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Jueves, 18 de julio de 2013

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Arlt

Roberto Arlt dejó estampado en el prólogo a su novela Los Lanzallamas una afirmación que es casi una sentencia y a la vez una síntesis de toda su obra periodística y literaria: "Hay que escribir páginas que tengan la fuerza de un cross a la mandíbula y que los eunucos bufen".

Así fue Arlt. Escribió cuentos, novelas, obras de teatro que mantienen vigencia, en tanto muchos que denostaron su estilo hoy forman parte de una galería del piadoso olvido.

El 26 de julio de 1942 se detuvo para siempre el corazón de una de las figuras fundamentales de la literatura argentina, Roberto Arlt. Periodista, dramaturgo, por sobre todas las cosas un agudo observador de la realidad social, Arlt creó un estilo narrativo singular e incomparable que abrió brecha para las sucesivas generaciones de narradores.

Proveniente de una clase social desfavorecida y humillada, supo con voz propia mostrar los rostros ocultos de una sociedad hipócrita. La reedición de sus crónicas policiales bajo el título de El facineroso, publicadas en los diarios Crítica y El Mundo entre 1927 y 1928 dan cuenta de esto, son sus escritos preliminares en un género, el periodístico, en el que dejaría su huella indeleble.

Ya en su primera novela El juguete rabioso, aparecen esos seres a los que se les niega la posibilidad de una vida digna y como años después escribirá el propio Arlt irrumpen en la escena de la literatura vernácula sin pedir permiso alguno.

Célebre por las aguafuertes que publicaba el diario El Mundo, estas crónicas reflejaban la vida cotidiana durante la década infame.

Los libros de Arlt son en muchos casos anticipatorios de las tragedias políticas y las calamidades colectivas de esta latitud. Las obras dramáticas que Arlt exhibió en el Teatro del Pueblo de la mano de Leónidas Barletta son magistrales análisis que anticipan al existencialismo filosófico de Camus y Sartre.

Han transcurrido más de seis décadas pero la voz de Arlt no se apagó, sigue viva en las páginas de sus libros y su exhortación a la labor intelectual y práctica mantiene plena vigencia: "El futuro es nuestro por prepotencia de trabajo, escribiendo una novela tras otra, sin detenernos".

En esta época de vacuidad cultural, frivolidad y desencantos, evocar a Arlt es rescatar una actitud no solo hacia el arte sino y por sobre todo ante la vida, una actitud que lleve a trascender los caminos trillados y a encarar nuevos desafíos de reconstrucción solidaria.

Carlos A. Solero

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