La fragmentación de la clase trabajadora y sus representaciones tiene correlato en los actos que conmemoran el 1º de Mayo. Se multiplican, expresan divisiones… tantos árboles no equivalen a un bosque.

Son malos años para los laburantes, en proporciones muy diversas. Las organizaciones y la institucionalidad cobijan mejor a los sindicalizados que participan en paritarias, cuyo saldo es tan variado como la valía y el poder de los dirigentes sindicales. De cualquier manera, siempre quedan uno o varios peldaños por encima de otros compañeros de clase.

La Bancaria, tras sostener la lucha durante meses, fuerza a la patronal a un aumento del 15 por ciento, incrementable si la inflación supera esa marca. 

Los convenios colectivos son acuerdos minuciosos, imposibles de simplificar con las cifras generales, aquellas que llegan a los titulares de los diarios. Para comprenderlo en su totalidad es necesario revisar categoría por categoría, pagos no incluidos en el sueldo básico, beneficios no salariales y un sinfín de variables. Con un repaso así, se nota que la suba neta para los bancarios será mayor.

Las corporaciones financieras y el Gobierno se movieron en tándem: aunqueel sector financiero está de parabienes no quería cejar. Es aliado del gobierno que también jugaba en esta pulseada.El caso testigo contrasta con el de otros gremios, entre ellos los liderados por dirigentes mansitos.

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El Gobierno no inventó todavía el día de la patronal, pero se esmera en favorecerla. La reforma laboral, cajoneada a fines del año pasado, volverá al Congreso. La reforma previsional le costó lágrimas de sangre y desprestigio al macrismo, tanto que perdió el dominio del Parlamento. Sin embargo, ahora va por más, esperando aval o al menos pasividad de la nonata nueva cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT) o de las esquirlas del triunvirato en retirada.

Una pieza clave de la reforma es el blanqueo de deudas por cargas sociales. Todas las medidas de ese tipo son inmorales, un premio al evasor. Falta conocer en detalle el proyecto de Cambiemos, en el precedente se amnistiaba a los empresarios con causas penales abiertas por retención de fondos percibidos. Un premio al delincuente,camuflado en la promesa de generar nuevos empleos.

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Carrefour llega a un acuerdo con el sindicato, bajo el manto del Procedimiento preventivo de Crisis. El Ministerio de Trabajo “dona” una reducción enorme de cargas sociales, precisamente cuando se clama que “no hay plata” para docentes, trabajadores del estado, programas sociales y varios etcéteras. Por un lado, se despiden laburantes, por otro se renuncia a recaudar.

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La Corte Suprema de Justicia rechaza una demanda promovida por el médico Martín Rica contra el Hospital Alemán. La Cámara de Trabajo había reconocido el derecho del actor a reclamar indemnizaciones por despido, conforme a la Ley de Contrato de Trabajo.

La jerga jurídica es, casi siempre, críptica y engañosa. Por excepción, el recurso extraordinario ante la Corte es, no más, extraordinario. No se trata de una apelación común: solo procede en casos de gravedad institucional o de arbitrariedad manifiesta. No es una instancia ordinaria, sino particular, excepcional. La Corte, empero, se internó en cuestiones que a diario desecha, análisis de las pruebas que no le conciernen. Todo para llegar a una solución injusta, contradictoria con los principios básicos del Derecho del trabajo.

Hicieron mayoría Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Carlos Rosenkrantz. Resolvieron que no había relación de dependencia. Arguyeron que Rica firmaba recibos como monotributista, jamás disfrutó ni reclamó vacaciones ni licencias y que cobraba solo por prestación.

 Una característica básica del fraude laboral es no documentar debidamente la relación. El empleador, parte fuerte del contrato, predispone las formas. 

La falta de vacaciones y licencias jamás comprueba que el trabajador carecía de esos derechos, solo que no los ejercitó o se lo impidieron. La ausencia de reclamos es connatural al trabajo “en negro” por la debilidad del empleado, ya aludida.

La Corte desnaturalizó la lógica de la Justicia laboral que es equilibrar, dentro del acotado marco de lo posible, las asimetrías de poder entre las partes.

Los vocales Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti se pronunciaron en disidencia, postulando que el caso no tiene mérito para ser tratado por la Corte. La jurisprudencia habitual, dejada de lado en esta ocasión.

En la nueva conformación del tribunal, varía la conformación de las mayorías y minorías, no las hay “automáticas”, no están emblocadas. Pero existen dos patrones de conducta que hacen excepción. 

Uno es que en materia laboral Maqueda y Rosatti acostumbran votar juntos.

Otra es que Rosenkrantz, aquel que Macri designó por coincidencias ideológicas (lo que es tan lícito como discutible) “nunca se equivoca”: siempre se expide a favor de los represores, de las patronales y contra los sindicatos.

Más allá de estos detalles, la sentencia premia al fraude laboral, se queda en la napa aparente de la relación, cuando son los hechos los que determinan si hay relación de dependencia.

Un retroceso en la batalla contra el trabajo informal, hipotética política de estado que tampoco está en el radar del Ejecutivo.