EL PAíS › OPINION

Autonomía para la crisis

Por Pimpi Colombo *

El desdoblamiento de la fecha de convocatoria a elecciones en la Ciudad de Buenos Aires respecto de las presidenciales significa un progreso sobre la clandestinización de los postulantes que propicia la lista sábana “horizontal”, que es la que identifica la gente en el cuarto oscuro.
La responsabilidad de los representantes se incrementa al estar más identificados, por lo que será importante complementar esto con una adecuada zonificación de las listas de postulantes a los cargos electivos.
Si bien este es un primer paso, no es por ello menos importante, ya que el diferimiento de las fechas separa ambos escenarios esencialmente, contribuyendo a la transparencia en la evaluación que harán los ciudadanos de los proyectos locales. La autonomía de la Ciudad se expresará entonces debatiendo electoralmente sus propias cuestiones, sin interferencia del escenario presidencial y sin que exista la posibilidad de que los postulantes se cuelguen del favorito para recibir una afluente de votos que no les son propios.
Por otra parte, se cumple con el espíritu de la Ley electoral de la Ciudad planteando la elección fuera del marco de otra campaña.
Paradójicamente la consigna “que se vayan todos” solo es realizable desde la refundación de un sistema democrático de mayor transparencia y compromiso de los representantes, pero también de mayor compromiso y participación de los representados, lo que implica una revalorización del voto, a través de una reforma política que aproxime a los ciudadanos al sistema de selección y control de las promesas electorales. Para esta depuración que viabilice el tránsito a una nueva dirigencia –tal pareciera ser el clamor de la sociedad–, es necesaria una apertura total y una importante dosis de estímulo a la participación. Visto de esta manera, el desafío al que asiste nuestro sistema democrático consiste en lograr “que se vengan todos” para sustituir los vicios de las viejas prácticas.
Con el desdoblamiento ya no será fácil evadir la evaluación sobre la actual gestión de gobierno, ni ocultar la responsabilidad de los empresarios, concesionarios de ineficientes y costosos servicios que se enriquecieron con los padecimientos de los porteños y que hoy “van por más” compitiendo por el Gobierno, como candidatos “offside”.
De la solidez con que se construya “lo nuevo” sin llamarse a engaños depende el grado de desalojo del poder de los viejos vicios, de la erradicación de las malas prácticas y también de los “practicantes”, que aún sacan partido de la “antipolítica”.
El cambio cultural que significa facilitar el advenimiento de una nueva dirigencia está en marcha, el camino seguro hacia una “democracia sustentable” permanece quizás a la espera del inestimable aporte de los medios de comunicación, que como en todo proceso cultural pueden hacer que los cambios resulten más o menos traumáticos.
Con el desdoblamiento hemos recuperado la posibilidad de que nuestra sociedad en la Ciudad de Buenos Aires produzca nuevas respuestas desde su propia identidad.
* Legisladora porteña

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