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Lunes, 21 de marzo de 2011

OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD

Los límites que impone Binner

El gobernador supeditó su candidatura nacional a lo que pueda suceder con su candidato en las elecciones santafesinas. Hermes Binner mostró una vez más qué es lo que más le importa en el futuro inmediato. Las peleas con Giustiniani, los últimos números. ¿Cuántos son los que respaldan a Hugo Moyano en Rosario?

 Por Leo Ricciardino

La riqueza política de la semana que terminó en Rosario tuvo uno de sus puntos más altos en el foro que el sábado se dio cita en el Patio de la Madera. No sólo por quiénes fueron los protagonistas del cónclave (Hermes Binner, Pino Solanas, Luis Juez y Víctor De Gennaro); sino además por las definiciones contundentes del gobernador de la provincia. Lejos de entusiasmarse rápidamente con la idea de un Frente Progresista a nivel nacional, y a sólo una semana de haber admitido sus deseos de encabezar una fórmula presidencial; Binner ratificó que lo que más le importa en estos momentos --casi lo único, se podría decir- es que su candidato Antonio Bonfatti le gane la interna a Rubén Giustiniani y luego se imponga en las generales de julio. "No hay ninguna posibilidad de que integremos una fórmula nacional si no ratificamos una manera de gobernar en Santa Fe", dijo Binner poniendo un límite de hierro a sus propias chances.

Esta definición completa la apuesta al todo o nada en la que se embarcó el máximo referente del socialismo. La misma apuesta que sorprendió y sacudió a toda la estructura del PS: No hay futuro sin Bonfatti gobernando la provincia. Una decisión que muy pocos esperaban de una personalidad como la de Binner que, evidentemente, fue mutando con los años y la acumulación de poder. Sin que esto implique un juicio de valor por sobre una mera descripción de los hechos.

La polémica de las últimas horas en la que se embarcaron referentes de ambos sectores internos del socialismo, indica claramente una posición de no retorno. Aún sabiendo que es difícil sustentar semejante aseveración cuando se habla de política, el hecho de que el debate se haya trasladado hacia una suerte de competencia por ver si los senadores Carlos Reutemann y Roxana Latorre hicieron o no más por Santa Fe que su par Giustiniani, es un indicador preocupante. Bonfatti lanzó la primera piedra en esta oportunidad y Eduardo Di Pollina salió a contestarle, marcando también un cambio en la disputa ya que hasta el momento el senador Giustiniani y su sector habían elegido no responder a ninguno de los agravios. Parece que se ha pasado algún límite y hubo cambio de estrategia.

Una primera lectura de la encuesta con firma que se conoció en las últimas horas y que difundió ayer Rosario/12 podría señalar que la posición de Giustiniani sobre Bonfatti es muy beneficiosa -18,1 por ciento el primero y 13,4 el segundo -; pero si se observa la secuencia completa de las últimas semanas se ve claramente que el senador nacional bajó un punto y medio y que el ministro de Gobierno provincial creció casi cuatro puntos y medio. Saber ahora si esto es o no una tendencia es muy difícil, pero marca un camino cuando faltan unos sesenta días para las primarias de mayo.

La encuesta mencionada es en Rosario, por lo que son estos números --y también los previos- los que llevaron a Binner a transformarse en el epicentro de la campaña política en Santa Fe. Llevando al límite sus posibilidades y comprometiendo hasta su propio futuro político que, sabe, está atado a lo que aquí suceda.

Los otros guarismos de este sondeo realizado entre el 11 y el 14 de marzo pasados, señalan también el crecimiento de Agustín Rossi en el electorado rosarino: Lo ponen al tope de los candidatos a gobernador con casi 20 puntos. Muy por encima de los ocho puntos que alcanza Rafael Bielsa. Mario Barletta del radicalismo y Omar Perotti del peronismo sufren la falta de desarrollo territorial en el sur provincial, como era lógico esperar.

Sindicatos

La crisis política que se desató el jueves cuando llegó desde Suiza un exhorto judicial que pretende investigar al líder de la CGT Hugo Moyano, a su hijo y a su entorno; tuvo su impacto también en Rosario y mostró como hacía tiempo no se veía, el mapa de los sindicatos locales y su grado de independencia con las referencias nacionales.

El más extremo de todos fue el histórico titular de la Unión Tranviarios Automotor de Rosario, Manuel Cornejo. "Si la CGT es la columna vertebral de este gobierno, me parece que tiene hernia de disco", disparó el secretario general de los choferes de colectivos para demostrar claramente que no iba a adherir al paro para hoy que finalmente se desactivó y que tampoco le gusta Moyano. Pero fue más allá y consultado sobre las instrucciones de UTA a nivel nacional, aclaró: "Nosotros tenemos acá en Rosario independencia absoluta para tomar decisiones". Y parece que mal no le va, porque ese mismo día habían acordado un 23 por ciento de aumento para el sector que --junto con Camioneros- es uno de los mejores pagos.

Minutos después de que Omar Viviani lanzara la adhesión al paro de los taxistas de Buenos Aires, Horacio Boix aseguraba por radio que los taxistas rosarinos "no estarían dispuestos a plegarse a un paro de esta naturaleza", marcando también sus diferencias con la conducción nacional y ratificando su independencia regional y local.

Sólo Marcelo Piti Andrada de los recolectores de residuos de Rosario --fuertemente enrolado en Camioneros- y, por supuesto, el secretario general moyanista Marcelo Dainotto y el titular de la CGT Rosario Rubén López, mostraron su nivel de adhesión anunciando la movilización de sus gremios a Buenos Aires. En el caso de Dainotto, marcó un matiz importante con lo que fue la conferencia de prensa de la plana mayor de Camioneros en Buenos Aires. Dijo: "Jamás nosotros presionaríamos a la prensa que, sabemos, la hacen trabajadores y asalariados como nosotros".

Lo que sí se notaba en todos era cierta incomodidad por los acontecimientos que ponían a los gremios cercanos a Camioneros al frente de una movida que no tenía una raíz sindical concreta. Por el contrario los motivos eran estrictamente políticos y esa situación --se sabe- deja siempre a los gremios y a sus dirigentes en un escenario en el que no se desenvuelven con comodidad. Cornejo fue quien mejor lo expresó al decir: "No encuentro ningún motivo válido para el paro. No hay ninguna cuestión que involucre a ningún trabajador para salgamos en defensa de nada". La política sindical es mucho más concreta de lo que los dirigentes políticos creen. Que algunos gremialistas sientan la tentación de la política no quiere decir que las actividades sean idénticas por más cercanas que se encuentren. Otros viejos sindicalistas saben esto de memoria y temen caer en las trampas.

Pero también, la tensión que se vivió con este conflicto en la ciudad deja un mapa más o menos certero del sindicalismo rosarino que había logrado una CGT unificada con el municipal Néstor Ferrazza a la cabeza y que ahora se encuentra con una central obrera hegemonizada por Camioneros pero sin la fuerza ni el predicamento que se habían desarrollado. Esta situación se vió claramente en enero, cuando se desató el conflicto en el cordón industrial y los máximos dirigentes cegetistas de Rosario estuvieron ausentes del desarrollo de los acontecimientos.

De todas maneras, hay que decirlo. Moyano en su momento dio libertad de acción a la hora de conformar la nueva conducción cegetista de Rosario. El camionero se encargó de dejar en claro que se mantendría equidistante de la puja que mantenían en ese entonces Ferrazza y López, que finalmente se impuso como titular de la casa sindical de calle Córdoba.

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