SOCIEDAD › LIBERARON A LOS DETENIDOS Y NO HAY HIPóTESIS FIRMES POR EL ROBO AL MACRO

Tras una pista desconocida

Los cinco detenidos por el robo a las 77 cajas de seguridad del Macro de Santa Fe fueron liberados. Uno quedó preso por otra causa. Analizan las herramientas abandonadas. Se sabe que uno de los ladrones se quemó con un soplete y desistieron de robar el tesoro.

Los cinco detenidos en el marco de la investigación del robo al Banco Macro en Santa Fe fueron desvinculados de la causa ayer, tras declarar ante el juez Jorge Patrizzi. “No tenían nada que ver con el robo; era gente muy sospechada pero, en este hecho, ellos no tuvieron participación”, aseguró por la mañana el jefe de la Policía local, Omar Odriozola, al referirse a los dos primeros sospechosos detenidos el lunes, un día después de la huida de la banda. Otros dos quedaron en libertad por la tarde. “Sólo uno sigue preso porque tenía pedido de captura desde 2008”, aclaró una fuente policial a este diario. La hipótesis que derivó en los cinco primeros arrestos, en la capital provincial y en la vecina Santo Tomé, es que la banda actuó con una conexión local.

“Estamos encaminados en la investigación. Por este motivo, estamos muy expectantes en los peritajes y los allanamientos. Nos está llevando más tiempo porque no dejaron huellas y trabajaron con la cara cubierta. Los ladrones tomaron muchas precauciones, por esta razón no podemos avanzar con la velocidad deseada”, reconoció ayer Odriozola, quien lleva menos de una semana como jefe de la Unidad Regional Uno de policía. Antes dirigía el Grupo de Operaciones Especiales (GOE), que actúo junto con la Infantería en los allanamientos que incluyeron detenciones.

Hasta ahora se conocen algunos pasos previos y posteriores del grupo, que utilizó dos autos: un VW Bora y una Renault Kangoo. El primer auto cargó combustible el sábado temprano en una YPF en Boulevard Pellegrini, esquina San Lorenzo, a 15 cuadras del estacionamiento, desde donde accederían a un patio interno del banco, por la tarde. El Bora fue abandonado en la ruta a Rosario y todavía están pendientes los resultados de estudio del motor para determinar si lo abandonaron adrede o si el vehículo tuvo una falla.

Al ser consultado sobre la existencia de algún contacto local de la banda, Odriozola contestó: “No descartamos ninguna hipótesis. Estamos investigando sobre un hecho perpetrado por gente que conocía muy bien lo que hacía. Estos tipos hicieron inteligencia durante mucho tiempo y sabían muy bien lo que tenían que hacer”. Sin embargo, ninguno de los cinco detenidos estaría dentro de las conexiones, es la conclusión a la que llegaron en el Juzgado de Instrucción en lo Penal Nº 8.

Ayer se difundieron las primeras imágenes tomadas dentro de la sucursal 353 del Banco Macro, en pleno centro de la ciudad. Se pudieron apreciar algunas de las 77 cajas de seguridad abiertas por los ladrones en distintos sectores de la entidad y un tubo de gas amarillo, el combustible de un soplete utilizado en el robo. También un mensaje escrito sobre el polvillo del piso, al costado de una puerta blindada: “¡Nos vemos!”. “Creo que ellos no pudieron ingresar al tesoro, que era su mayor objetivo, y el hecho se vio medio frustrado para ellos. Es un mensaje que puede sugerir un montón de cosas”, explicó el jefe policial.

El robo, agregó Odriozola, se frustró porque unos de los ocho asaltantes sufrió heridas al quemarse un brazo con un soplete mientras intentaba abrir la bóveda principal. “Sí, estamos investigando eso de acuerdo con declaraciones de personas que estuvieron como rehenes”. El origen de algunas herramientas sofisticadas, como la amoladora industrial y taladros de gran tamaño, sigue siendo una de las pistas importantes. Es lo único que dejaron los ladrones en la escena del crimen.

Además de los cinco detenidos que ya quedaron desvinculados del caso, ayer trascendió que al principio de la investigación hubo tres personas demoradas: todos ellos vigiladores privados. De los tres últimos sospechosos arrestados, uno seguirá preso por tener abierta una causa por robo a mano armada en 2008. Habían sido detenidos mientras miraban juntos un partido de fútbol en Mosconi al 1000 de la ciudad de Santo Tomé, a poco menos de un kilómetro del lugar en que fue hallado abandonado el VW Bora.

La documentación hallada en ese auto es “mínima”, según admitieron los investigadores, pero se está peritando el GPS que estaba en el vehículo. En este mismo sentido, se está analizando el contenido de varias cámaras en la ruta que une las ciudades de Santa Fe y Rosario, posible vía de escape de la banda, cuyo atraco perjudicó a firmas de diferentes rubros, como sanatorios, concesionarios de vehículos, importantes inmobiliarias, frigoríficos, empresas constructoras locales y provinciales.

Los clientes siguen absortos y también enojados por lo que suponen fue un deficitario sistema de seguridad bancario. El comisario general Odriozola no ocultó que el tema también preocupa al juez de la causa. “Todo ese paquete de alarmas y demás sistemas de seguridad está secuestrado y está siendo tema de peritaje, se pidió información a los responsables del funcionamiento. Son empresas de Rosario y Santa Fe”, detalló.

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Una de las imágenes del caos en que quedó el interior luego del robo a las cajas de seguridad.
Imagen: Télam
 
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