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Miércoles, 16 de noviembre de 2011

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Esperanza

Tuve la suerte de conocerla. Era de esas personas de las que todos hablan. Su acento español y su sonrisa pícara la daban un plus radiante a esa luchadora que fue. Huérfana dos veces, viuda de rebato y tres veces eso que no tiene nombre ¿cómo se llama a alguien que perdió tres hijos? La dictadura asesina le diezmó la familia, la obligó al exilio y la dejó sin nada. La democracia argentina la olvidó. La justicia de los tribunales no llegó a tiempo para que ella declarara. Pero habrá otra justicia, ella creía en eso, en algún lugar...

La extrañaremos, su alegría faltará en la plaza y en la próxima marcha. Pero sus pasos seguirán firmes. La veremos caminar cada vez que nosotros mismos no podamos más, porque ella no sólo nos enseñó el camino, además nos dará fuerzas para transitarlo.

La extrañaremos ¿quién sabe cuánto? La llevaremos como bandera y será nuestra luz, siempre, nuestra Esperanza.

Marianela Scocco

Pesar

Sentimos profundo dolor por la muerte de Esperanza Catalina Pérez de Labrador a los 89 años, incansable luchadora por los derechos humanos, Madre de Plaza de Mayo. Esperanza nació en 1922 en Camagüey, Cuba, desde donde emigró muy joven hacia España, país que abandonó en 1950 al finalizar la guerra civil para afincarse en Rosario junto con su marido, Víctor. Fue allí donde formaron una familia que luego fue destruida por la dictadura cívico﷓militar que desapareció a su hijo menor Miguel Angel cuando salía de la casa familiar el 13 de septiembre de 1976.

Dos meses más tarde, el 10 de noviembre, fueron asesinados su marido Víctor, su hijo Palmiro, de 28 años junto con su compañera Edith Graciela Koatz de 25. Desde ese momento la lucha de Esperanza fue incesante, nunca se cansaba de repetir "Yo me decía: 'si ya han matado a mi marido y a mis hijos, qué importa que me maten a mí".

En plena dictadura, Esperanza se plantaba todos los días ante las oficinas del genocida Galtieri, hasta que éste la recibió para decirle que la muerte de su esposo fue "un error" pero que sus hijos eran montoneros. Esperanza se lanzó entonces contra él, le agarró de la pechera del uniforme y le gritó "!asesino, criminal!".

Su historia fue una de las razones por las cuales en 1996 el juez español Baltasar Garzón abrió un proceso contra la dictadura cívico﷓militar argentina e inspiró el libro Esperanza que fuera presentado en septiembre pasado escrito por el periodista español Jesús María Santos.

Secretaría de Derechos Humanos de la Nación

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