Domingo, 29 de enero de 2006 | Hoy
Casi el 28 por ciento de los partos registrados en 2005 en la
Maternidad Martin, correspondieron a chicas de entre 14 y 19
años. Allí se atienden la mitad de los partos adolescentes
Por Sonia Tessa
Una adolescente rosarina de 15 años llegó el segundo día del año a la Maternidad Martin, convencida de que ya tendría su segundo bebé. Su hijo mayor tiene un año y vive con su pareja, de apenas 16, en la zona litoraleña de Victoria. Creía que su embarazo estaba a término, pero no se había practicado ningún control prenatal que le permitiera saberlo con certeza. El 5 de enero dio a luz a trillizas, para su sorpresa y también la de los profesionales que la atendieron. No llevaba ajuar para las tres, no sólo porque no sabía que serían tantas, sino también porque es muy humilde. Su historia es extrema, pero para nada excepcional. El 27,2 por ciento de los partos que se realizaron el año pasado en la Maternidad Martin correspondió a madres de menos de 19 años, y entre ellos, el 1,3 por ciento (54 partos) fue de niñas menores a los 14. El dato surge de una completa estadística elaborada por ese centro asistencial, donde se desarrollan el 51 por ciento de los partos adolescentes de la ciudad. La proporción se mantiene con pequeñas variaciones desde el año 2000, pero es inferior al 28,4 de 1995, y al 30,6 de 1996.
Mientras en el año 2000 hubo 65 partos de menores de 14 años, y 1.183 de chicas de entre 15 y 19 años (entre los dos segmentos, un 27,7 por ciento del total), al año siguiente fueron 76 las niñas-madre (menos de 14 años) y 974 las adolescentes (hasta 19 años). Sumaban el 26,5 por ciento del total de los partos. El crecimiento de los nacimientos con madres menores de 14 es un dato crítico, ya que esa cifra desnuda situaciones de abuso sexual, como está documentado en distintos estudios académicos y la práctica cotidiana de quienes trabajan la problemática.
El número de niñas madre trepó a 77 (1,9 por ciento de los partos) en 2002, cuando también hubo 1060 chicas de entre 15 y 19 años que tuvieron su hijo en el centro municipal. Por entonces, significaba el 27,5 por ciento del total de partos. Al año siguiente (2003), hubo 69 niñas madres en La Martin, y 966 adolescentes. En total, 24,9 por ciento del total de los partos. En 2004, fueron 54 las niñas y 932 las adolescentes, alcanzando un 25,9 por ciento de un total disminuido: ese año, la Martin atendió 3.753 partos, el número más bajo en diez años. En 2005, la cantidad de partos creció, y también el porcentaje de adolescentes.
Las últimas investigaciones sobre el tema deslindan razones y preocupaciones entre la maternidad en niñas y en adolescentes. Un estudio de 1998 sostiene que el ciento por ciento de las niñas que tuvieron su primer coito antes de los 13 años habían sido forzadas, mientras no lo fueron ninguna de las que se iniciaron entre los 17 y 18 años. Si bien la violencia sexual, el embarazo de las adolescentes más grandes (15 a 18 años) tiene características más complejas.
Justamente, la Maternidad Martin fue uno de los centros asistenciales que formó parte de la investigación nacional multicéntrica plasmada en el libro "Embarazo y maternidad en la adolescencia. Estereotipos, evidencias y propuestas para políticas públicas". La ambiciosa investigación fue coordinada por Mónica Gogna, y tomó a servicios de maternidad de todo el país. La Martin es el centro asistencial más importante de la ciudad en su rubro, ya que el año pasado atendió 4.169 partos. Según datos del año 2002, el 51 por ciento de todos los partos de madres adolescentes de la ciudad se realizan allí.
En las conclusiones del estudio, Gogna sostiene que "desde el punto de vista de las políticas públicas, resulta preocupante que la gran mayoría de las jóvenes encuestadas (aproximadamente dos tercios de la muestra) no había buscado embarazarse, a pesar de que no estaba usando un método anticonceptivos. Los motivos argumentados (dificultades de acceso a métodos pero también pautas culturales que las inhiben a tomar una actitud de autocuidado o de negociar prácticas anticonceptivas) dan pistas útiles para mejorar las actividades de prevención".
El trabajo de investigación deconstruye la problemática del embarazo adolescente, al entender que "la expresión denota inmediatamente una valoración negativa y se entiende como un problema público sobre el cual la opinión de los adultos -padres, maestros, médicos, planificadores, comunicadores y políticos- tiene tanto o mayor peso que los propios jóvenes". Consideran que "existe una tendencia a considerar que la situación de embarazo y la maternidad/paternidad durante la adolescencia no es adecuada independientemente de si se producen o no efectos adversos en la salud, si la joven embarazada tiene doce, dieciséis o dieciocho años, si el mismo es resultado de un abuso o si fue buscado o querido".
Con este marco, hacen hincapié en la heterogeneidad de los adolescentes, y sobre todo en los efectos de la desigualdad social, que hace a algunos grupos más vulnerables. Y con todas las consideraciones que merece la complejidad del tema, el estudio consigna que "aún en condiciones de fragilidad social, la maternidad y la paternidad adquieren muchas veces un sentido positivo: reconocimiento, reafirmación de identidad, mayor autonomía, mejoramiento de acceso a recursos".
El estudio realizado incluyó entrevistas a 1.645 jóvenes, además de entrevistas a funcionarios públicos y referentes de organizaciones de la sociedad civil. Un párrafo revelador de ese estudio indica que "la joven de sectores populares se parece más a su madre que a una par de la misma edad de sectores medios. El consumo de alcohol, la violencia doméstica, callejera e institucional, la desocupación y la exclusión son paisajes comunes en las distintas provincias. Sin embargo, salvo excepciones, estos problemas no reciben respuestas articuladas desde el Estado".
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