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La Justicia suma testimonios sobre la represión en el Hospital Posadas

El juez federal Daniel Rafecas inspeccionó el establecimiento donde funcionó un centro clandestino. Mañana hablará con testigos.

 Por Victoria Ginzberg

El 28 de marzo de 1976 la dictadura militar ocupó el Hospital Posadas. Con un operativo encabezado por Reynaldo Bignone, el establecimiento quedó intervenido, decenas de trabajadores fueron secuestrados y dentro del mismo predio del hospital se estableció un centro clandestino de detención. El 21 de marzo pasado, el juez federal Daniel Rafecas inspeccionó el sitio, junto a tres mujeres que habían sido torturadas allí. Mañana, el magistrado volverá al lugar para escuchar a médicos y enfermeros que fueron testigos de las persecuciones y detenciones ilegales.

Rafecas está a cargo de la investigación sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas en jurisdicción del Primer Cuerpo del Ejército. Hasta el momento, se ocupó de los centros clandestinos Atlético, Banco, Olimpo, Orletti y Vesubio. En los últimos meses comenzó a escuchar a los sobrevivientes del Hospital Posadas y el mes pasado concurrió al lugar para ver el sitio donde estuvieron desaparecidos médicos, enfermeros y otros trabajadores del hospital: ahora es un chalet blanco, con tres ventanas al frente y un cartel en la puerta: “Escuela de Enfermería, Unidad Académica UBA”.

Marta Graiff y Gladys Cuervo recordaron que fueron ingresadas por la puerta principal y que, cargadas en los hombros de los secuestradores, amordazadas, atadas y tabicadas, fueron subidas al primer piso por la escalera de madera y baranda de hierro que todavía está allí. Susana Avalo narró que la entraron por una puerta trasera y vio el cuarto con la chimenea en el que estuvo en la planta baja y la habitación con la estufa de la planta alta.

Gladys Cuervo es enfermera y fue secuestrada el 25 de noviembre de 1976 en el hospital. Ese día, recibió un llamado del interventor, el coronel Julio Ricardo Estévez, y cuando estaba por tocar a la puerta del despacho, sintió que la agarraron de las manos por atrás, le taparon la boca, le ataron los pies y las manos y la tiraron sobre un escritorio. Allí comenzaron los golpes y amedrentamientos. Por la tarde, cuando terminaron los ruidos del hospital, la llevaron a lo que después supo que era El Chalet y la dejaron en “un placard”. En ese lugar, un cuarto de un metro y medio cuadrado que reconoció en la visita que se realizó el mes pasado, vio en un estante una tarjeta que decía “Feliz Navidad, voluntarias del Hospital Posadas”. Y se dio cuenta de que todavía estaba en el hospital.

A Marta Graiff la llevaron de su casa a mediados de enero de 1977. Trabajaba en el área de esterilización, pero dos semanas después de la intervención la declararon prescindente. La condujeron una casa –El Chalet–, donde la torturaron. No supo dónde estaba hasta que un día un represor abrió la persiana de la habitación y vio el hospital.

Según datos ya recogidos por la Conadep, en el policlínico Alejandro Posadas actuaron grupos de tareas de las comisarías de Castelar y Morón, la Superintendencia de Seguridad Federal y la Fuerza Aérea. También hubo represores del Ejército y la policía de la provincia de Buenos Aires. Además, había un grupo que provenía del Ministerio de Bienestar Social –Secretaría de Estado de Salud Pública–, contratado especialmente por las autoridades del hospital. “En junio, Estévez trajo una banda que se paseaba por todo el hospital, que controlaba todo, andaba por los pasillos, se metía en las habitaciones de los pacientes. Todo el mundo sabía cómo se llamaban, tenían legajos, cobraban por el ministerio”, dijo Cuervo en su declaración. A esa patota la llamaban “Swat”.

Cuervo aportó datos de varios integrantes de ese grupo. Entre otros, mencionó a Nicastro, “el jefe del grupo, que estaba formado por diez o doce personas”; a Juan Copteleza, “un miembro del grupo que había querido abusar de dos chicas que habían hecho la denuncia pero se la habían desestimado”; Alejandro Ríos, “que había trabajado en la portería del hospital”, y a “Raúl Tévez, Rafacci y Fonseca”. Mañana, Rafecas llevará el juzgado al hospital para escuchar nuevos testimonios.

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Dentro del predio del Hospital Posadas hubo un centro clandestino.
 
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