SOCIEDAD › TENIA 14 AÑOS, ESTABA
EMBARAZADA Y LE DISPARARON POR LA ESPALDA

Una nena víctima de balas policiales

El drama ocurrió en Lugano. Tres policías discutían con unos jóvenes y dispararon a mansalva. La chica, que salió a ver qué pasaba, cayó baleada. Era compañera de estudios de Ezequiel Demonty, otra víctima de la Federal. Los policías están detenidos.

 Por Carlos Rodríguez

Para Camila Estefanía Arjona, todo pasó muy rápido. A los 14 años estaba embarazada de cuatro meses y medio, pero no será madre adolescente. Dos balazos que se presume con vehemencia que fueron policiales, además de irracionales, borraron su vida y la del hijo por nacer. “Yo pensaba que cuando fuera vieja, ella iba a ser, de mis tres hijos, la que me iba a acompañar hasta el final; a mí también me mataron”. Norma Díaz, 39 años, la mamá de Camila, habla encorvada y con los ojos cerrados porque el dolor la desgarra. Su voz es un gemido sordo, casi inaudible. El drama, como tantos de este tipo, ocurrió en un barrio pobre, la Villa 20, en Villa Lugano, donde tres policías tuvieron una discusión por razones que se ignoran con un grupo de jóvenes, entre los que estaba el hermano del novio de Camila. La chica y Leo, su pareja, que estaban durmiendo, salieron al escuchar los gritos y allí los sorprendió una andanada de disparos. Se presume que dos de los policías vaciaron los cargadores de sus pistolas reglamentarias. El lugar del crimen estaba sembrado de vainas. Los policías, que estaban de civil cumpliendo un servicio de vigilancia, habrían disparado 26 veces. Los tres policías fueron detenidos.
Una fuente policial, consultada por Página/12, hizo un relato del suceso que coincide, en lo esencial, con el de los testigos presenciales del barrio: “Los tres suboficiales de la 52ª, dos cabos y un agente, estaban custodiando un local de la Villa 20 cuyo dueño había sido amenazado de muerte. Ellos pidieron por radio el envío de un patrullero, porque había sucedido un enfrentamiento. El subcomisario que fue al lugar (que es el jefe de la circunscripción), luego de escuchar el relato de los efectivos, dispuso la detención de los tres porque sus dichos no tenían coherencia y además fueron rebatidos por varios testigos”. Los tres policías, cuyos nombres se mantuvieron en reserva, fueron pasados a disponibilidad preventiva y se dio intervención a la oficina de Asuntos Internos.
El caso es investigado por el juez Jorge López, quien ayer estuvo en el lugar de los hechos, en la calle Albariños, en el interior de la Villa 20, a unas cinco cuadras de la casa en la que Camila vivía con sus padres y sus dos hermanos, en Aranguren y Unanue. Esa noche, la chica estaba en la casa de su novio, quien era el padre del hijo que esperaba. El episodio se produjo cerca de las 4.30 de ayer, luego de una discusión entre los tres policías y varios jóvenes que viven en la villa, entre ellos el cuñado de la chica asesinada. Camila y Leo, al escuchar los gritos, salieron a ver lo que estaba ocurriendo y los recibieron los disparos.
“Leo salió corriendo y le gritó a Camila que hiciera lo mismo, pero ella no le hizo caso y se volvió despacio, sin correr. Le pegaron un tiro por la espalda, a la altura de la cabeza, y otro en una pierna”, explicó a este diario Rosa Gutiérrez, tía de la joven asesinada. El novio de la chica estaba más cerca del lugar de donde provenían las balas y Camila más cerca de la casa, pero ella fue la única víctima. “Cuando llegué ya la habían tapado. Lo único que pude hacer fue agarrarle el pie y darle un beso. No pude hacer nada por ella y ella era un ángel”, relató Norma Díaz, la madre de la adolescente asesinada. Contó también que, según lo que dijeron algunos testigos presenciales, cuando los policías vieron el cuerpo de la chica tirado en el piso, ya sin vida, comentaron: “‘¡Ay, nos equivocamos!’ Y la dejaron ahí tirada, luego de levantarla de los pelos”. Apenas ocurrió el hecho, la primera en enterarse fue Dolores Ingamba, la mamá de Ezequiel Demonty, el chico que murió luego de que varios policías lo obligaran a arrojarse a las aguas del Riachuelo. Por extraña coincidencia Ezequiel y Camila estudiaban en el mismo colegio, la Escuela de Educación Media número 4 del distrito 21. La chica estaba cursando el primer año. Dolores avisó al defensor adjunto del Pueblo de la ciudad, Gustavo Lesbegueris, quien concurrió al lugar de los hechos acompañado por el abogado Mario Ganora, jefe del área de Derechos Humanos del organismo. Ayer, en conferencia de prensa, la titular de la Defensoría, Alicia Pierini, sostuvo que la Policía Federal “por estar sospechada en estecrimen, no debe ser parte de la investigación y las pericias las tiene que realizar otra fuerza, como ser la Gendarmería. Eso es lo que le pedimos al juez de la causa porque las primeras pruebas son vitales para el desarrollo posterior de la investigación”.
El cuerpo de la joven recién sería entregado hoy a la familia, porque todavía no habían finalizado las pericias ordenadas por el juez López. Los testimonios y las comprobaciones realizadas en la escena del crimen, estarían indicando que las únicas armas presentes eran las que portaban los policías, quienes están detenidos en la Alcaidía del Palacio de Tribunales. Hoy serían indagados por el juez. Lesbegueris consideró que lo ocurrido ayer fue “un crimen aberrante”.

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Norma Díaz, la mamá de Cecilia, llegó al lugar del hecho cuando su hija ya estaba muerta.
 
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