El expresidente catalán Artur Mas quedó a un paso de sentarse en el banquillo de los acusados por haber organizado hace dos años la consulta simbólica conocido como 9-N, en la que ganó el "Sí" a la secesión de Cataluña de España, pero sin reunir el 50 por ciento de los votos, ya que la compulsa no era obligatoria.

“Espero que el eventual juicio al menos sirva como revulsivo de la gente que en Cataluña aún tiene dudas de lo que significa pertenecer a un Estado como el español, que persigue las ideas”, aseguró Mas, en declaraciones a Télam y otros medios internacionales.

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña consideró que el expresidente catalán y dos de sus exconsejeras Joana Ortega y Enseñanza Irene deben ir a juicio por "desobediencia" y "prevaricato", tras desestimar sus respectivas apelaciones. La consulta realizada el 9 de noviembre de 2014 había sido vetada cuatro días antes de su realización por el Tribunal Constitucional de España, pero Mas y sus exconsejeras decidieron realizar de todas maneras.

Al entender que la orden era "clara y comprensible", el tribuanl Catalán rechazó las apelaciones de los exfuncionarios, que habían sostenido en la apelación que se trataba de una "causa política". Ahora, la Fiscalía presentará su acusación para llegar a juicio oral. Se presume que el pedido contra Mas y las exconsejeras no tendrá pena de cárcel, pero sí se podría condenar con una inhibición para ejercer cargos.

“Intentar inhabilitar a un cargo público, a gente que solo ha escuchado a la gente y ha organizado una consulta no vinculante jurídicamente, como fue el 9-N, que es lo que está haciendo el Estado español, ha sido ir muy lejos”, denunció Mas.