EL MUNDO › RUMSFELD, EL NUEVO LLANERO SOLITARIO

Por Francisco Peregil

Gran Bretaña, España y Australia, los países que apoyaron a EE.UU. en la guerra a Irak, no lo harán en el caso de Siria. Washington bajó ayer su retórica, pero cerró un oleducto.

“Estados Unidos tiene abierta las opciones respecto de Siria”, declaró ayer la consejera de seguridad nacional de la Casa Blanca, Condoleeza Rice. El secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, es el halcón de la administración Bush que está dando mayores indicadores en el sentido de una opción militar contra Damasco. Rumsfeld ordenó ayer a sus tropas que cortaran un oleoducto que abastecía de petróleo iraquí a Siria. Según fuentes de la Casa Blanca, el jefe del Pentágono había propuesto, días atrás, lanzar bombardeos contra la franja de territorio fronterizo entre Siria e Irak para convencer al gobierno sirio de que no le convenía dar refugio a miembros del caído régimen de Saddam Hussein. Pero la Casa Blanca habría negado el pedido. De la vereda diplomática, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, se moderó respecto de declaraciones anteriores y aseguró ayer que Siria no está “en ninguna lista” y que no existen planes para iniciar nuevas guerras. Fue en concordancia con la posición de Gran Bretaña y España. A su vez, Siria respondió que la culpa la tiene Israel, por generar agresión en el mundo árabe. E Israel contestó de modo simétrico con el premier israelí Ariel Sharon calificando de “peligroso” al presidente sirio Bashar Al Assad.
El presidente norteamericano George W. Bush aconsejó una vez más a los países enfrentados de alguna forma a Estados Unidos –como Siria– que se fijaran en lo ocurrido a Saddam Hussein y su régimen. “Cuando nos comprometemos, lo hacemos en serio, mantenemos nuestra palabra y acabamos lo que comenzamos.” Ayer un oleoducto que va desde Irak a Siria, abierto en noviembre de 2000, fue cerrado por fuerzas angloamericanas, según anunció el secretario de Defensa. El oleoducto, que se cree bombeaba cerca de 1200 millones de dólares en petróleo al año, “era usado por Irak para enviar crudo hacia Siria en violación a las sanciones impuestas por la ONU”, dijo Rumsfeld. En tanto Powell, después de que hablara el día anterior sobre la posibilidad de imponer al gobierno de Damasco sanciones económicas o diplomáticas, señaló que no existía ningún plan de invasión de Siria “para cambiar el régimen político”, aunque sugirió que el presidente sirio debía “tomar el ejemplo de Turquía y del futuro Irak” para comprobar que era posible “ser musulmán y democrático”. Y se mostró escéptico sobre el anunciado cierre de la frontera sirio-iraquí: “Posiblemente se han cortado las carreteras principales, pero hay otras vías”.
Pero si el Departamento de Defensa norteamericano planea una acción militar contra Siria, esta vez no lo acompañarán sus aliados en la ofensiva en Irak: Gran Bretaña, España y Australia. El gobierno español de José María Aznar declaró ayer que “Siria es un país amigo de España. No es un objetivo para nadie, ni es un objetivo militar”, recalcó. El jefe de la diplomacia británica, Jack Straw, aseguró en Doha, Qatar, que Siria “no es el próximo país en la lista” para ser atacado, pero subrayó que ese país “tiene que cooperar y echar a los fugitivos del régimen de Hussein refugiados allí”. Casi idénticas fueron las declaraciones de su par australiano, Alexander Downer, quien pidió a Siria que no dé asilo a ex dignatarios iraquíes pero negó que se esté preparando un ataque preventivo.
Pero Israel, en conflicto con Siria y Líbano, tiene una postura muy distinta. El premier israelí Ariel Sharon pidió a Estados Unidos que aplique más presión sobre Siria. Según declaraciones en una entrevista al diario Yediot Ajaronot, Sharon dijo que no llamaría “necesariamente a una guerra”, aunque sí a una “presión muy fuerte a nivel diplomático y económico”. Para justificar su propuesta, el premier sostuvo que el presidente Bashar Al Assad habría cometido varios errores de cálculo en vísperas de la guerra, situándose del lado iraquí en vez del estadounidense. Sharon calificó de “peligroso” a Assad, e insistió en la necesidad de que actúe contra las organizaciones palestinas que tienensede o oficinas en Damasco y contra la guerrilla del movimiento fundamentalista chiita libanés Hezbollah.
Irán, uno de lo países que Estados Unidos incluye en el llamado “Eje del Mal”, afirmó que en caso de un ataque contra Siria, Teherán estaría de parte de Damasco, advirtiendo así que “no debería aplicar la misma política de neutralidad que adoptó durante la guerra en Irak”. Por su parte, Siria rechazó categóricamente las acusaciones estadounidenses de que alberga a dirigentes iraquíes y posee armas químicas y desafió a Washington a que presente pruebas de lo que Damasco considera una campaña de agresión contra el mundo árabe inspirada por Israel.

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El jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, junto al jefe de Estado Mayor, general Richard Myers.
 
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