Domingo, 10 de julio de 2016 | Hoy
CHILE > ESQUí EN LAS AFUERAS DE SANTIAGO
Valle Nevado es el más grande y completo de los centros transandinos. Por encima de los 3000 metros, es también el más alto de todo el continente, ubicación que le garantiza una buena capa de nieve durante toda la temporada: pero además, la cercanía con Santiago lo convirtió en uno de los imperdibles del invierno chileno.
Por Graciela Cutuli
Es el ritual de todos los sábados, puntualmente a las seis y media de la tarde: a esa hora, los Andes ya están sumergidos en la oscuridad y en las noches sin luna ni siquiera se distingue la silueta de los picos nevados. De pronto, detrás de una loma, aparece una multitud de puntos rojos. La bajada de antorchas está por comenzar. Este breve pero esperado momento marca la vida de Valle Nevado, el mayor centro de esquí de Chile, y es como una culminación de la semana: mientras un DJ le pone ritmo al ambiente familiar, luces multicolores dibujan grandes copos de nieve sobre las pistas vecinas. Las antorchas empiezan a bajar y forman una hilera luminosa en medio de la noche: en cuestión de minutos los instructores y socorristas habrán llegado a la pequeña planicie al pie de los bares y los hoteles, el lugar preciso donde cada mañana profesores y alumnos se encuentran para el inicio de la escuela de esquí.
LOS PIES DEL PLOMO Al pie del cerro El Plomo, Valle Nevado es compacto e ideal para quienes quieren disfrutar de la nieve a pleno. Los hoteles y los departamentos forman un grupo de edificios altos en torno a una planicie en la cumbre de un cerro; desde aquí es posible salir con los esquíes en los pies hasta la primera pista que lleva a los medios de elevación. Entre las nueve de la mañana y las cinco de la tarde, el día se aprovecha entero. Se dice que Valle Nevado es uno de los centros más soleados de Chile, y por lo general se esquía durante todo el invierno sobre pistas inundadas de sol. Pero los días grises también tienen lo suyo, sobre todo si están acompañados de una nevada, que le da al paisaje un ambiente de cuento de hadas.
Como la mayoría de los centros de deportes de invierno, Valle Nevado tiene pistas para todos los niveles, medios de elevación de todo tipo (telecabinas, pomas, sillas) y todos los servicios de alquiler o venta de equipos que se pueda esperar. Lo que realmente hace la diferencia es su espectacular ubicación y la cercanía con Santiago de Chile. En una hora se puede pasar de la ciudad al pie de las pistas, de modo que recibe a muchos esquiadores por el día. Se llega por una ruta de curvas y contracurvas (hay servicios de transfer para los que no se animan a manejar entre cornisas y precipicios) que abre para subir por la mañana –hasta las 14.00– y permite bajar a partir de las 15.00 cada tarde, los fines de semana de temporada. En el camino se pasa la entrada a otros centros: La Parva, Farallones y Cerro Colorado. Hay un proyecto para unificar los pases, porque en ciertos puntos de la montaña algunas pistas permiten pasar de uno a otro; sería así una versión andina de Trois Vallées, en los Alpes franceses, que forma el mayor campo esquiable de Europa.
Mientras tanto, Valle Nevado es la opción más elegida. Como es la más alta, tiene mayor cobertura de nieve, su complejo de hoteles y departamentos en alquiler es el más grande y está cara a cara con las cumbres montañosas. Su cota más alta llega a los 3670 metros, en un sector llamado Cima Tres Puntas. Se llega luego de una combinación de telesillas y de pomas, por medio de pistas accesibles para casi todos (de azules a negras).
Desde allí no se ven los hoteles, ni siquiera el bar Bajo Cero, ubicado en medio de las pistas en plena montaña. Lo que sí se ve es el cerro El Plomo, que supera los 5400 metros. Era una cima sagrada para las culturas incaicas y aquí, hace algunos años, un grupo de escaladores encontró el cuerpo de un niño momificado por el frío, sacrificado probablemente con los mismos rituales que los Niños del Llullaillaco, en Salta.
DESNIVELES Valle Nevado es un centro “multifunción”, por decir así. Una gran playa recibe a los visitantes que vienen por el día, en una suerte de anexo con todos los servicios de alquiler y venta de equipos y pases. De allí sale una telecabina que lleva hasta la telesilla más moderna y rápida del complejo: la Andes Express.
Los demás pasajeros son los que se alojan en el lugar, el tiempo de un ski-week o un fin de semana. El día empieza con clases, a las 10.00 frente al Bar Lounge, donde transcurren las tardes de après-ski entre tragos, una piscina de agua caliente, un fogón y varias tiendas que forman un pequeño centro comercial con senderos abiertos entre montículos de nieve.
Las clases, de esquí andino o snowboard, son para todos los niveles, con instructores en su mayoría chilenos, aunque algunos llegan desde Francia, Andorra, Estados Unidos y otros países del hemisferio norte, para trabajar una segunda temporada invernal en el año. El corte de las clases se hace al mediodía, para almorzar en el Lounge, el restaurante italiano Don Giovanni, el francés La Fourchette o algunas de las demás opciones. Los que se quedaron en medio del campo esquiable paran por lo general en Bajo Cero, donde se sirven bebidas calientes, tragos y comidas rápidas durante toda la jornada.
Por la tarde hay que animarse a subir hasta el Cerro Tres Puntas. Desde ahí hay un desnivel de casi un kilómetro (810 metros) hasta la base de El Prado, el punto más bajo. Hasta los esquiadores que han superado recientemente la fase de principiantes se pueden animar a semejante bajada, que se hace en varios tramos combinando distintos medios: si bien hay muchas pistas rojas y negras, se puede volver bajando solamente por pistas azules.
MAS ARGENTINOS Valle Nevado cuenta con 900 hectáreas de superficie esquiable. Además de las pistas, se ve que las laderas de las montañas están estriadas en muchas partes, aunque por allí no pasen a la noche las máquinas pisanieve. Es que el fuera de pista y el heliski son moneda corriente. Los esquiadores más expertos de Santiago, que tienen la montaña al alcance de la mano, eligen este resort para practicar y entrenar. Desde niños están acostumbrados a sus pistas: los fines de semana se ven columnas de chicos de todas las edades que vienen a clase impulsados por sus colegios.
Por lo general hay muchos argentinos en la pista y en los hoteles: los gerentes del complejo recuerdan que en los 90 llegaron a ser hasta el 80 por ciento de los pasajeros, para dar luego paso a los brasileños (que ahora son aproximadamente la mitad de los clientes). Ultimamente los argentinos repuntaron y ya representan tanto como los norteamericanos y canadienses: para aprovechar la tendencia, Valle Nevado ofrece un programa que incluye el hotel en Santiago.
Los días terminan por lo general al pie de la torre del Puerta del Sol, el hotel más emblemático del conjunto, inspirado en los edificios de Les Arcs en los Alpes franceses. Allí se encuentran el fogón en torno al cual muchos eligen charlar sobre los acontecimientos del día, la pileta al aire libre y algunos negocios. Las luces del Don Giovanni están encendidas y los primeros clientes (norteamericanos seguramente) ya están cenando a las seis de la tarde. Las pistas cerraron hace una hora pero queda mucho tiempo para seguir disfrutando de Valle Nevado en el Lounge. Sobre todo si es sábado y pronto empieza la bajada de antorchas desde la nada, desde la oscuridad más completa.
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