Jim Ignatowski de Taxi (Christopher Lloyd). Era “la encarnación viva de los años ‘60”, se definió alguna vez. El punto es que vivía en la Nueva York de finales de los ‘70. Tenía su licencia para manejar por la ciudad, pero lo que más lo destacaba era su conocimiento de contracultura y abuso de drogas. Hasta llegaron a trocarlo en su comuna por dos cabras y un álbum de Donovan. En sus tiempos universitarios había sido un eximio Ivy League, un prototipo de genio, un alma sensible y poética, quien dilapidó todo por un brownie mágico.