No amontona hábitos excéntricos, no es cool, ni winner, ni freak; no seduce a hombres ni a mujeres, no tiene una onda enigmática, no sabe de excesos, no es un héroe de acción, no cuenta con una mente prodigiosa ni conoce los bajos fondos. Sin embargo, con sus virtudes casi invisibles, el padre Brown, el tenaz y regordete sacerdote detective –¿sacerdotective?–, es un personaje clásico y esencial de la ficción policial. Lo fue a partir de los más de cincuenta relatos breves que escribió G. K. Chesterton entre 1910 y 1936. Siguió siéndolo, tras la muerte de su creador, en una suerte de “universo expandido” por otros autores a través de cuentos, radionovelas, películas y hasta manga. Y lo es ahora, en su última y más exitosa encarnación televisiva, la serie británica Father Brown, cuya cuarta temporada emite los lunes la señal Film & Arts.

Humanista, más cerca de Maigret que de Holmes, el campechano y buenazo padre Brown fue acaso el primer outsider de los relatos de investigación criminal: hoy cualquiera la juega de detective, desde magos y tahúres hasta niños y fantasmas. El padre Brown, que no es policía ni lo quiere ser, ni tampoco consultor policial ni detective privado, hizo punta en eso de la investigación criminal casi como hobby: es evidente que su actividad clerical le dejaba mucho tiempo libre y que siempre tenía un rato libre para seguir su curiosidad e indagar en algún misterio cercano. La serie Father Brown, que en el Reino Unido ya cuenta con seis temporadas (y una séptima anunciada para 2019), recupera el mítico personaje agudo y panzón, lo acerca un par de décadas al presente y lo deja en la piel del actor Mark Williams, conocido en el cine por interpretar al papá del Colo Ron en la saga Harry Potter. PáginaI12 entrevistó a Ceri Meyrick, productora y responsable de Father Brown. 

–¿Cómo fue que el padre Brown se convirtió en un clásico del género detectivesco? ¿Cuáles son los atractivos secretos del personaje?

–El padre Brown es un tipo de sacerdote atípico: alegre y entrañable. Su mayor fortaleza, como sacerdote y como detective, es su amor y su vocación por comprender a las personas. Es, aparentemente, un personaje fácil de olvidar: ligeramente desprolijo (un poco a la manera de Columbo), nada avasallante, sin demasiadas pretensiones. Cuando lo vemos, nos quedamos con su vestimenta clerical, pero no lo miramos a él... y ahí está su secreto. Porque detrás de su aparente inocencia y simplicidad hay un ingenio muy abierto, un cerebro afilado como una navaja y un código moral de acero, que a menudo resulta inesperado. El padre Brown es el único personaje verdaderamente moderno en una pieza de época: un clérigo de mentalidad liberal con abrumador sentido de humanidad y justicia. Su curiosidad acerca de otras personas es insaciable, él no cree que el mundo esté dividido, como mucha gente piensa, entre “malas personas” y “buenas personas”, sino que, todos somos simplemente, personas. Al reconocer esta verdad, el padre Brown no es crítico: después de todo, nadie más que Dios tiene el derecho de juzgar y condenar. Pero más que eso, en lo que él cree profundamente es en la capacidad de las personas para cambiar. El cree que incluso los criminales más atroces albergan un anhelo de redención, una necesidad de perdón y amor. Es esta gran convicción la que le permite al padre Brown lograr un cambio en las vidas de las personas que encuentra a través de sus investigaciones, utilizando su perspicacia y su compasión para ayudar a la gente a navegar en sus propios viajes morales y emocionales. Sin embargo, esta fortaleza, este deseo de redimir y perdonar, también es su defecto, porque la gente no siempre es tan buena como él piensa... Esto significa que a veces los delincuentes que encuentra pueden aprovecharse: él siempre prefiere ofrecerles la oportunidad de arrepentirse y luego entregarlos a la ley.

–¿Cómo conviven en las historias de Father Brown los lados violentos de las historias –asesinatos, incluso abusos físicos– con un personaje principal de modales ingenuos, francos, afables?

–El programa fue creado para dar en la televisión en el Reino Unido en horario diurno, por lo que no podemos mostrar violencia real. Lo que el personaje del padre Brown nos permite hacer es mirar el lado oscuro de la vida a través de la lente de su compasión. El objetivo de la serie no es resolver el crimen en sí, sino saber si el padre Brown podrá lograr que el criminal se arrepienta. Es una serie de detectives cálida, con algo de humor mordaz y cierto tono moralista. El golpe dramático lo da el padre Brown que resuelve (o bien previene) el crimen y desenmascara al criminal. Y que, al hacerlo, logra la justicia natural/moral, aún si eso significa dejar que el criminal se vaya... Esto no es un procedimiento policial: los objetivos y métodos del Padre Brown a menudo están muy en desacuerdo con los de la Ley.

–La última de las historias originales de Chesterton sobre el padre Brown se publicó en los años 30, pero la serie transcurre en los ‘50. ¿Por qué ese cambio?  

–Fue una cuestión puramente práctica. Nuestros presupuestos son bajos y un drama de época establecido en la década de 1950 era más barato de hacer que uno establecido en la década de 1920. Además, una investigación de audiencia sugirió que los dramas de época establecidos “dentro de la memoria viva” son más populares entre el público que los que transcurren en tiempos más antiguos. Por otro lado, el cambio de época les dio a los guionistas algunos temas geniales para tratar: la Gran Bretaña de posguerra fue una época de gran optimismo; el racionamiento y la escasez aún abundaban, pero el espíritu de la guerra aún sobrevivía. La gente recuerda los años 50 como una época en la que todavía se podía dejar la puerta abierta y que los niños jugaban en las calles. La guerra nuclear era una amenaza nueva y atemorizante. La homosexualidad todavía era ilegal. El antiguo sistema de clases todavía existía, pero severamente sacudido por la guerra. Los soldados aún sufrían de estrés postraumático. Todavía había un mercado negro activo. Todo eso es un material excelente para historias de crímenes.

–¿Qué puede decir sobre Mark Williams, el actor que interpreta al padre Brown? ¿Qué le da al personaje?

–Quería elegir a alguien que pudiera interpretar tanto comedia como drama humano. Había visto muchas excelentes comedias de Mark durante años, y sabía que también era un actor de Shakespeare de formación clásica, pero fue su papel como el señor Weasley en las películas de Harry Potter lo que atrajo mi atención y me hizo pensar en él como nuestro padre Brown. Mark es un hombre muy leído e inteligente, y como tal, es ideal para nuestro sacerdote detective. Es un ávido coleccionista de libros sobre crimen e historia. En la primera lectura del guión, por ejemplo, sacó un libro de oraciones vintage y nos dio una bendición en latín.

–¿Usted es consumidora de historias de crímenes y series policiales? ¿Puede comparar al padre Brown con el detective y vicario anglicano de la serie Grantchester?

–¡Me encantan obsesivamente las historias de crímenes! Cuando estábamos pre-produciendo Padre Brown solía ver maratones de episodios de Columbo, en busca de inspiración. Adoro a todos los escritores de la edad de oro del crimen, como Agatha Christie y Dorothy L Sayers. También trabajé en otras series policiales inglesas, como Silent Witness, The Coroner and Shakespeare and Hathaway. Hay mucho drama televisivo criminal maravilloso. Actualmente estoy viendo la sueca The Bridge. En cuanto a Grantchester, bueno, esa serie se basa en una saga de libros, cuyo autor ha reconocido que se inspiró en las historias cortas del Padre Brown. El padre Brown en realidad es un personaje que ha inspirado varios programas de televisión, ¿recuerdas Father Dowling Mysteries, la serie estadounidense de los 90? Otro más.