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Jueves, 26 de febrero de 2009

PSICOLOGíA › SALUD MENTAL PARA LOS PACIENTES ONCOLóGICOS

Un lugar para la palabra que cura

 Por Daniela Grande *

Cuando uno trabaja con pacientes oncológicos desde lo psíquico, muchas veces escucha comentarios de otros colegas que dicen: "trabajás con pacientes terminales", y siempre doy la misma respuesta: ¿Existe un paciente no terminal? Pero claro, un sujeto que está enfermo de cáncer, tiene un tiempo diferente a otros pacientes, pero aun así ¿ellos tienen que quedar excluidos del lenguaje? ¿No pueden estos pacientes ser escuchados desde la perspectiva psicoanalítica?

Hace ya algunos años que trabajo desde el psicoanálisis con pacientes oncológicos, siguiendo las palabras de Pommier: "lo irresuelto en el lenguaje, viene a engrampar en la carne".

Quizás lo más traumático de la enfermedad sea el modo de tratamiento que los profesionales les dan a los pacientes oncológicos, muchas horas de espera en las salas, pocas palabras, e innumerable cantidad de medicamentos. En los niños, se presenta como paralizante, ellos deben dejar la escuela, deben dejar de jugar, deben dejar de ser niños, y el cáncer se disipa más en sus vidas que en sus cuerpos.

Ante este lugar siniestro, por qué no transformar esa realidad aunque sea un poquito. Así nació la concurrencia, de un grupo de estudiantes de psicología y medicina, que trabajamos en las salas de espera de los hospitales públicos de la ciudad, para devolver la palabra y el juego, a este lugar oscuro y de espera interminable.

Los niños transformaron esa espera de la quimioterapia o de una punción, en horas de juego, donde el único objetivo es devolverles ese lugar de niños, de infancia.

La concurrencia pretende darle a los pacientes oncológicos un espacio de escucha de otros que van al encuentro de lo que les sucede, sin un posicionamiento ideológico, religioso o profesional. Concurrir a las salas de los hospitales, de sujeto a sujeto, sin pretender ocupar ningún lugar profesional, ni reemplazar ningún tratamiento, sino sacar a los pacientes de una enfermedad que se presenta como toda orgánica.

Ofrecer por otro lado un espacio para que los estudiantes tengan un lugar de formación y de práctica acerca de lo que es el cáncer. Que el cáncer sea en un 70 por ciento curable, que hoy muchos hayan dejado de tener miedo a una enfermedad innombrable, se debe a que hayamos comenzado a nombrarla, por que si están dadas las condiciones médicas y psicológicas el cáncer se cura.

Pero para que esto sea posible tenemos que tomar el arduo compromiso de trabajar interdisciplinariamente, y la concurrencia pretende demostrar en acto que es posible abrir esta puerta de acceso a la vida.

Y lo siniestro de ese espacio de espera en los hospitales poco a poco se llenó de palabras, de historias, de juegos. Y los niños volvieron a ser niños y los adultos a comprender que quizás algo de sus historias estaba engrampando en la carne y que contar con otro ayuda. La concurrencia somos unos al encuentro de otros, y esto es también salud mental.

* Psicóloga. Concurrente en Hospital.

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