Ludmila Ayelén Bazán tenía 23 años y una hija de 7 años, cuando el 21 de diciembre de 2015 su cuerpo, sin vida, fue encontrado desfigurado, en un basural, en el partido de Junín, donde vivía. La noche anterior había salido a hacer un mandado y nunca más se supo de ella. “Espero que los que fueron paguen lo que corresponda en la cárcel”, dijo a PáginaI12 Osmar Juan Bazán, su papá. Hoy empieza el juicio por su femicidio, en el que están imputados cuatro hombres, el más joven, de 44 años, como autor material y los otros tres, mayores de 50, como encubridores. Los cuatro, de nacionalidad paraguaya, habían llegado a Junín desde el conurbano bonaerense, donde estaban trabajando como albañiles en una obra en construcción: en ese domicilio, según el testimonio de dos de ellos, la joven fue golpeada, terminó desvanecida, y luego fue llevada a un descampado, donde fue violada y brutalmente asesinada.  

El femicidio de Ludmila fue uno de los 286 registrados en 2015 por el Observatorio de Femicidios de La Casa del Encuentro. Ese año, 86 jóvenes, de 19 a 30 años, fueron asesinadas como consecuencia de la violencia machista. El padre de Ludmila, su madre, Silvia Elizabeth, sus tres hermanas y su hermano, y su hija, ahora de 9 años, esperan que se haga Justicia. 

El Tribunal Criminal Oral 1 de Junín, integrado por los jueces Miguel Vilaseca, Karina Piegari y Esteban Melilli, dirigirá las audiencias, que tendrán lugar hoy y mañana. Se estima que se escucharán cuarenta testimonios.

Gustavo Silvestre Núñez Ibarra llegó al juicio detenido en la Unidad Penal N° 13 de Junín. Está imputado de homicidio agravado por alevosía y femicidio. Los otros tres acusados enfrentan cargos por encubrimiento de delitos especialmente graves: ellos son Luciano González Leith, Alberto Antonio Quiñones Chiñolis, Patrocinio Pérez Sanabria. Los tres se encuentran con pulsera electrónica, en sus domicilios, en el conurbano bonaerense.

Ludmila, según contó su papá, tenía un leve retraso madurativo, desde su nacimiento. Estaba terminando el secundario. Y quería estudiar enfermería, como su hermano mayor.

“Todas las heridas fueron en el rostro, como queriendo borrar una imagen”, había señalado el fiscal de Olavarría, Sergio Terrón en ese año. “La tuvimos que velar a cajón cerrado”, contó su papá. Terrón será fiscal en el juicio. A los imputados se llegó a partir del análisis de llamadas telefónicas. Al parecer, a la joven la conocían: la habían llamado para que fuera esa noche del 20 de diciembre a la obra en construcción en la que estaban trabajando. En ese domicilio la habrían golpeado y se habría desvanecido como consecuencia de la violencia machista recibida. La habrían llevado a un descampado, donde habría sido violada y luego asesinada. La muerte se produjo por asfixia mecánica. Durante la instrucción, dos de los imputados “se quebraron” y dieron detalles de esa noche macabra, acusando como único autor del femicidio a Núñez Ibarra.