Pese a que hizo todos los intentos por despegarse, el presidente Mauricio Macri terminó enredado en la suspensión del partido amistoso entre la selección argentina y la israelí. Aunque Macri tiene una conocida vinculación con la conducción del fútbol argentino, en el Gobierno buscaron alejarse de la situación. Hasta que sonó el teléfono: era el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Macri debió escuchar sus quejas y le prometió interceder. Según comentaron en la Rosada, llamó al titular de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, pero la decisión ya estaba tomada. En el oficialismo, insistían en que la causa central fue la solidaridad de los jugadores argentinos con Lionel Messi por las amenazas que recibió. “Esto nos excede”, reconocían y descartaban cualquier repercusión política.

Diversos militantes de la causa palestina habían reclamado que el partido no se juegue en protesta a la represión de Israel y al traslado de su embajada de Estados Unidos a Jerusalén. Desde los sectores pro israelíes tildaron este reclamo de “antisemita”. El Gobierno de Macri se ha esforzado por tener una buena relación con Israel. Puede dar cuenta de esto la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien viajó a interiorizarse en armamento y en los software de espionaje que manejan. La suspensión del partido no es una buena noticia, dado que se trata de un país aliado y que además talla en el Fondo Monetario Internacional (FMI). De todas formas, en Balcarce 50 afirmaron que los israelíes “entendieron” lo ocurrido. “Todos entienden la situación. No hay ningún problema”, dijeron.

Según señalaron fuentes del Gobierno con acceso al tema, luego de la conversación con la AFA, Macri le explicó a Netanyahu cual era la situación y se disculpó. “Esto nos excede. Es un tema de la AFA y los jugadores”, se encogían de hombros en la Rosada. Macri tuvo y tiene mucha influencia en el mundo del fútbol. Y Netanyahu evidentemente lo tuvo en cuenta a la hora de llamarlo a él para destrabar el conflicto por el partido de fútbol. 

La Embajada de Israel, no obstante, emitió un comunicado que en tono diplomático se lamentó por la suspensión del partido y afirmó que “las amenazas y provocaciones dirigidas a Lionel Messi, que lógicamente suscitaron la solidaridad de sus pares y el temor a concretar el amistoso, no son ajenas a la cotidianidad de la población civil en Israel cuyos deportistas, sin ir más lejos, han sido en numerosas oportunidades objeto de violencia y atentados”. “La amistad entre la República Argentina y el Estado de Israel, próxima a cumplir 70 años, no se dirime en un partido de fútbol”, aclararon, por las dudas, aunque esto no explica la decisión de un primer ministro de llamar a otro mandatario por el tema.