El presidente Donald Trump dijo ayer invitará al líder norcoreano Kim Jong-un a Estados Unidos si la cumbre que celebrarán este 12 de junio en Singapur resulta bien e hizo votos por normalizar la relación entre las dos naciones.

“La respuesta es sí, seguramente si resulta bien”, respondió Trump cuando un periodista le preguntó si invitaría a Kim a Estados Unidos. “Nos gustaría ver una normalización de las relaciones, sí”, agregó en una conferencia conjunta con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, en el jardín de las Rosas de la Casa Blanca. Abe, que está de visita en Washington, comentó que un acuerdo sobre la Guerra Coreana, legalmente sin resolución, es otra posibilidad.

“Podríamos firmar un acuerdo, esa probablemente sea la parte fácil”, señaló el republicano. “La parte dura quedará para después de eso”. Se espera que el encuentro, cancelado por Trump el mes pasado antes de ser vuelto a programar con la misma fecha y lugar, se celebre finalmente el próximo martes a las 9 de la mañana de Singapur (22 hs del lunes en Argentina).

Trump también dijo que la carta que le envió la semana pasada Kim Jong-un era “cálida y amable”. “Me gustó mucho”, aseguró. La misiva “sólo decía que ‘no podemos esperar para la cumbre, esperamos que sucedan cosas grandiosas’. Así que lo apreciamos”, afirmó. 

El presidente estadounidense dijo que cree que un “gran éxito” provendrá de la reunión con el líder norcoreano, pero también advirtió que está completamente preparado para retirarse. “Estoy listo para irme. Espero que no sea necesario. Realmente creo que Kim Jong-un quiere hacer algo grandioso para su pueblo, para su familia y para él mismo”, sostuvo. 

Trump aseguró que la cumbre será “mucho más que una foto”, aunque advirtió de que será el primer paso de “un proceso” que requerirá de otros encuentros.  “Va a ser mucho más que una foto. Es un proceso, como ya he dicho muchas veces. Creo que no va a ser un acuerdo de un solo encuentro.” 

En todo caso, Trump opinó que la reunión entre ambos líderes será “muy fructífera”, aunque, subrayó, en última instancia su éxito dependerá de que “la gente quiera que suceda”, lo cual será algo que se podrá apreciar “muy rápidamente”. “Tienen que ceder los norcoreanos sus cabezas nucleares. Si no se    desnuclearizan, no será aceptable”, advirtió el mandatario norteamericano. 

A pesar de este optimismo, Trump aseguró que por el momento habrá que esperar antes de estudiar la posibilidad de suspender las sanciones que pesan sobre Corea del Norte y advirtió, además, que tiene preparada una lista de “más de trescientas” posibles represalias económicas por si las negociaciones no llegan a buen puerto. “Si después de la cumbre me escuchan decir las palabras ‘máxima presión’ será que la reunión no fue bien”, afirmó Trump. 

En este sentido, Abe opinó que Tokio y Washington están “perfectamente coordinados”, si bien el primer ministro japonés se mostró mucho más tajante al referirse a bajo qué condiciones se podría hablar de una relación exitosa. “No repetiremos los errores del pasado”, declaró Abe, antes de enumerar las exigencias niponas: acabar con el programa nuclear, poner fin a los ensayos con misiles balísticos y liberar a los prisioneros de su país que Corea del Norte retiene desde hace décadas.

A pesar de los numerosos baches que ha sufrido la organización de la cita entre Trump y Kim, que llegó a ser cancelada hace dos semanas por el mandatario estadounidense, la Casa Blanca manifestó estos últimos días su optimismo respecto a que la cumbre conduzca a que Corea del Norte abandone su programa nuclear.

El régimen de Kim mostró su disposición a abandonar sus armas nucleares durante la cumbre que las dos Coreas celebraron el pasado 27 de abril en su frontera, pero no quiere que se le imponga una fórmula unilateral y prefiere un proceso de desarme progresivo. 

Sobre la posibilidad de que la reunión sirva para limar asperezas entre las dos Coreas, Trump apuntó que “existe mucho odio” entre ambas naciones, pero deseó que, “cómo mínimo”, las actuales negociaciones supongan el “comienzo de una buena relación” entre los dos países. 

Las dos Coreas se mantienen técnicamente desde 1953 en guerra, ya que el alto el fuego que hace 64 años puso fin al conflicto que las enfrentó no ha sido reemplazado por un tratado de paz. 

Trump también se comprometió a plantear, en su encuentro con Kim, el tema de los ciudadanos japoneses secuestrados por Corea del Norte en las décadas de 1970 y 1980. Abe, por su parte, dijo que está listo para hablar directamente con Pyongyang. “Deseo encarar directamente a Corea del Norte y hablar con ellos para que el problema de los secuestros pueda resolverse rápidamente”, dijo el mandatario nipón en la conferencia de prensa. 

Agregó que no había cambios en la política de Japón para buscar “la paz real en el noreste de Asia” y que si Corea del Norte “está dispuesta a tomar medidas” en la dirección correcta, tendrá un “futuro brillante”.