Hasta que de una buena vez alguien se digne a rodar la obra cumbre de Héctor Germán Oesterheld, habrá que acostumbrarse a ver los homenajes insospechados e influencias veladas a El Eternauta en producciones como La niebla y Falling Skies. Esta vez no proviene de Holywood sino de Escandinavia y con el tono de asfixia apocalíptica en forma de lluvia. Se trata de The Rain, ficción de ocho episodios original de Netflix, que la plataforma on demand dispondrá íntegra desde el viernes 4 de mayo. Una mísera alteración meteorológica trastoca los copos de nieves fosforescentes. Lo letal, en este caso, viene en forma de virus que se ha propagado en los chubascos. 

Poco se sabe sobre el origen del desastre (¿venganza ambiental? ¿ataque extranjero? ¿Chernobyl postindustrial? ¿error científico?) excepto que esa toxina, propagada a través del aire y el agua, resultó una hecatombe. La población, al menos en esa región de Europa, ha quedado diezmada por el diluvio mortífero. Frederik (Lars Simonesen) tiene información valiosa sobre el hecho. El hombre es un “prepper” consumado, uno de esos que tiene todo listo para cuando la humanidad tenga sus días contados. Como primera medida escapa de Vordingborg y se encierra con sus dos hijos en un bunker. Está convencido de que Rasmus (Lucas Lynggaard Tønnesen) tiene la respuesta a ese gran enigma dentro de su cuerpo y por eso le pide a su hermana mayor, Simone (Alba August), que lo cuide. El adulto los dejará allí y saldrá al exterior para investigar la situación vestido con su traje inmunizante. Acción que lo asimila a Juan Salvo pero sólo en lo estético: el protagonista de la historieta argentina nunca habría tomado el camino en solitario. 

Han pasado seis años y los postadolescentes deciden quebrar la reclusión. Tienen como brújula un libro con anotaciones que les dejó su progenitor. Allá afuera tendrán que arreglárselas frente a un mundo desconocido y en el camino se cruzarán con otros de su generación que, como ellos, buscan refugio y seguir con vida. También hay nuevas reglas: al que tenga contacto con el agua se lo sacrifica sin miramientos. 

The Rain es el primer proyecto de origen danés producido por el gigante del streaming. Confiaron en Jannik Tai Mosholt, guionista del drama político Borgen, y del fenómeno de la ficción de ese confín del mundo (Bron/Broen, Trapped, Forbrydelsen, por nombrar algunas de sus series más exitosas). Como en la mayoría de esas ficciones, The Rain abona el aislamiento geográfico trasladado a la psicología de sus criaturas y la belleza gris de su entorno. La puesta en escena es plomiza e inquietante, alejada del frenesí en el montaje profundizando en la aridez y la desolación. Más allá de los cataclismos hay una belleza notable en ese entramado visual. Las panorámicas de metrópolis abandonadas y los bosques frondosos, por otro lado, recuerdan a Exterminio de Danny Boyle.

El planteo responde a todas las normas de su género (la incógnita por el inicio del mal, el grupo familiar íntimo, los vínculos a la fuerza, la muerte que viene de afuera y las traiciones en las microsociedades) y además se destaca por su elenco sub 25. Como un Walking Dead millenial de tonada vikinga. Incluso en ese contexto áspero, y sin adultos a la vista, los personajes van a tener lugar para su arranque hormonal y emocional. Se extraña, eso sí, el sarcasmo y la lucidez misántropa de The End of the F***ing World que también se pudo ver por esta pantalla. En esa serie inglesa dos adolescentes se embarcaban en un viaje iniciático con asesinatos y humor negro como equipaje. Aquí el tono es definitivamente otro, con una apropiada teenage angst en sus mochilas.  “Nos enseñaron que estábamos seguros, que éramos la gente más feliz de la tierra, nuestras confortables vidas nunca iban a cambiar. Cuando todo se desmoronó, éramos los menos preparados. Pensás que el mundo iba a ser como antes, pero no lo es”, explica Simone. Una vez más hay algo podrido en Dinamarca pero esta vez viene del cielo.