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Domingo, 15 de septiembre de 2013

CIUDAD › UN TESTIGO RELATó QUE LA POLICíA REMATó A UN CHICO QUE SE ENTREGó DESPUéS DE ROBAR

Tiros en el suelo a un joven indefenso

Brian Saucedo, de 18 años, fue ultimado de un disparo en la nuca y varios en la espalda, después de entregarse a efectivos de la seccional 12, en barrio Ludueña. Vivía junto a la vía. Tocaba el chelo en la orquesta del padre Montaldo.

 Por José Maggi

"Brian Saucedo nunca se tiroteó con la policía, sino que lo remataron en el piso cuando se había entregado. Le pegaron un tiro en la nuca y varios en la espalda. Eran dos policías de la comisaría 12º, Sebastián P. y otro morrudo más petiso, que fue el que tiró". El relato pertenece a un testigo que rompió el silencio sobre el episodio ocurrido el último miércoles en la zona de Navarro al 6000, donde dos jóvenes buscaron refugio luego de un robar un comercio cercano. Brian fue herido de un tiro en una pierna. La policía aseguró que hubo intercambio de disparos, pero su familia y el testigo que hablo con Rosario/12 lo desmienten. Brian Saucedo tenía 18 años, tocaba el chelo en la orquesta de barrio Ludueña, y se había criado en la comunidad del Padre Edgardo Montaldo. Vivía junto a su madre y dos hermanos, en la más absoluta pobreza, junto a las vías del ferrocarril Mitre, en pleno corazón de Ludueña.

La historia sobre los últimos minutos de vida de Brian comenzó a tejerse en un lubricentro de la zona de Magallanes y Eva Perón (ex Córdoba) que fue asaltado por Brian y otro chico. La fuga se dio por calle Tucumán a bordo de una Honda Wave, a bordo de la cual habrían intentado un segundo golpe. Pero chocaron en Tucumán al 6100 con un vehículo que giró hacia la izquierda para ingresar a un garage. Los dos jóvenes cayeron al piso, y entró en escena un hombre de esa misma cuadra que disparó su arma y le pegó en la pierna izquierda a Saucedo. Su compañero disparó varias veces, para intimidar a quien los tenía en la mira. Los dos se escabulleron por calle Garzón. Ya exhausto por llevar en brazos a Brian, su cómplice pidió auxilio en varias casas de calle Navarro al 6000. Solo una mujer de un pasillo ubicado en el Nº 6033 accedió a dejar ingresar a uno de ellos. Un comerciante de la misma cuadra habría revelado a la policía el lugar donde estaba Brian. Con ese dato, los dos uniformados lo ubicaron debajo de un parrillero. El chico apenas caminaba por el tiro en su pierna, que además se había quebrado tiempo antes. Lo sacaron a golpes, mientras rogaba que no lo golpearan más.

El testigo recrea así la escena: "Entraron dos pibes en Navarro 6033, el pibe se entregó bien, lo sacaron y lo golpearon. (Brian) puso los brazos hacia atrás, y les pedía que lo engrillen (esposen) y que le dejen de pegar, porque ya había perdido. Y los policías le gritaban 'donde está tu compañero?' mientras le seguían pegando. Entonces uno de los policías sacó su arma y le pegó un tiro en la nuca, y varios tiros más en la espalda". El relato estremece por la frialdad con el que el observador relata cómo el uniformado sacó su arma reglamentaria y ejecutó a la víctima indefensa en el suelo.

La persona que presenció la escena podría, en una rueda de reconocimiento, identificar al policía que disparó, ya que lo describe con lujo de detalles: "es morocho, petisito, tenía gafas negras, morrudito, no tan alto, y tenía un corte de doble nuca, con pirinchos".

"El otro policía es Sebastián P., lo conocen todos en Ludueña, pero el que tira es su compañero, con el que estaban en la chata de la comisaría 12º, la que es azul y negra". El efectivo es conocido en el barrio por su ferocidad, a pesar de sus 28 años.

El testigo relata que luego de matarlo en el piso, los dos efectivos se fueron y volvieron a los diez minutos con el Comando Radioeléctrico. Allí se habría armado la versión del enfrentamiento.

La madre de la víctima, estuvo minutos después del hecho en Navarro al 6000. "No lo veas así mamá, mejor recordálo como en su último cumpleaños" fue el consejo de uno de los uniformados.

Raquel Vera, la madre de Brian, reconoce que su hijo iba armado, que disparó para disuadir a un hombre que le había pegado un tiro en la pierna izquierda. Pero asegura que nunca se tiroteó con la policía. Lo sacaron de adentro de la casa de Navarro 6033, al pasillo o al patio de adelante. Hubo muchos testigos, que vieron como lo mató la policía. Mi hijo no podía correr, no podía hacer nada y como lo agarraron con el arma, lo mataron. Pero él no se resistió ni les disparó. Mi hijo se entregó mientras le pegaban cañazos en la cabeza. La gente vio como se rindió, pero le pegaron un tiro en la nuca y después cuatro o cinco tiros en la espalda. Pude sacarle fotos la cuerpo de mi hijo y se ve claramente donde tiene los tiros".

Brian Saucedo fue privado de todas sus oportunidades. Intentó hacerle gambetas a su destino de la mano de gente como el Padre Montaldo. Bicho, un militante de esta comunidad conoció de cerca a Brian. "Era un chico que teníamos en el Centro de día Saltimbanqui. Lo conocí allí, y también en el espacio de oratorio, que era un espacio recreativo para los pibes, que era de los salesianos, donde Brian iba a tocar el chelo en la orquesta. Brian soñaba con ser músico. En el centro de día había un taller de percusión y Brian sabía más que el maestro. Es reloco ver a Brian corriendo, cuando venía de vuelo, y era reloco verlo proyectando, aprendiendo, capacitándose. En el último tiempo estuvo en un curso de electricidad, fue lo último que hizo antes de lo que maten. Ese miércoles que lo matan el maestro que daba el taller lo estuvo esperando. Y yo lo tuve que llamar para avisarle que Cachete no iba a ir por que lo habían matado. No lo podía creer".

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En el interior de este pasillo, dos efectivos de la seccional 12 ultimaron a Brian Saucedo.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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