Las internas están a flor de piel en el Gobierno. Y, como pocas veces, terminan exponiéndose públicamente. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, desmintió al jefe de Gabinete, Marcos Peña, sobre la posibilidad de que estuvieran analizando subir impuestos al turismo al exterior. Luego los dos salieron a decir que no hubo contradicción. Peña, por su parte, desmintió a Elisa Carrió, quien relató una conversación privada con el presidente Mauricio Macri en la que el mandatario le habría reconocido que permitió que se tratara el proyecto de interrupción legal del embarazo porque le aseguraron que no salía. Nuevamente, después, el discurso oficial sostuvo que no hubo contradicciones entre los dirigentes. En el medio, aparecen ex ministros, como Juan José Aranguren, que hablan de su “decepción” por haber sido echados del Gobierno. La sumatoria de traspiés parece hablar de un nerviosismo ante la situación económica que nadie en la Rosada está dispuesto a admitir.

Escena I: Peña vs. Dujovne. El principal cortocircuito estuvo entre el ministro coordinador y la persona a la que Macri le encargó la coordinación del gabinete económico. Peña admitió que estaban analizando la posibilidad de aumentar impuestos a los viajes al exterior como una forma de detener la sangría de dólares, justo cuando Dujovne en una videoconferencia le estaba asegurando a los inversionistas de Wall Street lo contrario. Posiciones diferentes sobre qué hacer con la economía hay siempre en el Gobierno. Lo extraño es que se manifesté tan abiertamente.

¿Qué había dicho Peña?: “La posibilidad de discutir el tema de los impuestos a los pasajes al exterior es algo que está sobre la mesa, que algunos sectores lo vienen planteando por el tema del déficit de cuenta corriente que tenemos, y es una de las cosas que se analizará.” Luego de que se prendieran varias alarmas, Dujovne aseguró en el Congreso que la medida no estaba en estudio. E intentó camuflar la desmentida: “No veo una contradicción con lo que dijo el jefe de Gabinete. No pensamos que vamos a resolver la vida de los argentinos aumentando los impuestos. Las sugerencias y reclamos los escuchamos y consideramos pero no tenemos bajo estudio modificar ningún impuesto”, afirmó el ministro de Hacienda. 

Peña aclara I: “Ya existe un impuesto del 7 por ciento a la venta de pasajes al exterior. Lo único que dije es que hay sectores que creen que ese impuesto debería ser más alto. Y eso es lo que dije que está en la mesa junto a muchas otras propuestas que se discutirán en el marco del debate presupuestario”, afirmó Peña, para intentar dejar zanjada la cuestión. “No hubo contradicción”, insistían ayer en el equipo de comunicación presidencial. “Analizar no es confirmar. Ni Peña, ni Guillermo Dietrich confirmaron nada. Se analizan muchas cosas todo el tiempo. No necesariamente terminan sucediendo”, insistieron. “El resto son interpretaciones erradas”, advirtieron.

Escenario II: Peña vs. Carrió. El segundo cortocircuito fue la clásica maniobra de control de daños ante una declaración de Carrió, algo a lo que a esta altura ya están habituados en la Rosada. “No pasó nada. Ni siquiera está enojada”, decían los macristas que tienen habitual diálogo con la aliada. ¿Qué ocurrió? Mientras expresaba su rechazo al proyecto de aborto legal, Carrió sostuvo que Macri especuló con que no iba a salir y por eso habilitó que su bloque lo tratara en Diputados. Aseguró que el presidente había sido ingenuo en el cálculo. Peña debió salir a desmentirla, con el mayor cuidado posible. Dijo que Macri nunca especuló y que dio luz verde al proyecto por su convicción en un debate democrático. Pese a los cuidados, si lo que dice Peña es cierto, se deduce que Carrió mintió sobre su diálogo telefónico con el presidente. Las dos cosas no pueden ser ciertas. En el macrismo, interpretan: “Leyó mal ella. Es ella la que creyó que no salía”. 

Peña aclara II: “No hay contradicciones con Elisa Carrió en lo que dijimos: Macri fue y es prescindente en el tratamiento parlamentario del aborto, convencido del valor democrático del debate”, escribió Peña ayer en su cuenta de Twitter, en plan de suavizar los roces con la aliada cívica. Pese a que en la Rosada insisten en que no hay ni internas ni errores de comunicación, se van acumulando las aclaraciones...

Escenario III: Aranguren decepcionado. Otras piezas de la comunicación que se escapan son los ex funcionarios. La salida de Aranguren del ministerio de Energía fue un movimiento muy grande y, de hecho, luego de eso Macri congeló todos los otros cambios de Gabinete que le venían proponiendo desde la mesa política. Además de tiempos de incertidumbre económica, son también momentos de ex funcionarios que salen a expresar malestar. El número uno en esto, claramente, fue Carlos Melconián, quien los acusó de “haber estado boludeando dos años” y descartó que el FMI sea distinto al de otras épocas. Aranguren fue más cauto, pero no ocultó cierto enojo: “No me quería ir del Gobierno. No renuncié. No lo voy a negar: me decepcionó. Lo tomé con sorpresa y decepción”, dijo. Peña había comentado a uno de sus adláteres que le gustaría terminar con los off the record de funcionarios con periodistas, una práctica que el jefe de Gabinete dice no compartir. Con este nivel de exposición de las internas, casi que no van a ser necesarios.