Enfrentado a decisiones críticas por el Rusiagate, el presidente estadounidense, Donald Trump, contrató ayer a un abogado que representó al ex presidente Bill Clinton en su juicio político, en busca de una estrategia más agresiva frente a la investigación sobre Rusia del fiscal especial Robert Mueller, quien quiere entrevistar al mandatario.

El anuncio de la Casa Blanca sobre la nueva reestructuración de su equipo legal llega en momentos en que la defensa personal de Trump se prepara para una confrontación con el equipo de Mueller ante la creciente posibilidad de que el fiscal emita una citación para forzar al presidente a declarar bajo juramento ante un gran jurado por el Rusiagate.

La vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, anunció en un comunicado la contratación del veterano abogado Emmet T. Flood, quien en 1998 fue uno de los representantes de Clinton en el juicio político al que el presidente demócrata fue sometido en el Congreso tras mentir sobre su relación con la becaria Monica Lewinsky. “Emmet Flood se unirá al equipo de la Casa Blanca para representar al presidente y su gobierno contra la caza de brujas de Rusia”, dijo Sanders, usando la misma alusión despectiva a la investigación de Mueller que Trump repite desde hace meses.

Sanders agregó que Flood sustituirá a Ty Cobb, un abogado que llegó el año pasado a la Casa Blanca con el objetivo de encargarse de la investigación del fiscal especial. Cobb no representaba personalmente a Trump, pero era uno de sus asesores legales clave, y coordinaba los contactos del gobierno con el equipo de Mueller.

El fiscal especial investiga no sólo una supuesta interferencia electoral de Rusia y una coordinación entre el Kremlin y miembros del equipo de campaña del presidente, sino también una posible obstrucción de la justicia por parte del mandatario.

El retiro de Cobb llega justo cuando los abogados personales de Trump se alistan para la posibilidad de que Mueller adopte la extraordinaria y dramática medida de citar a declarar al mandatario bajo apercibimiento, informaron ayer CNN y otros medios estadounidenses. Esto podría dar lugar a una batalla judicial que ponga a prueba los límites de los poderes del presidente y se abra camino hasta la mismísima Corte Suprema, ya que las ya escasas chances de que Trump acepte sentarse a declarar se están reduciendo aún más, afirmó CNN, citando a dos fuentes “cercanas al presidente”.

Según publicó anoche The Washington Post, Mueller amenazó al equipo legal de Trump con una citación si el presidente se negaba a colaborar y ser interrogado. Mueller hizo esta advertencia durante una reunión el pasado 5 de marzo, según revelaron al rotativo cuatro personas con conocimiento del encuentro.

Asimismo, The New York Times hizo público el martes un cuestionario con medio centenar de preguntas que Mueller entregó a los abogados de Trump en marzo para el eventual interrogatorio. Las cuestiones abarcaban un abanico de asuntos que el fiscal especial ha tocado en su investigación, que este mes de mayo cumple un año, aunque mostraba especial interés en las decisiones de Trump que habrían podido incurrir en obstrucción a la justicia.

Además, una decena de preguntas indagaban sobre los posibles nexos de Trump y su entorno con Rusia durante la campaña electoral presidencial de 2016.

Ayer, Trump insistió por Twitter en que se trata de “un sistema amañado” y rechazó que haya habido conspiración u obstrucción a la justicia, algo que consideró como un “fraude” y una “trampa”, respectivamente.

El martes, Trump tuiteó que ninguna de las preguntas filtradas trata sobre el supuesto “complot” entre su campaña electoral y Rusia. Además, consideró “muy vergonzoso” que se las preguntas se filtraran a los medios. 

Consultadas sobre si el presidente invocaría la Quinta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos -que tutela el derecho a no auto incriminarse- para negarse a responder preguntas de Mueller, las fuentes citadas por CNN dijeron que el equipo legal de Trump cree que hay muchos “desafíos constitucionales” con los que lidiar antes de que siquiera se considere la posibilidad de una citación.

Los abogados de Trump han mostrado cuidado en no decir que el presidente ya cerró la puerta a una posible entrevista. Su nuevo equipo legal todavía está evaluando eso antes de formularle sus recomendaciones, dijeron las fuentes. 

El trabajo de Cobb se centró en la producción de documentos para la investigación de Mueller, mientras un abogado externo a la Casa Blanca, John Dowd, dirigía un equipo legal que llevaba casi todo el peso de la respuesta de Trump y su entorno a la pesquisa rusa.

Dowd abandonó su cargo en marzo por diferencias estratégicas con el presidente, entre ellas la insistencia de Trump en permitir que Mueller le interrogara, y fue reemplazado en abril por el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, que se ha mostrado abierto a programar ese encuentro entre el fiscal especial y el presidente. En una entrevista con el diario The Washington Post, Giuliani dijo hoy que la salida de Cobb forma parte de un intento de adoptar una estrategia legal “más agresiva” en un momento en el que Mueller está tratando de interrogar a Trump. “Jay Sekulow, otro abogado de Trump, sintió que necesitábamos a alguien más agresivo” que Ty Cobb, dijo Giuliani.