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Domingo, 27 de julio de 2003

RESEñA

Yo soy aquel...

CINCO DECENIOS
Günter Grass

Edición preparada por G. Fritze Mangull
trad. Miguel Sáenz
Alfaguara
Buenos Aires, 2003
128 págs.

Por Walter Cassara

“Leche negra del alba te bebemos de noche/ te bebemos al mediodía la muerte es un maestro en Alemania”, escribía un joven Paul Celan en Todesfuge. Este conocido poema, que se convertiría con el tiempo en texto litúrgico para toda una generación de alemanes de la posguerra, fue publicado por primera vez en lengua rumana bajo el título de “Tangoul Mortii” (“Tango de la muerte”), más o menos por la misma época en que se gestaba el llamado Grupo del ‘47, una sociedad de escritores germanófonos, en su mayoría emigrados del Este, que impulsaban una nueva democracia en Alemania y a la cual se vincularon transitoriamente el mismo Celan, Christa Wolf, Ingeborg Bachman y Günter Grass, entre otros.
Sin embargo, a diferencia del gran poeta de Amapola y memoria, cuya lírica se inclinaría hacia un mutismo cada vez más espeluznante y subjetivo, Günter Grass daría cuenta de las secuelas de la guerra y los regímenes totalitarios desde un punto de vista más elocuente y satírico. Novelas como El tambor de hojalata (1959), El gato y el ratón (1961) y Años de perro (1963), se distinguen no sólo por su largo aliento y su prolífica capacidad de inventiva, sino también por cierto barroquismo experimental en donde la alegoría –esa vieja figura retórica mediante la cual el sujeto moderno, según pensara Benjamin, vuelve a purgar su instinto de destrucción– se mezcla con el humor negro y el absurdo existencialista.
Nacido en 1927 en Danzing, una ciudad ligada indisolublemente con la historia del nazismo (Danzing fue para los nazis el primer paso hacia la anexión total de Polonia, y desde allí el Führer se lanzó más tarde a la conquista del mundo), Günter Grass pertenece a una generación de intelectuales de la Europa central que surgió a la sombra de los postulados de un “arte revolucionario”, con Brecht, Joseph Roth y Alfred Döblin como inmediatos precursores, pero que maduró durante ese convulsionado período que va de una guerra o otra, cuando Hitler y Stalin se estaban haciendo todopoderosos. Como Oskar Matzerath, el simpático enano tamborillero que se pasea con sus redobles por los trincheras de la Primera Guerra, pasa a través de la coalición de hierro del nazismo y el stanilismo hasta llegar a los difíciles años de la reunificación alemana, Grass ha documentado con sus ficciones, reinventándolos una y otra vez, los excesos del siglo más desquiciado y sanguinario que recuerda la historia occidental.
En Cinco decenios, el último Premio Nobel del siglo XX examina su obra literaria y gráfica a la luz de las circunstancias históricas y vitales que lo llevaron a realizarla. Pero no es éste un libro estrictamente autobiográfico o confesional, sino más bien un elemental y quizás ocioso “informe de taller” en donde el autor exhuma viejos poemas, bocetos de ilustraciones y dibujos perdidos en un cajón, a medida que recapitula algunos hitos de su carrera. Así el lector puede enterarse de que Grass se inició en el arte de la escultura tallando, significativamente, losas funerarias durante un crudo invierno de 1947 en el que la Academia de Artes de Düsseldorf había suspendido sus actividades a causa de los desmanes de la guerra; que más tarde tomó un curso de grabado con los maestros pacifistas Ewald Mataré y Otto Pankok, cuando dicha instituciónpudo reabrir sus puertas; y también que se ganaba la vida tocando una “tabla de lavar de hojalata” en un trío de jazz y debutó en la escena literaria con un libro de poemas, Las ventajas de las gallinas de viento, editado e ilustrado artesanalmente.
La poesía que cultiva Grass tiene un tono más bien festivo y circunstancial, a contrapelo de la lírica expresionista que se consolidó en la posguerra. Muchos de sus poemas apelan a la sencillez de las rimas infantiles y al humor para decir en una inflexión espontánea las cosas más terribles, como en las primeras dos estrofas de “Pasatiempo”: “Porque hay setas, ten cuidado./ El miedo, siempre igualado,/ se acumula y se ha asustado/ al oír `por descontado’. // Sólo es segura la muerte/ que rima con fuerte y suerte,/ si hace falta con inerte,/ y desde luego con muerte”. En este libro también se recopila gran parte de los interesantes dibujos y las cubiertas originales que Günter Grass, un artista con todos los talentos, realizó para las primeras ediciones de sus libros de poemas, así como para su obra narrativa y sus piezas teatrales.

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