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El macabro “juego de rol” ahora tiene una víctima en la Argentina

Consiste en hacerle la vida imposible a un blanco elegido por el grupo. En Europa causó varias muertes. Aquí hay una causa judicial por un posible caso similar. Ya hay 15 sospechosos.

Primero persiguieron a su mujer: intentaron asaltarla, le arrojaron un tarro repleto de pintura sobre el pelo y le mandaron un sobre con el recorte de la muerte de Lady Dy. Después, siguieron con él. El presunto empleado de tribunales no se puso nervioso hasta hace exactamente un año: entró a su oficina como todos los días, pero en lugar de toparse con la mensajería habitual en uno de los sobres se encontró con la página de avisos fúnebres de un diario. Aquel día se convenció de lo inevitable: alguien había urdido un complot “para arruinarle la vida”. Sus colegas del Palacio de Justicia abrieron una causa con la denuncia. Ahora hay una mujer imputada por una supuesta “estafa” y otros 15 estudiantes universitarios en la mira. Todos están sospechados de formar parte de la denominada “Operación El Juego”, un émulo local de los macabros “juegos de rol” que hicieron furor en Europa hace diez años y que terminaron plasmados en la película The game, que protagonizó Michael Douglas.
Los datos sobre el contenido de la causa comenzaron a circular ayer en los pasillos del Palacio de Tribunales. La denuncia salió de la Cámara de Instrucción hacia la fiscalía 25 hace aproximadamente un año. En este momento, está en manos del juzgado de Marco Layus, donde se instruye la investigación. Todos los sospechados podría recaer, según las fuentes, bajo la figura delictiva de la “asociación ilícita”, penada con un máximo de 15 años de prisión.
Los que están detrás de las pesquisas avalan la hipótesis de un tortuoso juego macabro. Los Juegos de Rol hicieron furor en España e Inglaterra hace diez años. Ocasionaron muertes y asesinatos entre otro tipo de tragedias. Según las reglas, los participantes se trasforman en personajes de una ficción que llevan adelante en la vida real guiados por alguien que ocupará el lugar de director de la historia. A partir de allí, el director o cada uno de los miembros del clan eligen una víctima a la que amedrentarán hasta cumplir con el objetivo. Nadie puede abandonar el juego y en medio de la historia cada uno de sus pasos puede decidir sus destinos: los enrolados pueden terminar muertos o expulsados por falta de protagonismo. De acuerdo con la hipótesis de la causa, el empleado de Tribunales se trasformó en una víctima de uno de estos grupos.
Hasta ahora no transcendieron nombres, ni demás datos personales del perseguido. Sólo los datos de las pesadillas que fue pasando a lo largo de meses, tal vez convencido de que eran fatalidades o extraños dictámenes dispuestos por el azar hacia los hombres que pasan sus días sumergidos en los laberintos de Tribunales.
En alguna ocasión, antes del torrente de pintura, su mujer recibió en su casa un inquietante llamado de teléfono, aparentemente de uno de los enrolados en el juego. El mensajero llamó una vez, después otra y finalmente una tercera. Todas las veces le repetía el mismo mensaje: le daba los detalles de una relación “extramatrimonial” que mantenía su marido antes de “incitarla al suicidio”. Su marido antes que nadie se encargó de aclarar en la causa que todo era completamente falso.
Las cosas se pusieron más graves cuando, en lugar de los llamados, los sobres o la tormentosa lluvia de pintura amarilla, el perseguido encontró tres cigarrillos de marihuana dentro de su auto. En esa ocasión denunció a una desconocida. Estaba convencido de que formaba parte del juego y que de acuerdo con los roles que los participantes se habían asignado, ella era “su victimaria”. En la denuncia aclaró que el auto “estaba cerrado con llave, con alarma conectada y guardado en un garaje”. Además, tal como lo admitió, “nunca” había consumido drogas, ni él ni su esposa. Por eso, inmediatamente, se ofreció a demostrarlo a través de “cualquier pericia”.
A lo largo de la investigación, la Justicia incorporó otros antecedentes como elementos de prueba. De acuerdo con la documentación que consta en la causa, otra persona fue internada en una granja de rehabilitación por una adicción inducida en el marco del juego. En otra oportunidad, los conspiradores terminaron obligando a otra “víctima” a “exiliarse” en España convencida de que iba a ser agredida. La acumulación de pruebas aún sigue adelante. El presunto empleado judicial hizo algunos aportes. Además de la denuncia con los antecedentes, acercó al juzgado cientos de páginas de correos electrónicos y sesiones de chat repletos de amenazas. Los datos permitieron avanzar con la primera imputación. La Justicia ahora rastrea a otros dos sospechosos, en tanto, a través de dos direcciones de correo electrónico.

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El “juego de rol” llegó al cine de la mano de Michael Douglas, protagonista de la película The game.
 
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