“Nada que objetar siendo una elección privada que no lesiona derechos de otros. No entiendo lo del orgullo, pero supongo que también deben sentir orgullo por su auto los del Club Fans del Torino”, comparó el diputado nacional libertario Bertie Benegas Lynch, en referencia a la Marcha del Orgullo. “Lo que sí genera repudio es cuando esos movimientos hacen lobby para obtener privilegios. La gente se molestaría con el Club del Torino si pidieran subsidios para repuestos o una ley para ser incluidos en el Club Fans del Chevy”, siguió el cínico razonamiento. El millón de personas que llenó el centro porteño en esta expresión tan celebratoria como de lucha no demandó privilegios sino, justamente, el respeto a la diversidad que el pensamiento del libertario excluye.