Algo más de una hora y media de debate necesitó el socialismo para convertir en ordenanza el aumento de la tarifa del transporte urbano de pasajeros. Transcurrido ese tiempo, el Concejo Municipal aprobó el proyecto presentado por el edil Jorge Boasso con el voto afirmativo de 13 concejales contra 8 que votaron en contra, fijando el boleto convencional en 95 centavos, el promocional en 90 centavos -para las tarjetas que contienen seis viajes- y el cambio justo a un peso. El nuevo cuadro tarifario entrará en vigencia a partir del lunes 17 de abril, según confirmó a Rosario/12 el intendente Miguel Lifschitz. La votación de ayer dejará secuelas en el mapa político del Palacio Vasallo: la incondicional aliada del oficialismo, Daniela León fue desplazada de ese lugar por el bloque que lidera Boasso quien se endilgó el rol de haber destrabado el conflicto, evitando el doble voto del presidente del cuerpo, Miguel Zamarini. El peronismo cumplió con su promesa y pese a no haber avalado el incremento dió quórum para tratar la iniciativa sobre tablas. La oposición denunció que el sistema no mejorará pese a la suba del pasaje.

La sesión comenzó con cierta demora por el reclamo de un grupo de estudiantes secundarios y entidades vecinales contrarios al aumento. Alrededor de 150 alumnos, vecinalistas e integrantes de organizaciones no guberamentales cuestionaron durante una reunión con los presidentes de los bloques las falencias del sistema y advirtieron sobre el impacto económico que tendrá para los sectores populares la nueva tarifa.

Con el apoyo del justicialismo, León y los dos votos de la bancada de Boasso el socialismo consiguió la cantidad de voluntades para debatir sobre tablas -a falta de despacho de comisión- el aumento del boleto.

El debate arrancó con una certeza: el incremento tarifario contaba con los votos suficientes como para no desgastar políticamente a Zamarini, forzándolo a desempatar con su doble voto, ya que el oficialismo había decidido apoyar íntegramente la propuesta de Boasso.

Con esta decisión los ediles del PS emitieron un doble mensaje: buscaron darle mayor legitimidad al aumento, consiguiendo más votos y sin el desempate de Zamarini y "sancionaron" a León, hasta aquí aliada incondicional, por no haber avalado a comienzos de semana la delegación de facultades al intendente para que Lifschitz fije el precio del boleto. Al mismo tiempo los socialistas convirtieron en socio circunstancial al edil radical, un otrora acérrimo opositor a la administración municipal.

Al hacer uso de la palabra en el recinto, Boasso recogió el guante. Defendió el aumento tarifario "atenuado" por el descuento en los seis viajes, basado en el incremento de insumos, reflejado en el "serio" estudio de costos realizado por el Ente del Transporte.

El presidente de la bancada oficialista, Horacio Ghirardi justificó el aumento sugerido para evitar mediante posturas "demagógicas y facilistas" el colapso del sistema, tras lo cual anunció el encolumnamiento de su sector detrás del proyecto de Boasso para "destrabar el conflicto".

Visiblemente molesta, León se limitó a anunciar su apoyo al aumento para después criticar el acuerdo socialista-radical para discutir sólo la iniciativa de Boasso y no "íntegramente la problemática".

El ARI, a través de Nire Roldán y Carlos Comi planteó reparos de fondo a la política de transporte del municipio por "la concentración del sistema en pocos empresarios, las malas frecuencias y el estado de las unidades". Sugirieron como alternativa aumentar el DReI a los bancos y eliminar el impuesto provincial a los Ingresos Brutos para conseguir recursos que financien las conquistas salariales de los choferes.

Desde el peronismo, Osvaldo Miatello celebró que sea el Concejo quien discute el futuro del transporte y que no lo fije la intendencia por decreto. Luego deslizó que la tarifa no debía superar los 85 centavos, según los cálculos propios del Frente para la Victoria. "Esos diez centavos de diferencia son 15 millones para los empresarios", graficó para después advertir a los usuarios que el sistema no mejorará pese a la suba autorizada después de cuatro años con el boleto estancado.