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Lunes, 20 de junio de 2011

SOCIEDAD › SANTA FE Y UN CASO QUE RECONOCE EL DERECHO A LA IDENTIDAD

Reparación en marcha

Convertido en decreto por el gobernador Hermes Binner, el dictamen del fiscal de Estado Jorge Barraguirre establece la confección de un documento nacional de identidad de acuerdo al género que identifica a Alejandra Ironici.

 Por Sonia Tessa

Alejandra Selenia Victoria Ironici sigue asombrada, contenta, expectante por la próxima obtención de un DNI que respete su identidad de género. No se queda quieta: se mantiene con sus trabajos de costura, estudia primer año de abogacía en la Universidad Nacional del Litoral, coordina en Santa Fe la ONG Miser (Movimiento de Integración Sexual, Etnica y Religiosa). El dictamen del fiscal de Estado Jorge Barraguirre, convertido en decreto del gobernador Hermes Binner, para que le confeccionen un documento nacional de identidad de acuerdo al género que la identifica sin necesidad de contar con una resolución judicial fue mucho más que una gran noticia para ella. Sin embargo, es cauta, porque todavía falta la firma de la jueza en lo civil y comercial, en la que confía. No quiere apresurarse ni decir ninguna palabra que pueda sonar a presión. Sabe que el sueño de ser registrada con su propio nombre está a punto de convertirse en realidad. No es su único deseo, pero abrirá las puertas de tantos otros. "Es la primera vez en el mundo que ocurre que un estado provincial reconoce el derecho a la identidad, basándose en la Constitución nacional", enfatiza la importancia de su conquista, que se dio a conocer la semana pasada y expresa lo que significa la espera de su nuevo DNI: "Se juegan los 34 años de mi vida".

Alejandra distingue su situación de otras que tuvieron trascendencia nacional. "Florencia Trinidad y Alejandro, de Gran Hermano, son personas mediáticas. Parecía que para obtener un documento tenías que ir a la televisión. Además, los dos tenían un amparo judicial iniciado con anterioridad", explicó la santafesina que logró una resolución favorable del estado provincial.

Nacida bajo el signo de escorpio, el 4 de noviembre de 1976, con el nombre de Alejandro, en Tostado, una zona árida del norte de la provincia de Santa Fe, Alejandra supo de habituales burlas en la escuela. "En mi adolescencia, cuando iba a la secundaria, ya usaba calzas, ropa feminizante. Era el afeminado, me decían las típicas palabras peyorativas que te ponen en el pueblo: marica, puto", cuenta por teléfono.

Recién se había recibido de técnica en sistemas administrativos, a los 18 años, cuando su madre murió, muy joven, de cáncer en la matriz. El padre no aceptó la transición que la llevaba a llamarse Alejandra. "Cuando mi mamá murió, yo tenía los bolsos en la puerta de mi casa. Me vine a Santa Fe pensando que era una sociedad amplia, abierta, que iba a ser todo color de rosa, que me iba a encontrar con el amor. Mentira, me di contra una pared", rememora el largo camino recorrido.

La primera apuesta de Alejandra en Santa Fe fue seguir estudiando. "Me anoté en Ciencias Económicas, estudié dos años, pero era discriminada por mi forma de vestir", recuerda. Con su título en mano, se inscribió para trabajar como administrativa en el hospital de niños Orlando Alassia, entonces en construcción. El concurso la dejó en un lugar más que expectante, segunda en orden de mérito. Pero la respuesta fue decepcionante. "Me dijeron que tan afeminado no podía trabajar", relata. Ni siquiera una carta de recomendación del senador de su departamento, 9 de julio, Raúl Gramajo, le abrió la puerta. Fue un espiral de discriminaciones. Abandonó el estudio, y se fue con el grupo Fama a hacer un show de transformismo en Villa Gesell, justo en el cambio de siglo.

Después inició una pareja, se operó, se puso implantes mamarios, tomó hormonas, hizo los cambios físicos que anhelaba. Volvió a Santa Fe, donde trabajó más de nueve años en un taller de costura, pero su ropa, el pelo largo, las uñas pintadas, provocaban rechazo de su patrón. La situación se hizo insostenible y Alejandra tuvo que irse. Se mudó a Buenos Aires. Conoció a Noelia Luna, la presidenta de Miser, la ONG que ahora coordina en Santa Fe. Gracias a Noelia obtuvo un trabajo como técnica por seis meses en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A fines de 2009 decidió volver a Santa Fe, porque la vida porteña le resultaba intolerable. "Me volví más pobre de lo que me había ido, pero pensaba que Santa Fe no podía sacarme un derecho que me correspondía", cuenta ahora.

A raíz de su historia de pérdidas, la decisión del Estado santafesino le parece una reparación. No es todo lo que quiere, pero sí una buena parte. "Estoy feliz porque era lo que estábamos esperando y a pesar de todas las cosas malas, no les voy a dar el gusto de doblegarme, de tener que pararme en una esquina a ejercer la prostitución. Lamento por todas mis compañeras que sí tienen que hacerlo", afirma desde su casa en Santa Fe, donde se las arregla con algunos trabajos como modista.

Su principal preocupación es la inclusión de las personas trans, y cree que la prioridad es la situación laboral. "Nunca ejercí el trabajo sexual, que para mí no es un trabajo. Lo que busco es la reivindicación de todas mis compañeras, que viene por el derecho a tener un trabajo digno. No estoy pidiéndole nada del otro mundo al Estado, estoy pidiéndole un trabajo. Si en Buenos Aires hay nueve compañeras que están trabajando en el Estado, ¿por qué no me dan esa posibilidad? ¿Porque no concuerdan mis datos registrales con la persona que tienen enfrente, con pollera y par de tetas?", arenga Alejandra, quien considera que "el documento es la base, como el cimiento cuando empezás a construir una casa. El documento va a decir que soy Alejandra Ironici, lo que decidí vivir como mi vida, mi vida de mujer, eso no significa que voy a conseguir un trabajo. Garantiza derechos que estaban vulnerados, pero no todos".

Más allá de las dificultades que deberá seguir afrontando, de una situación económica que dista demasiado de ser holgada y de su prédica por el derecho al trabajo, Alejandra tiene claro que en los próximos días el Estado le dará el DNI con su identidad, y que eso será una primera reparación. "Las opiniones del doctor Jorge Barraguirre, que es el fiscal de Estado, y redactó el dictamen por el cual nos eximen de recurrir a la justicia, significa un avance enorme", enfatiza. Al mismo tiempo, en los tribunales de Santa Fe se tramita el recurso de amparo presentado en marzo por Marina Quintero, una militante por los derechos de la diversidad sexual que aún no tuvo respuesta favorable.

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Alejandra recibirá su DNI a partir del dictamen del fiscal Barraguirre y el decreto de Binner.
 
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