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Martes, 18 de octubre de 2005

CIUDAD › EL PRESIDENTE CERRO LA CAMPAÑA EN ROSARIO CON UN DISCURSO CONCILIADOR

"Hay un pingüino que allá está solo"

Kirchner cerró ayer en Ñuls la campaña del Frente para la Victoria con un discurso amplio y sin confrontar con Hermes Binner.

 Por Alicia Simeoni

"Hay un pingüino que está allá sólo y viene a pedir la ayuda de ustedes para seguir cambiando la patria... Rosarinos, llévenme a hacer las cosas bien". Ayer, el presidente Néstor Kirchner cerró la campaña del Frente para la Victoria en el estadio de Ñuls con un discurso de tono amplio, contenedor e inclusivo. Tendió la mano a quienes no piensan como "quienes están en esta asamblea", dijo ante más de 3.000 personas que con bombos y mucho del color de los tradicionales actos peronistas desplegaron carteles y entonaron con fuerza la marcha peronista. Para quienes esperaban alguna estocada hacia el candidato del Frente Progresista Cívico y Social Hermes Binner el momento no llegó. Kirchner habló de su "amigo" Agustín Rossi y destacó su valentía al haber tomado la responsabilidad sin especulaciones, y aclaró que no venía a "condicionar las inversiones en la zona, ya que el tiempo de los mercenarios terminó". El Presidente tuvo que salir con esa aclaración porque días atrás el senador Carlos Reutemann había formulado la advertencia en cuanto a que se debía votar por Rossi o de lo contrario no había que quejarse si no llegaban fondos para obras de la región. Casi en contrapunto con el tono presidencial, Rossi (ver aparte) atacó con fuerza a Binner en un discurso que fue seguido por un Kirchner poco expresivo.

Kirchner subió al escenario del Ñuls junto a Rossi y con el fondo de la canción de León Gieco y Alejandro Lerner que tanto gusta al presidente. El de ayer fue un acto peronista, pero sin mucha evocación por el Día de la Lealtad. Las imágenes de Juan Domingo Perón y de Evita presidieron el palco ubicado en el sector sur del estadio y sus rostros se repitieron en el video que recordó el 17 de Octubre. Un escenario demasiado largo llegó casi hasta la mitad del campo de juego y puso distancia entre el Presidente y el público. De todos modos Kirchner al final del acto se mezcló con la gente.

El jefe de Gabinete Alberto Fernández y los ministros del Interior Aníbal Fernández, de Salud Ginés González García y de Planificación Federal Julio de Vido fueron de la partida junto al canciller Rafael Bielsa que no pudo encontrarse allí con su hermana: la vicegobernadora María Eugenia Bielsa no fue parte del acto. La senador Cristina Fernández cuya presencia había sido anunciada no estuvo en Rosario. Sí estuvo en el palco el senador Carlos Reutemann junto al gobernador Jorge Obeid.

Sentado junto al presidente Kirchner y Rossi estuvieron los candidatos a concejales Osvaldo Miatello y Rubén Mehaoud y la candidata a diputada Ana Berrautes. Cuando Rossi se levantó para llegar hasta el atril destinado a los discursos -el suyo y el de Kirchner-, estalló con fuerza la marcha partidaria. Todo el estadio la disfrutó y la celebró, Agustín Rossi entre ellos. Fue el rostro de Kirchner el que mostró que la fiesta no era tan de su agrado. Recién se sumó en "combatiendo al capital" y siguió casi con mímicas, sin gestos, ni sonrisas. Tampoco desplegó el ritual de saludos con el que conoce cada una de sus apariciones en público. Atrás suyo el Lole Reutemann también cantaba junto a un Obeid más exhultante y que subió en entusiasmo cuando Rossi castigaría a Binner.

Kirchner miró todo el tiempo al primer candidato a diputado mientras hablaba. No hubo gestos de aliento ni aprobación, sólo algunos tibios aplausos cuando el universo en el estadio batía las palmas con fuerza. El medio tono de la expresión presidencial fue el mismo del discurso. Tampoco tuvo apelaciones grandilocuentes para llamar a votar por Rossi y sí un permanente invocar a la inclusión, a la apertura de los márgenes de ese acto peronista hacia "quienes no piensan como nosotros".

"Venimos en nombre de la convivencia de todos los argentinos -dijo- con nuestra autocrítica en la mano, sabemos quiénes fueron los que generaron las responsabilidades del decaimiento argentino". Las responsabilidades por la crisis las puso en la dirigencia claudicante del peronismo pero también en "quienes en nombre de la Alianza aplicaron los propios principios y llevaron al país al verdadero caos. Se trató de una responsabilidad colectiva que sufrió el pueblo y los responsables están ante los ojos de todos los argentinos", aseguró. "Hoy los vemos aparecer como si el pueblo no tuviera memoria y yo les pido a los argentinos memoria y convivencia", dijo.

El presidente hizo algo no esperado: castigó a Reutemann en su discurso y no quedaron dudas ni espacios para confusiones. Les habló a los rosarinos y les dijo que no había venido "para condicionar inversiones de ningún tipo". También aseguró que tenía sus pies puestos al lado de "los humildes, de los trabajadores, del empresariado nacional y de este pueblo de Rosario que tanto luchó para salir de la marginalidad y el olvido".

Otra vez Kirchner pareció tener una lectura del momento político distinto al que planteó Rossi. Por eso les dijo a los rosarinos que "no venía a decirles que hicieran tal o cual cosa porque de lo contrario no tendrían obras... Se terminó la época de los mercenarios y los rosarinos de todas las ideas van a poder contar conmigo siempre, como presidente de todos los argentinos. Voy a estar incondicionalmente a disposición de Rosario y de Santa Fe". Por si hubiesen quedados dudas insistió: "Cuando

se cree en alguien no se lo condiciona y yo creo en cada rosarina y rosarino. Yo los apoyo y voy a seguir haciendo todas las obras". El párrafo no fue casual. Kirchner parecía cargado de molestias. Una semana atrás, Reutemann durante una gira en la que acompañó a Rossi dijo que había que votar al todavía presidente del Concejo Municipal porque si no se apoyaba al candidato de Kirchner no había derecho a reclamar luego fondos y apoyos para las obras provinciales. El Lole no se movía en su lugar en el palco mientras corría el discurso presidencial.

Varias veces el Presidente pidió ayuda y se definió como "un humilde patagónico, un pingüino que sólo no puede" y reiteró el trato especial a Rosario y a sus habitantes al decir que "esta es una ciudad con gran conciencia social, que no es la capital nacional de ningún partido sino del orgullo y de la dignidad".

Por último hizo un llamado: "Hay un pingüino que allá está solo y que necesita la ayuda de ustedes para seguir cambiando la patria... para seguir haciendo lo que hay que hacer". En ese contexto dijo que creía en Rossi, al que calificó como su amigo y habló de su valentía porque no preguntó si se estaba adelante o atrás en las encuestas cuando aceptó ser candidato. Esa fue la única invocación directa al nombre del primer candidato a diputado.

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"Rosario no es la capital nacional de ningún partido", dijo el Presidente.
 
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