SOCIEDAD › POLEMICA PROPUESTA PARA TRASLADAR LOS RESTOS DE SAN MARTIN

De la Catedral a Recoleta

De acuerdo con su testamento, el Libertador pidió que su último destino sea un cementerio de Buenos Aires. Con ese argumento, un diputado socialista presentó un proyecto de ley para trasladar sus restos. La opinión de los historiadores.

“Desearía que mi corazón fuese depositado en el (cementerio) de Buenos Aires”, había consignado durante su ostracismo el general José de San Martín en su testamento, escrito en 1844, seis años antes de su muerte, en Boulogne Sur Mer, Francia, ocurrida el 17 de agosto de 1850. Recién en 1880 el por entonces presidente Nicolás Avellaneda repatrió sus restos y decidió su destino final: la Catedral Metropolitana. Días atrás un diputado socialista presentó un proyecto de ley en el Congreso para trasladar los restos del Libertador al cementerio de la Recoleta. ¿Se cumplirá de esa manera realmente con el deseo del Libertador? Para saberlo, PáginaI12 hizo una consulta con historiadores.

Para Ema Cibotti, San Martín sólo pidió que su corazón estuviera en Buenos Aires. “Lo enterraron en la Catedral porque era el mayor homenaje que se le podía brindar en una época de pleno auge de la masonería –explicó a este diario–. No cabía enterrarlo en la Recoleta como a un ciudadano más. En las monarquías europeas se acostumbra a enterrar a los reyes o a los personajes más importantes en las iglesias. En la catedral de San Pablo, en Londres, están los restos de monarcas y de Winston Churchill.”

En diálogo con PáginaI12, el historiador Pacho O’ Donnell dio otra opinión: “San Martín pidió que su corazón estuviera en Buenos Aires. Y de acuerdo con su testamento, parece lógico interpretar que se refería al actual cementerio de la Recoleta”. Para O’Donnell “al ser consagrado San Martín como prócer máximo del país, se consideró lógico que estuviera en un lugar religioso”.

De acuerdo con el testamento publicado en el sitio del Instituto Sanmartiniano, San Martín escribió: “Prohíbo que se haga ningún género de funeral, y desde el lugar en que falleciere, se me conducirá directamente al cementerio sin ningún acompañamiento, pero sí desearía que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires”.

El proyecto para trasladar el féretro a la Recoleta fue presentado por el diputado nacional Roy Cortina, del Partido Socialista. El legislador afirmó a este diario que “San Martín expresó claramente en su último testamento que su deseo era que sus restos estuvieran en el cementerio de Buenos Aires; en esa época era el cementerio Del Norte”.

Custodiado por dos granaderos, el mausoleo del prócer (diseñado por el arquitecto francés Albert Carrière Balleuse) se encuentra, actualmente, emplazado en el interior de la Catedral, en la capilla Nuestra Señora de la Paz. “En realidad, está ubicado fuera de la Catedral: si se mira el mausoleo desde afuera se ve que no está en la iglesia”, observó O’Donnell. “El fue masón y, además, nunca fue muy católico”, explicó el historiador, autor de Juan Manuel de Rosas, el maldito de la historia oficial. San Martín perteneció a la logia Lautaro, una organización masónica, coinciden la mayoría de los historiadores.

Cortina, basado en diarios de la época, señaló que “Avellaneda justificó la colocación de San Martín en el ala norte de la Catedral arguyendo que, en ese lugar, funcionaba en los orígenes de la ciudad el camposanto (cementerio) del que disponían todos los templos”. Siempre según su versión, la Generación del ’80 “no le perdonó a San Martín su prescindencia en las luchas entre unitarios y federales y por eso sus restos quedaron escondidos en un costado de la iglesia”.

La iniciativa propone construir un nuevo panteón, frente a la entrada principal del cementerio de la Recoleta, que da a Junín 1760, a pocos metros de la lápida de Remedios de Escalada, su mujer, y de la bóveda del legendario caudillo riojano Facundo Quiroga. “George Washintong o José Artigas no están enterrados en iglesias”, remarcó Cortina. La propuesta dispone que el Poder Ejecutivo de la Nación convoque a un concurso público destinado a arquitectos y diseñadores argentinos para construir el nuevo monumento. El traslado de los restos de San Martín, propone la iniciativa, se llevaría adelante el 9 de julio de 2010, en el marco del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

“Sin negar la calidad de la escultura y el mausoleo, se termina prácticamente ocultando a un costado de la Catedral, en un espacio físico no acorde con la grandeza e importancia que tiene para el conjunto de los argentinos aquel a quien el consenso histórico reconoce como el Padre de la Patria”, argumentó el autor de la iniciativa en los fundamentos.

Coinciden en la apreciación O’Donnell y Cibotti, aunque destacan algunas alternativas. “Es necesario erigir un gran monumento a San Martín, como lo tiene Simón Bolívar en Venezuela o Napoleón Bonaparte en Francia”, reclamó O’Donnell. Su colega Cibotti se mostró en cambio favorable a “darle visibilidad” al mausoleo en la Catedral porteña. Sin embargo, calificó al proyecto de “oportunista: tiene que ver con la neurosis del Bicentenario”, cuestionó la historiadora.

Informe: Esteban Vera.

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Los restos de San Martín están en la Catedral porteña, aunque según cómo se mire, están fuera de ese templo.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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