Gracias a la contundencia ofensiva de sus figuras y un gran funcionamiento colectivo, Uruguay venció a Portugal por 2-1 ayer en la noche de Sochi y está en cuartos de final, donde se medirá con Francia el viernes. Suárez para Cavani por duplicado fue la fórmula celeste del gol; mientras que el transitorio empate portugués llegó por un cabezazo del defensor Pepe.

Uruguay es un equipo tan práctico como temible. El plan de los de Tabárez para prolongar su andar perfecto en Rusia y contener a Cristiano Ronaldo fue el de los encuentros previos: entregar la pelota al rival, esperar ordenado y golpear en los momentos justos. Aunque hubo una pequeña diferencia, esa justeza llegó antes de lo esperado. Ya a los siete minutos, Uruguay encontró la ventaja inicial. Tras una recuperación de pelota, Cavani avanzó por derecha y optó por meter un interminable cambio de frente para Suárez. Mientras la pelota todavía no terminaba de bajar, el pelilargo atacante de PSG encaró para el área. Ya con el balón en sus pies, Suárez levantó la cabeza y metió un preciso centro (o quizá tiro al arco) que encontró a Cavani por detrás de dos defensores. El goleador intentó meter el cabezazo pero le terminó dando con el pecho –algún fanático uruguayo dirá que con el corazón– para poner el 1-0.

 

Lo siguiente fue esperar y observar de cerca la falta de ingenio por parte de los portugueses que abusaron del juego aéreo y los remates desde larga distancia. Quien intentó varias veces por esa vía fue Cristiano, que tras unos primeros minutos perdido entre la dupla central uruguaya se tiró para atrás en busca de algún resquicio par castigar desde lejos. Pero de quien nunca pudo despegarse el de Real Madrid fue del volante Lucas Torreira. El de 1,68 metros lo siguió a todos los lados y cada vez que podía se fajaba con Adonis luso. Sólo por un descuido en la en la pelota parada pudo llegar Portugal al empate a través de Pepe.

Tras el 1-1, Suárez se lamentaba y Muslera intentaba despertar a los suyos a gritos. Se ve que lo logró, porque siete minutos después llegó el golazo que le dio el triunfo a Uruguay. El de Barcelona manejó la pelota de cara a una defensa rival muy en línea y descargó con Cavani que, con cara interna y mucho efecto, le cruzó una pelota inatajable a Rui Patrício. De ahí en más, la Celeste aguantó los embates de los portugueses hasta el final. Pasó algún susto por alguna pelota que se le escapó a Muslera y los desbordes del ingresado Quaresma, pero no grandes sobresaltos.

 

Uruguay está en cuartos, como en sus mejores épocas. Y también de otra época tiene pinta este Uruguay. Por su técnico, el Maestro Tabárez, que parece que está desde siempre. Por su dupla central, Godín y Giménez, que mete miedo. Por los de arriba, Suárez y Cavani que, solos contra el mundo, van y le ganan. Por el pelo largo, pasado de moda, que portan varios de los suyos. Por las medias bajas del Cebolla Rodríguez. Y por la mística, claro, que vienen mostrando en Rusia, donde suman cuatro triunfos en cuatro partidos.