Rabia tiene momentos tensos, imprevistos. La relación padre/hijo que recrea ofrece una puesta en escena que luce íntima, casi dulce ‑un auto, el fútbol por radio, el viaje‑, pero tal vez no. Quizás el afecto no desaparezca, pero sí trastoca en otros modos, que replicarán en los demás adultos. En el medio, el niño. Rabia es el más reciente cortometraje de Romina Tamburello y ha sido seleccionado para participar de la sección Short Film Corner, que tendrá lugar entre el 8 y 19 de mayo en el Festival de Cannes.

Toda una noticia, que es alegría compartida para el grupo de trabajo, algo que la realizadora puntualiza: "Elijo decir que no es un proyecto de creación individual porque Rabia fue un proceso largo. El guión tuvo once correcciones, empezó en Hidra, el taller de Francisco Pavanetto, luego lo seguí corrigiendo con Pablo Meza, mi tutor de guión, en su taller Cinematres. Lo estuve corrigiendo durante un año. Luego ganamos la convocatoria de Espacio Santafesino y pudimos empezar a pensar qué se podía hacer, gracias a los fondos para filmarlo. A partir de ahí, comenzamos un proceso con todas las distintas áreas: sonido, fotografía, producción. Fue un trabajo de mesa grande, y comenzamos a buscar a este padre y este hijo, que son los protagonistas del corto".

Si bien con la predilección profesional primera puesta en el teatro, Romina Tamburello no es ajena al mundo audiovisual, ha sido guionista en numerosos trabajos, como lo testimonian La redonda, serie con dirección de Alfonso Gastiaburo (ganadora del Premio Ficciones Federales), y Dách, el cortometraje de José Galvano premiado en el Festival Latinoamericano de Video Rosario. El ojo actoral, afilado, de Tamburello tuvo foco en la figura de Carlos Resta, "un gran actor con mucha experiencia en cine, mucho oficio", valora. "Siempre pensé que él lo tenía que interpretar. Sabía que tenía un hijo, y se me ocurrió ver si podía actuar, si era verdad que el talento se hereda y podía ser tan bueno como su papá. Lo cierto es que Santino nos sorprendió a todos, resultó perfecto para la historia", agrega la directora.

El rodaje tuvo sus inclemencias, pero "el vínculo ayudó mucho a la hora de dirigir. Lo grabamos en el año 2016, fueron cinco jornadas en la autopista con una producción bastante grande, porque había que filmar a la intemperie en pleno invierno. La mayoría del corto sucede de noche. Los chicos me decían: '¡Qué idea para tu primer corto!, ¿porqué no pusiste gente hablando en una casa?' (risas). Luego tuvimos un año para editarlo, con muchas jornadas, hasta que estuvo listo y ahí es donde empezó el proceso de mandarlo a festivales. En algunos no entramos, de otros no tuvimos respuesta, y de pronto nos llegó esta noticia".

En Short Film Corner se dan cita profesionales de todo el mundo, allí se presentan y acompañan las películas seleccionadas con el objetivo puesto en el logro de vínculos laborales. "Sabemos que uno tiene que estar allí para reuniones, a lo largo de una semana en el festival. Vamos a ir a ver películas por la noche, pero por las tardes vamos a trabajar para poder vender de la mejor manera el corto así como el largo que tenemos en carpeta, de título Vera, el primer largometraje que vamos a dirigir con Federico Actis. Serán días intensos".

Junto a Ariadna Solís, Federico Actis se desempeña como productor ejecutivo en Rabia. "Federico es alguien que además se involucra muchísimo en el proceso creativo", agradece Tamburello. La señal de afecto hacia el grupo de trabajo está dedicada a todos por igual. "Traté de armar un equipo que me pudiera solucionar ciertos baches, al no haber estudiado cine. Tuve, por eso, un buen asistente de dirección, Santiago King, quien me solucionó muchos problemas, muchas dudas. Fui aprendiendo del equipo, y eso fue lindo. Es un equipo que me transmitió mucha confianza, me hicieron creer que yo sabía lo que estaba haciendo pero a la vez, cuando tuve una duda, no tuve vergüenza en preguntarles y ellos no tuvieron ningún tipo de soberbia en explicarme, de una manera hasta pedagógica te diría". Los nombres del equipo de trabajo se completan con Marcos Garfagnoli (Fotografía), Agustín Pagliuca y Tomás Grimaldi (Sonido/Música), Ana Julia Manaker (Arte y Vestuario), Alejandro Coscarelli (Montaje). Además de Carlos y Santino Resta, el reparto de Rabia incluye en sus créditos a Juan Pablo Yeboli y María Celia Ferrero.

-‑ ¿Por qué el "salto" al cine y con qué te encontraste?

-‑ Yo venía con ganas de dirigir algo. Trabajé mucho en guiones, que por suerte se terminaron filmando; era una guionista un poco molesta, estaba bastante presente. Además, me gusta mucho la dirección de actores, de hecho en la UAI doy esa materia. Entonces pensé en rodearme de un equipo nuevo, responsable, que pudiera opinar, mientras yo me dedicaba a lo que sé hacer, que es dirigir actores, algo que desde mi profesión de actriz tengo bastante entrenado. Por otra parte, la historia de Rabia me gusta mucho, es intensa pero tiene rasgos de humor, algo que suelo trabajar en el teatro. Cuando terminé de dirigirlo, me di cuenta de que a esto lo quiero hacer por mucho tiempo más. El teatro para mí es el género más hermoso donde el actor se puede desempeñar, de eso no hay duda. Estar en vivo en el momento, en cada función, poder ser siempre ese personaje pero en distintos momentos de uno mismo. El cine, por su parte, tiene algo mucho más recortado, tiene una ayuda muy grande, además de los editores, que pueden salvar una mala actuación o también desaprovechar una gran actuación. Es decir, uno termina de actuar y queda en manos de otras personas. Me parece interesante como directora poder trasladar la pasión por ensayar que a lo mejor tenemos los actores, y que en el cine no se ve tanto.