EL MUNDO › LA MEDIACION DE FRANCIA RESUELVE LA IMPASSE POLITICA DE WASHINGTON

S.O.S., salven a Haití (y a su vecino)

EE.UU. terminó aceptando anoche la demanda francesa de que Jean Bertrand Aristide deje el poder en Haití como base de una solución a la crisis. El plan de París contempla el despliegue de una fuerza de policías y gendarmes acordada con países del Caribe.

 Por Eduardo Febbro

Después de haber defendido a toda costa el mantenimiento del presidente Jean Bertrand Aristide en el poder, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, se sumó a Francia y pidió al presidente de Haití que analizara “cuidadosamente” su permanencia en el cargo. Frente al repentino perfil bajo adoptado por la administración Bush con la crisis de Haití, Francia retomó la iniciativa en los últimos dos días. Mientras Washington optó por la permanencia de Aristide en el poder, París fue la primera capital en evocar su renuncia y, al mismo tiempo, puso sobre la mesa una serie de propuestas destinadas a “evitar el caos que amenaza a Haití”. Dominique de Villepin, ministro francés de Relaciones Exteriores, salió al cruce del fracaso de la mediación estadounidense y propuso el despliegue de una fuerza internacional de paz, un plan de cinco puntos que completa el presentado por la Caricom (Comunidad de Estados del Caribe), al tiempo que organizó en París un encuentro entre representantes del gobierno de Jean Bertrand Aristide y la oposición, previsto para hoy.
Dirigida por Joseph Philippe Antonio, jefe de la diplomacia de Haití, la delegación oficial llegó a París antes que la de la oposición, retenida al parecer en Puerto Príncipe por atrasos en los vuelos. Al margen de las negociaciones diplomáticas en curso en las Naciones Unidas y la OEA (Organización de Estados Americanos), Francia parece dispuesta a dar un espaldarazo a Washington y contribuir a que no se repita el caos de los años 90. El camino sin salida en que quedó encerrada la administración Bush es tal que el diario Washington Post comentaba en su edición de ayer que Estados Unidos dejó “la iniciativa” en manos de Francia (ver recuadro). Sin duda en una acción coordinada con Estados Unidos, París rompió el mito de la legitimidad constitucional de Aristide y pidió su alejamiento del poder. Según Régis Debray, presidente de la Comisión francesa de Reflexión y Propuestas sobre las relaciones franco-haitianas, “Washington dudaba en pedir la renuncia de Aristide, ya que fueron los norteamericanos quienes lo ayudaron a recuperar el poder en 1994”. Lo cierto es que tras varios días de brumas, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, se sumó a la posición francesa.
Aunque el jefe de Estado reiteró ayer que aspira a completar su mandato (hasta el 2006), la diplomacia francesa trabaja con el horizonte de la denuncia de Aristide. El plan francés se articula en torno de esa renuncia, de la presencia de una fuerza internacional de paz, de la asistencia internacional para preparar las elecciones presidenciales, de la ayuda humanitaria internacional, del envío de una misión de observadores de los derechos humanos y un compromiso a largo plazo para ayudar a reconstruir del país. El portavoz de la Cancillería francesa reveló que la fuerza internacional estaría compuesta por unos 250 gendarmes o policías pero no por militares y ello con el propósito de “garantizar el orden público” en la isla. Sin embargo, contrariamente a lo ocurrido con la crisis iraquí, París busca que sea el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el que defina el campo de acción de dicha fuerza. Desde ya, Francia establece una diferencia “semántica” entre el “mantenimiento de la paz”, es decir, una fuerza militar, y el despliegue de unidades encargadas de restablecer “el orden público”. El objetivo es establecer un mínimo de seguridad y respaldar la instalación de un gobierno de unión nacional. Asimismo, para evitar toda acusación de “unilateralismo”, el dispositivo francés se apoya en la idea presentada por los países del Caribe y en los esquemas presentados por la OEA y las Naciones Unidas.
Para la diplomacia francesa, el derrocamiento de Aristide es un hecho consumado. A este respecto, Régis Debray aclaró que ya no era posible contemplar la posibilidad de una transición con Aristide en el poder. Según Debray, “eso está superado por los acontecimientos”. Después de haber defendido por todos los medios diplomáticos la corona de Aristide, la administración Bush cedió ante la realidad y los argumentos franceses. Hace apenas 24 horas, Colin Powell aseguraba que la renuncia de Aristide y la presencia de una fuerza internacional de paz no estaban en la agenda inmediata. Ayer cambió de opinión. París lleva varias semanas advirtiendo acerca del “peligro” sin control que representa la situación en Haití. Jean-Jacques Kourliandsky, miembro del Instituto de Relaciones Internacionales Estratégicas (IFRI), consideró que la intervención de Francia resulta más bien benéfica para Estados Unidos, que tiene “otras prioridades como Irak o Afganistán”. Los analistas locales explican que la rapidez con que las autoridades francesas denunciaron “la responsabilidad” de Jean Bertrand Aristide se debe en mucho a la “proximidad” de Haití con las Antillas francesas. El antagonismo entre Francia, ex potencia colonial de Haití, y Aristide tiene su historia. El aún mandatario reclama a París el pago de 22.000 millones de dólares en concepto de restitución del dinero que Francia obtuvo en el siglo XIX con los esclavos. Fuera de ese diferendo histórico, este viernes la oposición y lo que queda del gobierno de Aristide tal vez establezcan las bases de una transición con el ex “padrecito de las villas miseria” en el exilio.

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Dominique de Villepin, de Francia, y Colin Powell en un encuentro a fines del año pasado.
 
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