil santafesinas y santafesinos.

Una minoría que va a contramano del almanaque y que sitúa a todos los integrantes de los poderes judicial y legislativo ante la vergüenza de responder ante sus pares de otras provincias que aquí se valoran los votos de acuerdo al espíritu proscriptivo de la noche carnívora del terrorismo de estado. Será interesante observar y escuchar a los legisladores que el 1º de agosto se mostraron solidarios con este reclamo ante la masiva movilización de casi tres mil personas en apoyo de la banca ganada.

¿Qué dirán esos mismos legisladores ante la entrega de diplomas que deja afuera y desprecia la voluntad de más de 60 mil personas? La casa del sistema político, económico y judicial de la provincia se reserva el derecho de admisión.

No quiere que la representación de un sector que siempre denunció la explotación, las hipocresías y la corrupción se haga presente en una de sus instituciones. Pero más allá de la entrega de diplomas, la pelea por defender el voto de los santafesinos continuará en la justicia y en la calle, tal como lo hicimos toda la vida.

Porque es hora que los palacios judiciales y legislativos comiencen a escuchar mejor a las voces de la calle, porque en democracia los privilegios de los feudos deben ser cada vez menores para que, de una buena vez, la felicidad sea un derecho de todos y no el privilegio de unos pocos.

Para que haya menos palacios y más democracia, habrá que escuchar y respetar más a la calle, para que no persistan los nichos donde se reservan el derecho de admisión para dejar afuera a los que pelean por la memoria, la verdad y la justicia.

Carlos del Frade

Periodista y escritor

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