La Unidad especializada en apropiaciones de niños durante el terrorismo de Estado de la Procuración General de la Nación comenzó a investigar 55 casos de chicos bautizados en la capilla de la ESMA entre 1975 y 1981, mientras funcionaron en ese predio el mayor centro de detención y la principal maternidad clandestina de la Ciudad de Buenos Aires. Los datos surgen de un libro con registros de 256 bautismos que la Iglesia católica entregó a la justicia “para contribuir al camino de la memoria, la verdad y la justicia”, según comunicó la semana pasada la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). A partir de un primer análisis, que permitió recortar el objeto de estudio, la unidad que encabeza el fiscal general Pablo Parenti informó que el registro incluye el caso de un joven que ya recuperó su identidad: el de Javier Penino Viñas, apropiado por el marino Jorge Vildoza, que fue jefe de la patota de la ESMA. También figuran otras cuatro personas cuyas muestras de ADN fueron analizadas en el Banco Nacional de Datos Genéticos y no arrojaron correspondencia con el archivo genético de ese organismo.

Abuelas de Plaza de Mayo reclama desde hace años al Episcopado el acceso a los registros de bautismos de la Iglesia, en particular los de parroquias y capillas vinculadas a grandes centros de tortura, exterminio y apropiaciones como Campo de Mayo. De muchas de las investigaciones que derivaron en restituciones de la identidad surge que militares que oficiaron de entregadores de bebés robados a sus madres, por lo general hombres de profundas convicciones religiosas, figuraron luego como “padrinos” de sus trofeos de guerra.

El libro de la capilla Stella Maris de la ESMA lo consiguió el obispo castrense Santiago Olivera, quien publicitó el hallazgo desde Roma el 9 de enero tras obtener el visto bueno del Papa Francisco. El sucesor de Antonio Baseotto también intenta reciclar la teoría de los dos demonios y prometió a los represores militar desde su diócesis “por una Memoria sin Ideología, una Verdad Completa y una Justicia en el sentido más amplio”. En una auto-entrevista que publicó en el blog del obispado, elogió su propio “coraje y determinación” por “no dudar y una vez planteada la consulta del libro de bautismos ir por esos documentos”. Agregó que lo “encontró y resguardó”, sin especificar de quién. No dijo dónde encontró el libro ni quién se lo entregó pero aseguró que “estaba perdido hasta este año”.

El martes pasado la comisión ejecutiva del Episcopado entregó una copia certificada del libro al juzgado de Sergio Torres, que instruye la megacausa ESMA, y otro a la unidad que conduce Parenti. “Consideramos que estas actas pueden estar al alcance de organismos de derechos humanos de reconocido prestigio e investigadores procedentes de diversos ámbitos académicos”, apuntó la CEA. La entrega a Abuelas de Plaza de Mayo, que se enteraron del hallazgo por la prensa, podría concretarse la próxima semana, cuando su titular Estela de Carlotto se reúna con Oscar Ojea, presidente del Episcopado.

La unidad de apropiaciones de la Procuración informó ayer que el libro de 128 hojas está rotulado como “Libro 1” de la “Capilla Stella Maris, Escuela de Mecánica” e incluye registros de 256 bautismos entre 1974 y 1984, aunque sólo 60 corresponderían a niños nacidos entre 1975 y 1981. “El libro incluye jóvenes nacidos en diferentes zonas del país, aunque predominan los nacimientos en Capital Federal y provincia de Buenos Aires”, apunta el comunicado. El recorte de 60 casos incluye el de un niño apropiado en el marco del terrorismo de Estado que ya recuperó su identidad y otras cuatro personas cuyos cotejos de ADN no arrojaron resultado positivo al ser analizadas en el Banco Nacional de Datos Genéticos, precisa. Así, quedarían 55 casos que serán objeto de investigación. 

  La Unidad especializada en apropiaciones de niños no difundió el nombre del joven apropiado que figura en el listado, pero a través de un familiar que ya fue notificado del hallazgo, Páginai12 pudo saber que el nieto restituido que aparece en el documento es Javier Penino Viñas, nacido en cautiverio en la ESMA y apropiado por el represor Vildoza.

  Javier nació en la ESMA durante la última dictadura militar. De allí se lo llevó Vildoza y lo anotó como su hijo. Las Abuelas de Plaza de Mayo lo ubicaron en 1984, pero los Vildoza se escaparon, primero a Paraguay y luego a Sudáfrica. En 1998 viajó a la Argentina para hacerse el estudio de ADN que comprobó que sus padres eran Hugo Reinaldo Penino y Cecilia Viñas. Después del nacimiento de Javier y aún después del regreso de la democracia, Cecilia se comunicó con su familia mientras seguía secuestrada.   

Hubo ocho llamadas desgarradoras entre octubre de 1983 a marzo de 1984 en las que pedía que busquen a su hijo y en las que los captores reclamaban plata para dejarla en libertad.