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Domingo, 8 de enero de 2012

CIUDAD › ROSARIO/12 SE METIó EN EL BARRIO Y ENTRE PERSONAS QUE CONOCEN DE CERCA A EL QUEMADO Y SU HIJO.

Testimonios cercanos a la muerte diaria

Sergio Rodríguez, alias "El Quemado", "se dedica al robo de casas" y "está vinculado a diferentes enfrentamientos con armas del fuego". "Es matón y violento. Su hijo Maximiliano "también comenzó a matar y a ser temido en el barrio".

Sin hablar, Diego A. camina hacia la cancha de fútbol y se detiene delante de los bancos. Detrás suyo, el sol dibuja una sombra delgada y profunda que se pierde en la tierra donde se patea la pelota. A su costado se erige el tronco de un árbol, el mismo que abrazó Jeremías Trasante, acribillado, antes de morir. El joven de villa Moreno señala el lugar del triple crimen con la serenidad que enseña la violencia al convivir con ella. "Acá la vida no vale nada, quizá por eso los asesinatos no se investigan", conjetura, mientras deja la mirada en la última morada que encontraron los militantes del Movimiento 26 de Junio. Más vecinos se acercan, pero pocos hablan. Se produce un silencio y Esteban G. se acerca a Diego para tomar la voz del grupo improvisadamente reúnido: "Son siempre los mismos los que se pelean a tiros. Nunca nadie se preocupó por eso. Ahora hay tres pibes inocentes muertos. Vamos a luchar para que la muerte de ellos sirva para denunciar lo que pasa en los barrios".

Sergio Rodríguez, alias el "Quemado", "se dedica al robo de casas" y "está vinculado a diferentes enfrentamientos con armas del fuego". "Es matón y violento. Siempre tuvo enemigos. Cuando estaba en la barra de Ñuls fue el que echó a `La Pantera' Cano'", repasa Esteban cuando se le pregunta por los sospechados de cometer le triple crimen.

El Quemado participó de barra leprosa antes del mando Roberto "Pimpi" Camino, que se impuso a los tiros en la popular a mediados del 2005. Por entonces Cano era empleado del club con tareas de vigilancia asignadas. Su pecado fue reclamar sueldos atrasados en octubre de 2003. "El Quemado lo echó del club a las trompadas. Ahí nació la bronca. A Cano lo balearon, lo dejaron con una discapacidad, y en el 2009 lo mató (Maximiliano Rodríguez) "El hijo del Quemado", por la espalda, cuando discutía con su papá en Biedma al 2900".

"A partir de ahí el hijo del Quemado empezó a ser un pibe muy temido en el barrio", acota Javier P., para involucrarse en el relato, cuando solo quedan Esteban y Diego frente a la cancha de la Agrupación Infantil Oroño, mientras a doscientos metros un móvil policial custodia el corazón de villa Moreno. "Están --por los uniformados-- por todo lo que dice la televisión del barrio. Se van a quedar unos días más y listo. Ellos nunca hacen nada si algún vecino denuncia al Quemado o a la gente que está con el hijo".

Los Rodríguez y la barra.

Con los Camino liderando el paraavalancha de Ñuls, Sergio Rodríguez rompió relaciones con "Pimpi" y se alejó del club. "El Quemado desvalija casas y se ganó el odio de su gente porque la cana sale a buscar lo robado en las casas de sus compañeros y con él nunca se meten", asegura Diego luego de levantarse y pararse frente al cronista.

Como su padre, Maxi también probó pisar fuerte en la barra de Ñuls. La tentación llegó en el 2009, cuando el vecino Diego "El Panadero" Ochoa se apoderó del peldaño más alto de la popular. Los Rodríguez viven en Dr. Rivas al 3200. A la vuelta se crió "El Pana", cono le dicen al capo de la hinchada leprosa.

El Hijo del Quemado se acercó a Ochoa, se mezcló en la barra, volvió a la cancha, y a los pocos días cayó preso por robo. También se lo investigaba por el asesinato de Cano. Pero ningún testigo quiso declarar contra Maxi Rodríguez. Después de un año de encierro el Hijo del Quemado recuperó la libertad. Volvió a la cancha y participó del golpe frustrado al mando del Ochoa, junto a Matías Pera. El Panadero salió de la cancha golpeado y retirado por la policía, como mostraron las imágenes del estadio. Las cámaras del Coloso también captaron el ingreso a la popular de el Quemado cuando Ochoa bajaba las escaleras a los tumbos, aturdido por la golpiza. Pero esa fue la última vez que los Rodríguez, padre e hijo, pisaron el Coloso del Parque. Las Justicia investigó, les prohibió el ingreso a ambos a la cancha, al igual que a Pera, y los mantiene procesado por robo y agresiones a Ochoa.

Nuevas influencias

"Las amenazas entre (Ezequiel) Villalba y Maxi (Rodríguez) llevan mucho tiempo", apunta Esteban. "Maxi anda a los tiros. Y una bala fue al lugar equivocado", agrega el amigo de Diego. Las violentas irrupciones del Hijo del Quemado volvieron el año pasado, "cuando baleó a los hijos del `Huevo' Ibáñez". Oscar Ibáñez aprovechó una salida transitoria de la Unidad Nº 3 para no volver a prisión. Su prontuario es extenso en robos. La policía lo encontró en Villa Gobernador Gálvez y lo capturó luego de una persecución que culminó con el prófugo herido al volcar con el Mini Cooper en que huía en Ayolas y Acceso Sur. Recuperó la libertad en abril del año pasado. Sus dos hijos ya habían sido atacados con armas de fuego en el bar Dailú, frente a la confitería Mogambo, de Avellaneda al 2700, y denunció que temía por su vida. El 30 de mayo de 2011 al Huevo Ibáñez lo asesinaron en Villa Gobernador Gálvez, a plena luz del día. De sus asesinos no hay rastros.

El Hijo del Quemado se hizo más peligroso "cuando se juntó con el `Pescadito'. "Se creen dueños del barrio. Porque acá a la gente se la asesina y nadie va en cana", lamenta Esteban. "La guerra entre las bandas se la podía seguir en Internet", aporta Javier. "Se amenazaban subiendo fotos en Facebook mostrando las armas con consiguieron. Lucen con ametralladoras y todo tipo de pistolas. Tienen un arsenal. Porque arma que disparan arma que hacen desaparecer".

Esteban habla bajo; Diego y Javier se retiran para recibir un grupo de chicos que se aproximan a la cancha. "Lo que se vive acá se tiene que saber. Lamentablemente para que eso suceda debieron dejar la vida tres pibes inocentes", reitera Esteban. "Estos nenes quieren una pelota para jugar al fútbol", le explica Javier a Esteban. "Ahora no se puede, el sol está muy fuerte, vengan más tarde", le sugiere Esteban el grupo de chicos, que entre risas y bromas se retiran a las corridas. "Lo que nadie sabe es que esta violencia sigue y puede haber más muertos", retoma Diego. "Ayer (por el miércoles a la madrugada) balearon la casa de los Rodríguez y de `Pescadito' (Viedma al 3100)".

Los allanamientos se suceden en el barrio. La Justicia busca las armas que se usaron para asesinar a Jeremías, Claudio y Adrián. "Lo más probable es que nunca aparezcan", afirma un desanimado Javier. "También es importante --se entromete Esteban-- decir que no solo por el tráfico de droga se matan acá. A veces si, como cuando le dieron a Luis Medina. Pero otras veces es por tener el poder, por ser los dueños de las zonas que se liberan para los robos. Y nada se va a esclarecer si no se investiga a quienes responden Villalba y el Hijo del Quemado. Porque ellos no atacan a cualquiera. Lo hacen a gente que pone en riesgo sus negocios o no cumplieron con un acuerdo. Arriba de los pibes delincuentes hay gente más pesada. Todos saben quiénes son, pero lo tiene que decir la policía".

Al Hijo del Quemado lo quisieron asesinar en la madrugada del 1º de enero. Su rabia despertó una ráfaga de muerte en villa Moreno. Y algunos vecinos aseguran que se pudo haber evitado. Porque en los últimos días del pasado año "La Tilinga", mamá de Maxi Rodríguez, denunció a su hijo en la comisaría 18º por agresión. "Le abrió la cabeza con un culatazo", apunta Diego.

"Como los chicos asesinados, en el barrio hay gente que hace cosas para sacar a los pibes de la calle y la droga. Ahora el problema es otro. Necesitamos ayuda para luchar contra la tentación de hacer plata fácil la droga", concluye Javier.

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Maximiliano Rodríguez, exhibiendo armas. Fue herido de bala el 1º de enero.
 
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