"Creo que mi obra tiene que ser coherente con mi discurso y mi forma de manejarme en la vida", dice Evelina Sanzo a Rosario/12. Su segundo trabajo, Tabú (Neptunia Discos), se presenta esta noche, a las 21.30, en el Gran Salón de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085) con entrada libre y gratuita. El salto cualitativo de la artista es notorio, de letras viscerales y rítmica diversa. La mira de Sanzo está bien ajustada: "Lo más importante es la música, que tu mensaje llegue al público y trascienda, que genere algo. Trato de ser de esa manera, todo lo demás es puro humo".

"Esta es la primera vez que lo toco con banda, acompañada por algunos músicos con quienes todavía no he tocado", señaló. De la partida serán Nico Mazzurco (batería y percusión), Lilu Montedo (bajo y teclados), Daniel Pellegrinet (guitarra y bajo) y Diego Savioli (guitarra, teclados y programaciones), junto a la presencias invitadas de los cantantes Agustina Roldán y Julián Cicerchia, más una intervención poética a cargo del grupo feminista Tanga Feroz.

"Al disco lo voy resignificando, en este momento lo siento como que ya está. Lo presento pero también lo suelto, porque lo vengo haciendo desde 2016, y tengo que soltarlo para dar lugar a las canciones nuevas. Por otra parte, voy a reversionar algunas, porque en el disco fueron grabadas de una manera y en el vivo eso cambia. Si toco los temas siempre iguales, me aburro. Al ser solista trabajo con sesionistas, y cada músico, cuando pasa la canción por su filtro hace surgir una nueva versión", señala Sanzo.

-‑Ese diálogo musical que distinguís está presente en tus letras, ahora más ásperas, así como tu voz.

‑En el primer disco (Curandera) fue como decir "bueno, estas son mis canciones, bien tranqui"; recuerdo que lo grabé con una luxación en la articulación mandibular, que no me dejaba abrir bien la boca, por eso en la letra de "Tabú" dice "abrite boca". Así que ahora incluí todo lo que tenía ganas de decir, de gritar, para que sonara a mi manera.

Durante el cierre de Rosario Edita, Sanzo dijo al micrófono: "Me hubiese gustado ver más mujeres". Lo decía por la escasa participación femenina durante esa noche, y también como lugar de fricción desde el cual se desempeña activamente. "En este momento no se nos puede pasar por alto. No nos podemos quedar calladas. Cuando fue la convocatoria de firma de las músicas para la legalización y despenalización del aborto, formamos un grupo de Facebook y nos reunimos 385 músicas, entonces, ¿por qué no hay músicas en los eventos? Nos estamos juntando una vez al mes, y uno de los objetivos es tener un compromiso de práctica artística feminista, en donde podamos exigir nuestra presencia en espacios donde se privilegia a los varones".

Tabú agrega tango y provoca. "Tango bi" es uno de los títulos de las canciones de Sanzo. "El tango es también muy machista", agrega. Y hace factible al disco como expresión total de la cantante: autora artística y a la vez productora de sí misma. Algo prácticamente inédito. "Hay una invisibilización de la mujer en la música de la que ya estoy harta. Con mi primer disco aprendí un montón, los tipos venían a querer explicarme cómo tenía que cambiar las cuerdas de mi guitarra, cómo ecualizar mi voz, cuando son cosas que las sé hacer. Pero dan por sentado que no", dice.

La mixtura de géneros hace de Tabú un laberinto musical en donde "el hilo conductor es obviamente mi voz, que pareciera la de otra cantante pero, sin embargo, cuando me escuchás cantando en inglés, una cumbia, un tango, un funk, sigo siendo la misma. No por cantar una cumbia voy a dejar de ser tanguera, o por cantar un tango voy a dejar de ser rockera. Así lo pienso, siento que yo soy todo eso".